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EN LA CAJA NEGRA, EL COMANDANTE
PARECE RESTAR IMPORTANCIA A LA ALARMA QUE SUENA
La voz del piloto y dos palabras: “no, no”

En un informe preliminar sobre el contenido de la caja negra, se destaca una respuesta del piloto: “no, no”, dice, sobre el sonido de la alarma, al parecer quitándole importancia.

Los brigadieres De Saa, Dutra y Baigorria respondieron ayer a los diputados sobre el accidente.

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t.gif (862 bytes)  Dos palabras conforman la hermética señal que el comandante de Boeing 737 de LAPA y su copiloto dejaron registradas en la caja negra que recoge los últimos diálogos detectados en la aeronave accidentada. “No, no”, se escucha decir, presuntamente al piloto, sobre el fondo de una alarma que suena insistente. No parece un grito de horror –según interpretan los investigadores– ni un intento por abortar el vuelo, sino más bien una forma de restar importancia a la advertencia de la máquina, según revelaron a Página/12 fuentes de la investigación.
La alarma, suponen los investigadores, alertaba al comandante que los flaps –los alerones ubicados en la parte posterior de las alas– no estaban en posición para despegar. Le pedía al piloto que abortaran el decolaje, maniobra que, por una extraña razón, el comandante no asumió.
El críptico mensaje que el piloto dejó grabado en la caja negra es la primera versión textual que los investigadores tienen del diálogo que se mantuvo en la cabina. La desgrabación fue realizada por la National Transportation Safety Board (NTSB), de los Estados Unidos. Un informe preliminar de esa desgrabación llegó hace tres días a la Junta de Investigaciones de Accidentes Aéreos que, para esta emergencia, está integrada por oficiales de la Fuerza Aérea, representantes del gremio de pilotos, peritos de la empresa Boeing y de la propia NTSB.
La voz del piloto y el sonido de la alarma coinciden con otra evidencia recogida por los investigadores locales: el mecanismo que acciona los flaps no había sido accionado. Para poder despegar, esos alerones deben ser colocados a 45 grados respecto del ala, antes de imprimir velocidad a los motores. Esto permite que, al correr por la pista, el eje de sustentación de la nave pase de las ruedas a las alas. Si los flaps no son accionados o fallan, el comandante debe abortar el despegue. Esto debe ocurrir antes de que la máquina llegue a la velocidad V1, o velocidad de decisión que, según el caso, oscila en los 220 kilómetros por hora. pasada esa velocidad, ya no se puede dar marcha atrás. Pero el avión tampoco podrá levantar vuelo y el desastre será inevitable.
En el caso del Boeing 737 accidentado –según los testimonios–, la máquina nunca levantó su trompa pero nunca alcanzó a levantar vuelo y terminó su carera descontrolada estrellándose contra un talud, en el campo de golf de Punta Carrasco.
A esta altura de la investigación, las evidencias apuntan a un error humano. Pero los datos deben tomarse con pinzas y vincularse con otros interrogantes que aún deben responderse: si la alarma sonó a tiempo o si el piloto la desconoció porque venía funcionando mal y se activaba sin que hubiera fallas.
Lo menos explicable, hasta ahora, es la presunta omisión en el accionamiento de los flaps. La rutina para los despegues establece obligatoriamente un chequeo que hacen los tripulantes para verificar que los comandos estén en orden y los flaps en posición. Esa rutina establece que el copiloto lea un listado de control, en el cual están mencionados los alerones para el despegue. “Flaps a requerimiento”, dice el copiloto. Y el comandante le contesta con un OK.
Si se omite este control, debe aparecer como red de contención la alarma, apenas el avión toma velocidad. Se trata de una señal sonora, que en muchos aviones –no era el caso del Boeing accidentado– viene acompañada por una luz roja intermintente o una voz grabada que advierte con precisión el error cometido.

 

Un altercado con el juez
Por E.V.

Una insólita disputa volvió a plantearse entre el juez Gustavo Literas, a cargo de la investigación del accidente, y la cúpula de la Fuerza Aérea. Los brigadieres sostienen que ya tienen parte de la información de la caja negra, pero que no la difunden porque el juez dispuso el secreto de sumario. Se tomaron tan a pecho esa orden judicial que ni siquiera le acercaron el informe al magistrado, según confirmó anoche el propio Literas. El juez libró ayer un oficio a la Fuerza Aérea reclamando ese informe que, “atento a las versiones periodísticas, estaría en poder de la Junta de Investigaciones”. Pero la nota no fue contestada.
Según la versión taquigráfica, el brigadier Enrique Dutra, jefe del comando de Regiones Aéreas, había dicho el miércoles ante la Comisión Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones del Congreso: “Afortunadamente, esa información (de las cajas negras) la obtuvimos en forma muy rápida, entonces tenemos la certeza de lo que ocurrió, pero si yo hablo el juez Literas me va a procesar”.
–¿Ustedes tienen lectura de la caja negra? –preguntó un legislador.
–Sí, por eso estoy afirmando lo que estoy afirmando, pero no puedo entrar en detalle.
Fuentes judiciales revelaron a este diario que el juez montó en cólera cuando conoció este diálogo. “Si no le dan los datos al juez, los va a procesar por ocultar información”, confió la fuente a este diario.


