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NABISCO-TERRABUSI
SALIO DE COMPRAS
Se vendió Canale

Macri se desprendió de la fábrica de galletitas. Así, Arcor quedó como la única gran empresa del sector que sigue en manos argentinas.

Francisco Macri, titular de Socma. También empezó su repliegue.
Antes había salido de Sevel-Peugeot; ahora se desprendió de Canale.

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Por Claudio Zlotnik

t.gif (862 bytes) Las galletitas Cerealitas y las Soleadas dejaron de ser argentinas, lo mismo que las Tosti. Ayer, el Grupo Macri vendió Canale a la estadounidense Nabisco, dueña también de Terrabusi. La operación se concretó en 126 millones de pesos. De esta manera, Terrabusi se posicionó como la líder en ventas de galletitas, un mercado copado por compañías extranjeras. Entre las principales alimentarias, sólo Arcor permanece en manos argentinas.
El cambio de timonel en Canale no escapa a las leyes que están rigiendo a la economía argentina. En un mundo globalizado y con las multinacionales instaladas en el país, a las compañías locales se les hace cuesta arriba la posibilidad de competir. Mientras los monstruos internacionales acceden a financiamiento barato a través de sus casas matrices del Primer Mundo para expandirse, las empresas argentinas chocan inevitablemente con costos mayores. En este contexto se plantea la carrera desigual entre unas y otras, que desemboca en que las multis absorben a las nacionales, por más que éstas se encuentren manejadas ya no por familias sino incluso por poderosos grupos argentinos, como Socma a través de la división alimentos de Francisco Macri.
Justamente, en el rubro de las galletitas, mermeladas y enlatados, los costos del acceso al financiamiento es determinante, ya que la rentabilidad del sector es muy baja, en el orden del 3 al 5 por ciento anual de las ventas. No es casual que los dueños de las galletitas sean la estadounidense Nabisco (Terrabusi y Canale) y la francesa Danone (Bagley). Con el cambio de manos de Canale, Nabisco pasó a controlar el 34 por ciento del mercado, seguida de Danone, con el 27 por ciento. En el tercer puesto del ranking quedó Arcor, con el 15 por ciento. Se estima que el mercado de las galletitas mueve unos 1000 millones de dólares anuales. Pero si a éstas se añaden las mermeladas y las conservas, el monto llega a duplicarse.
Macri ingresó en Canale hace cinco años pagando 24 millones de pesos. En el medio inyectó abultados aportes de capital, lo que le permitió elevar la facturación de la empresa de 80 millones en el ‘95 a 178 millones el año pasado. Sin embargo, y pese al relanzamiento de la marca, Canale nunca dio ganancias. En el ‘98 dio pérdidas por 6,3 millones, y en el primer trimestre del ‘99 el rojo en el balance alcanzó a los 8,7 millones. El quebranto tiene una explicación: Canale arrastra deudas por 178,8 millones, un monto similar al total de sus ventas. Por ese pasivo, la empresa debió pagar intereses por 11,4 millones el año pasado. Según el comunicado enviado ayer a la Bolsa, con el dinero recibido por la transacción, Macri cancelará deuda por 96,8 millones.
El acuerdo con Nabisco comprende a Canale do Brasil, el pool de empresas que Macri manejaba en el país vecino dedicadas a la elaboración de galletitas, fideos y las pastas secas de la línea Quaker. A su vez, Nabisco ya tiene un pie puesto en Brasil: en su planta de la ciudad de Piracicaba, a 150 kilómetros de San Pablo, produce los postres Royal que llegan a la Argentina. Y en Pacheco, provincia de Buenos Aires, fabrica las galletitas, las pastas y las golosinas Tita y Rhodesia. “El negocio de Canale será integrado a las operaciones ya existentes de Nabisco en la Argentina”, definió el presidente de la compañía estadounidense, James Kilts, al anunciar la operación. Nabisco le pagó a Macri 2,72 pesos por cada acción de Canale, el doble del valor de cierre de ayer en el mercado. Al mismo tiempo, la compañía estadounidense anunció que comprará el tres por ciento del paquete accionario que está en poder de pequeños inversores. Y que retirará a Canale de la Bolsa.

 


 

DETERIORO EN EL INTERCAMBIO
Creció el rojo comercial

t.gif (862 bytes) La balanza comercial de julio registró un déficit de 331 millones de dólares. Con ese desequilibrio, el rojo se situó en 699 millones de dólares durante los primeros siete meses del año. Este resultado surge de exportaciones por 13.448 millones y de importaciones por 14.147 millones. Las cifras estimadas por el INdEC, además, muestran que el intercambio global cayó 21 por ciento, respecto del mismo lapso del año anterior, al totalizar 27.595 millones.
El desequilibrio es sensiblemente menor a los 2838 millones registrados entre enero y julio de 1998, pero la reducción no implica una mejora de la performance comercial de la Argentina, sino una fuerte caída del 25 por ciento en las importaciones. El INdEC insistió con que esos resultados continúan influidos por la crisis en la economía internacional.
Al mismo tiempo, el informe destaca que la baja de exportaciones es consecuencia de un retroceso del 16 por ciento en los precios, ya que las cantidades permanecieron prácticamente constantes. Por su lado, en el caso de las importaciones, que se derrumbaron un 25 por ciento desde enero, sería producto “de la disminución conjunta en los precios y las cantidades del orden del 7 y 19 por ciento, respectivamente”. Al respecto, el estudio muestra que, en virtud del deterioro de los términos del intercambio, si durante los primeros siete meses del ‘99 hubieran prevalecido los precios vigentes en ese lapso del año pasado, el valor de las exportaciones hubiera sido superior en 2356 millones y el de las importaciones en 1138 millones. De ese modo, el saldo habría sido un superávit de 521 millones.
La caída de valor de las exportaciones entre enero y julio último alcanzaron los 2491 millones de dólares, de los cuales correspondieron 846 millones al sector automotor, 385 millones al maíz (38 por ciento menos que en 1998), 296 millones al trigo, 168 millones al petróleo (-18 por ciento) y 949 millones a otros productos.
El intercambio con el resto de los países del Mercosur en los siete meses analizados resultó positivo en 391 millones. Con el Nafta el desequilibrio bajó a la mitad y se situó en 1420 millones. Con la Unión Europea las exportaciones subieron 5 por ciento y las importaciones bajaron 20, con lo que el rojo de la balanza con esa región disminuyó a casi la mitad y quedó en 1219 millones. En tanto, los países asiáticos compraron por 1159 millones (1 por ciento menos que un año atrás) y vendieron por 1757 millones, 26 por ciento menos.

 

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