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El CINE DEL MUNDO SE MUDO AL FESTIVAL DE TORONTO
Hasta Woody está en Canadá

La muestra no competitiva presenta 319 films de 50 países, entre ellos los argentinos “Ríoescondido”, “Mundo grúa” y “Garage Olimpo”.

Woody Allen estrena en el festival canadiense “Sweet and lowdown”.
Sean Penn es un guitarrista de jazz, acompañado por Uma Thurman.

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Por Luciano Monteagudo Desde Toronto, Canadá

t.gif (862 bytes) El Festival Internacional de Toronto cumple este año veinticuatro ediciones consecutivas, y ha logrado la extraña proeza de crecer en cantidad sin descuidar la calidad. Durante once días (que se inician hoy y concluirán el próximo domingo 19) la muestra canadiense, una de las más prestigiosas del calendario cinematográfico internacional, exhibe 319 films provenientes de más de 50 países. La particularidad del Toronto International Film Festival es que se trata de una muestra no competitiva, lo que le permite contar no sólo con todos aquellos films que vienen recogiendo premios y elogios de la crítica en los principales festivales europeos (Berlín, Cannes, Venecia incluso, que finaliza mañana) sino también con una enorme cantidad de películas que prefieren tener su estreno mundial en Toronto, que funciona a la manera de un gran trampolín hacia el mercado estadounidense en particular y el angloparlante en general. “Es la puerta de entrada a 250 millones de espectadores”, suele ufanarse Piers Handling, el director de la muestra, que este año se enorgullece también del amplio espectro geográfico y temporal que recorre el festival: “Las películas abarcan todo el globo, desde una aldea rural africana hasta los suburbios de Buenos Aires”.La referencia alude a Mundo grúa, el film de Pablo Trapero premiado en Venecia, que junto con Río escondido, de Mercedes García Guevara, y Garage Olimpo, de Marco Bechis, integra la presencia argentina en Toronto. Los tres cineastas tratarán de abrirse paso en un festival que se ha forjado la reputación de lanzar hacia la fama a directores jóvenes y desconocidos, como alguna vez lo fueron Quentin Tarantino, que salió de aquí con el premio de la crítica (Fipresci) para Perros de la calle, o los hermanos Coen con Simplemente sangre, Gus Van Sant con la lisérgica Drugstore Cowboy y Hal Hartley con La verdad increíble, por nombrar apenas un puñado de revelaciones nacidas en Toronto.Este año hay toda una nueva camada de cineastas esperando ser los elegidos –la sección Discovery, reservada a óperas primas, tiene 34 films inscriptos, entre ellos Girls’ Night Out, de Im Sang-Soo, que viene a demostrar la vitalidad del nuevo cine coreano–, pero el Festival también preparó otra sección, titulada The Masters, donde se presentan algunos de los más importantes cineastas de los últimos tiempos, como el iraní Abbas Kiarostami con El viento nos llevará, el japonés Takeshi Kitano con Kikujiru, el portugués Manoel de Oliveira con La carta, el ruso Aleksandr Sokurov con Moloch, el finlandés Aki Kaurismäki con Juha y el mexicano Arturo Ripstein con El coronel no tiene quien le escriba, su versión de la novela de García Márquez protagonizada por Fernando Luján y Marisa Paredes.Otros cineastas consagrados ocupan las secciones Gala y Special Presentations, empezando por Woody Allen. El new yorker por excelencia estrena en Toronto Sweet and lowdown, protagonizada por Sean Penn, como un ascendente guitarrista de jazz, acompañado por esa imagen viviente de Modigliani que es Uma Thurman. Entre los estadounidenses también están Lawrence Kasdan con su comedia Mumford, Paul Schrader con Forever mine, Kevin Smith con Dogma, Steven Soderbergh con The Limmey y Wes Craven, un maestro del terror, que con Music of the heart, protagonizada por Meryl Streep, se decidió a probar suerte en las aguas tormentosas del melodrama. De España llegó Fernando Trueba con La niña de tus ojos; de Irán Majid Majidi con El color del cielo (flamante ganadora del Festival de Montreal); de Japón Nobuhiro Suwa con M/Other (premiada por la crítica en Cannes, en mayo pasado) y de Francia todo un ejército encabezado por Eric Zoncka –el mismo de La vida soñada– con Le petit voleur, Benoit Jacquot con Pas de scandale, protagonizada por Isabelle Huppert, y Romance, laescandalosa película de Catherine Breillat, con un actor de películas porno haciendo lo que mejor sabe hacer. Los dueños de casa, a su vez, se reservaron la velada de apertura para Felicia’s Journey, del local Atom Egoyan, y tienen toda una sección titulada Perspective Canada, con 19 largometrajes y 37 cortos para mostrarle al mundo, entre los cuales están The five senses, de Jeremy Podeswa, una de las revelaciones de la Quincena de los Realizadores de Cannes, y Emporte-moi, de la francoparlante Léa Pool, un sensible retrato de la artista adolescente muy bien recibido en la última Berlinale.

 

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