Seguridad en proyectos

La Cámara de Diputados decidió otorgar “trato preferencial” a un paquete de proyectos para mejorar la seguridad en los aeropuertos, uno de los cuales podría dejar sin trabajo a Rodolfo Barra, titular del organismo que fiscaliza las privatizaciones en el área.
Esa preferencia significa que deberán ser tratados en la próxima sesión, el miércoles de la semana que viene. Los proyectos fueron presentados por la diputada Alicia Castro –a su vez titular del gremio de Aeronavegantes-, y el primero de ellos solicita que el canon que deben pagar los concesionarios de aeropuertos sea efectivamente destinado a mejorar las condiciones de las estaciones aéreas no concesionadas. “En realidad el decreto de privatización de aeropuertos ya fijó ese destino –dijo a este diario la diputada Castro– pero el organismo regulador no está controlando y ha otorgado al concesionario descuentos grandes e injustificados.”
Precisamente, el segundo de los proyectos pide el reemplazo del Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (Orsna), que preside Rodolfo Barra, por un organismo de control y regulación de las concesiones que funcione en el ámbito de la Comisión Bicameral de los Servicios Públicos.
También se solicita la reasignación de una partida de 85 millones de pesos, del Presupuesto Nacional del año en curso, para “equipamientos de seguridad aeroportuaria que la Fuerza Aérea ha declarado imprescindible”.
Tal como dio a conocer el miércoles este diario, Alicia Castro, en su condición de dirigente gremial, denunció ante la Justicia a la Orsna por cambiar de hecho el contrato de concesión de los aeropuertos, permitiendo que el concesionario deje de pagar gran parte del canon establecido en la licitación correspondiente.
Por otra parte la Cámara baja aprobó, por unanimidad, repudiar una solicitada publicada por la empresa Aeropuertos Argentina 2000, “por agraviar al cuerpo legislativo” (en referencia a la diputada Castro), y solicitó a la Comisión de Transportes citar a esa empresa para el correspondiente desagravio y que, “si no concurren, sean citados por la fuerza pública”.


 

FA REVELO QUE EN 1998 SANCIONO A LAPA POR FALTA DE MANTENIMIENTO
“Tuvimos que aumentar los controles”

