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Por Pablo Rodríguez Se mantuvo 70 años en el poder con un sistema parecido a una monarquía. Quizás por eso, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) calificó de histórico el debate televisivo del miércoles por la noche entre sus cuatro precandidatos presidenciales. En realidad, el debate estuvo centrado en dos de ellos, Francisco Labastida y Roberto Madrazo. En una discusión cargada de acusaciones, Madrazo apareció como el vencedor según la mayoría de las encuestas. El derechista Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática (PRD, centroizquierda), que estudian la posibilidad de aliarse para vencer al PRI en los comicios del 2000, descalificaron el debate y estimaron que lo único remarcable es que tanto Madrazo como Labastida se acusaron como hijos políticos del ex presidente multicorrupto Carlos Salinas de Gortari.Según el diario La Jornada, el presidente del PRI, José Antonio González Fernández, les había ordenado a los voceros del partido y a los propios precandidatos que si les preguntan quién ganó, ustedes sólo deben contestar: el PRI. Pero el PRI en realidad fue el gran perdedor, declaró ayer Cuauhtémoc Cárdenas, precandidato presidencial favorito del PRD y alcalde de la ciudad de México, porque sus precandidatos cayeron en un cinismo inaudito: son hijos Salinas de Gortari y sin embargo les pesa la sombra del ex presidente. Cárdenas estimó que los cuatro fantásticos, como se los conoce irónicamente en México, fijaron posiciones sobre algunos puntos pero no entraron en discusión de ningún tema relevante para el país o para un proyecto nacional. El PAN no se quedó atrás con los dardos. Lo del miércoles fue una bien documentada confesión del fracaso de sus gobiernos en los últimos 70 años, dijo el partido en un comunicado, y queda claro que el cambio en México incluye la salida del PRI del poder. Vicente Fox, el único candidato presidencial ya determinado de los que actualmente están compitiendo, fue más allá. No estamos hablando de un debate real, porque solamente un mexicano despistado no sabe que Labastida es el candidato y que todo se irá componiendo para que él sea el abanderado del PRI, todo eso está predeterminado. Fox se refería a la práctica sucesoria en el PRI durante sus 70 años en el poder: el dedazo, la elección del presidente en funciones de su sucesor. Uno de los lemas de campaña de Madrazo, que se posiciona como el rebelde del partido, es justamente Dale un madrazo (un golpe) al dedazo.El debate se realizó en el auditorio del World Trade Center de la capital mexicana con miras a las internas abiertas del PRI del 7 de noviembre próximo para elegir al candidato presidencial del 2000. Lo que más abundó fueron las acusaciones: Madrazo tachó a Labastida de candidato oficial y Labastida le dijo que ésa era una más de sus largas mentiras. Ambos se acusaron además de ser respaldados por Salinas de Gortari. Luego, Madrazo les reprochó a Labastida y Bartlett, quienes fueron en diferentes períodos secretarios de Gobernación (Interior), no haber resuelto el problema de inseguridad que es el que más preocupa a la población.La encuestadora Indermerc-Louis Harris indicó que la intervención de Madrazo fue considerada mejor por el 41 por ciento de los consultados, mientras que Labastida obtuvo el 25 por ciento. Por su parte, Manuel Bartlett y Humberto Roque Villanueva alcanzaron apenas el 16,5 y 9,4 por ciento, respectivamente. Otro sondeo, del Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Universidad de Guadalajara, también indicó la superioridad de Madrazo, según 950 encuestados, pero por un margen exiguo: 27,3 por ciento contra un 25,5 por ciento. Pero esta misma encuesta reveló que el 45,5 por ciento de los entrevistados no vio televisión a la hora del debate y que el 23,1 por ciento dedicó su tiempo a una telenovela. Esto indica que en realidad la televisión fue la gran perdedora, ya que además, durante el debate, no pudo colocar comerciales, señaló el escritor y periodista Carlos Monsiváis.
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