Por Eduardo Videla

t.gif (862 bytes) La Fuerza Aérea detectó en 1998 deficiencias en el sistema de control de fallas técnicas de la empresa LAPA, dispuso un refuerzo de las inspecciones a esa compañía y rechazó la incorporación de cinco nuevos aviones, como parte de una serie de sanciones por falencias en el mantenimiento. Así lo reveló ayer el titular de la Dirección Nacional de Aeronavegabilidad, brigadier Juan Baigorria, en una sesión especial de la Comisión de Transporte de la Cámara de Diputados, donde se analizaron las causas del accidente del avión de LAPA. En la sesión, el subjefe de la Fuerza Aérea, brigadier Roberto de Saá, formuló un enérgico reclamo por el recorte de presupuesto destinado a seguridad aérea: “En un año se redujo de 120 a 82 millones. De esa manera, se penaliza la posibilidad de inversión en seguridad”, dijo De Saá a Página/12.
La reunión en la comisión duró nueve horas. Faltó a la cita el presidente de LAPA, Andrés Deutsch, quien dejó todas las explicaciones en manos del gerente general, Ronaldo Boyd, y un grupo de técnicos. A juicio de los diputados Alicia Castro (Frepaso) y Dámaso Larraburu (PJ), los argumentos de la empresa resultaron endebles ante el abrumador peso de las denuncias por falencias en el mantenimiento realizadas en el recinto por los gremios de los aeronavegantes y de los técnicos aeronáuticos, y de la propia Fuerza Aérea.
El golpe más fuerte lo aplicó, justamente, el titular de la DNA, inmediatamente después de que “Rony” Boyd elogiara a ese organismo por su “alto reconocimiento internacional”. Dijo el brigadier Baigorria: “En 1998 la DNA encontró ciertas deficiencias en el sistema de confiabilidad de LAPA, un sistema de análisis y vigilancia continua donde se centralizan las fallas que se registran en los aviones, para determinar si están dentro de los parámetros normales o exceden esos límites”. Se trata de un sistema de software con el que cuentan las grandes compañías para el análisis de las fallas y su comparación con los parámetros que dan los manuales.
A partir de esa comprobación, explicó Baigorria, “se aumentó considerablemente el control técnico de la empresa, con una presencia casi constante de nuestros inspectores”. “Se realizaron 40 inspecciones en todo el año”, más del doble que lo habitual, precisó. A raíz de estas deficiencias, la Fuerza Aérea rechazó la incorporación de cinco nuevas aeronaves a la empresa LAPA. “Si el sistema no estaba en condiciones para controlar las veinte máquinas con que contaba la aerolínea, mal podían sumar nuevos equipos”, explicó Baigorria ante la comisión.
El titular de la DNA confirmó además que el último año se adoptaron sanciones contra LAPA por falencias en el mantenimiento de sus máquinas. Entre ellas, mencionó la aplicación de multas y paradas de aviones en tierra, entre ellos, 12 aparatos que estuvieron fuera de servicio en diciembre de 1998 porque habían sido reparados en un taller clandestino.
Boyd, por su parte, asumió “la total responsabilidad de la empresa” ante las consecuencias del accidente. Precisó que, de acuerdo con la ley, los familiares de los muertos en el accidente deben recibir una indemnización de 70.000 pesos, aunque anunció que la empresa analizará “cada caso en particular”.
El directivo admitió que los aviones salen de Aeroparque con los tanques llenos “por una cuestión de costos, dado que el combustible es más caro en el interior”. El dato no es menor pues la máquina accidentada pudo tener un exceso de peso. También reconoció que la empresa presentó un recurso de amparo para disminuir las horas de capacitación en seguridad de los tripulantes de cabina (azafatas), dispuesta por la Fuerza Aérea.
Sobre el final, De Saá graficó la situación de la Fuerza Aérea: “Somos como un boxeador con las manos atadas: esquiva los golpes pero nunca podrá ganar”. El brigadier denunció que en el último ejercicio “el Estado se quedó con más de 40 millones” destinados a la seguridad aérea. Ydespotricó contra las empresas aéreas, que pagan a Aeropuertos 2000 aumentos de 7 a 40 pesos el metro cuadrado por los lugares que ocupan en Aeroparque, y a nosotros nos deben 15 millones por la tasa de protección aérea”. “Vamos a encarar el cobro judicial de esa deuda”, anunció a Página/12.

 


 

UN PEDIDO DE LOS FAMILIARES
“Que nadie tome vuelos”

t.gif (862 bytes) “Pretendemos que desde mañana ningún argentino tome más vuelos de la empresa LAPA”, dijo María Miranda, vocera del grupo recientemente conformado por los familiares de las víctimas de la tragedia aérea ocurrida la semana pasada, en el Aeroparque Jorge Newbery. Los familiares reunidos en Córdoba pidieron muestras de solidaridad a los argentinos, convocándolos a que el 30 de septiembre, en señal de duelo y para reclamar justicia, nadie suba a un avión, cualquiera fuera la aerolínea.
El miércoles por la noche alrededor de 150 personas, entre familiares de los fallecidos y sobrevivientes, se reunieron en el salón de actos municipal de Córdoba, para consensuar acerca de sus reclamos. Asimismo, se eligió una comisión que el próximo sábado se reunirá con un grupo de abogados cordobeses, con el fin de iniciar las acciones legales.
Este grupo asegura haberse sentido presionado por la línea aérea, que -afirman– habría intentado frenar acciones legales, mediante llamados a los familiares y sobrevivientes.
Entre tanto familiares, amigos y allegados de las víctimas del vuelo 2553 de Austral, el accidente ocurrido el 10 de octubre de 1997 en Fray Bentos, se reunirán hoy a las 21:00 horas, al cumplirse 23 meses del hecho. El encuentro se llevará a cabo en el Aeroparque Jorge Newbery, y tiene el expreso objetivo de concientizar a la ciudadanía acerca de los riesgos ciertos que implica volar en el país. Coincidentemente el 30 de agosto, fecha en que ocurrió el accidente de la aerolínea LAPA, los familiares de las víctimas de Fray Bentos acababan de conformar la Asociación de Usuarios de Líneas Aéreas, con el fin, dicen, “de contrarrestar los negociados que hay detrás de las empresas de transporte aerocomercial”.

 

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