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Por Mariana Carbajal Abel Chajchir, el cirujano plástico del presidente Carlos Menem fue condenado a pagar 19.500 pesos a una ex paciente suya que lo demandó al no quedar conforme con los resultados de las operaciones estéticas que le realizó en la cara y en la cola. "Entiendo que existió culpa en el desempeño profesional del demandado, por lo que éste deberá responder por los daños", sentenció el juez en lo Civil Nº 72, Luis Alberto Dupou. El falló, al que tuvo acceso Página/12, fue apelado por el famoso cirujano y se encuentra en la Cámara Nacional de Apelaciones. Según denunció la mujer, tras ser intervenida quirúrgicamente por Chajchir le quedó "el rostro hinchado, con dolores e insensibilidad en ambos pómulos", mientras que las prótesis de silicona que le implantó en los glúteos para aumentar sus curvas terminaron "desequilibradas" y "en la parte superior se unieron, provocándole una malformación del tamaño de un huevo de avestruz". Tiempo después, una de las prótesis se le reventó y tuvo que ser sometida a una operación reparadora. La denunciante es Guadalupe Fleischer, una mujer de 43 años, que vive en el barrio porteño de Palermo. De acuerdo con la demanda por "daños y perjuicios", el 12 de noviembre de 1992 el médico le realizó una cirugía estética para retocar sus facciones y darle volumen a la cola, "sin que lograra el resultado prometido, por lo que fue sometida a cuatro operaciones posteriores, incluyendo una lipoaspiración en su rostro". Según declaró, la primera operación --la única que Chajchir le cobró-- le costó 6000 pesos e incluyó retoques en la nariz y en los párpados, la inclusión de prótesis en los pómulos, y de siliconas en los glúteos. La mujer afirmó que todas las intervenciones quirúrgicas se llevaron a cabo en el señorial Centro Médico Barrancas, que el cirujano plástico montó en Belgrano. La última operación habría sido el 9 de junio de 1993. Consultado por este diario, Chajchir anunció que no hará declaraciones sobre el caso. El médico se limitó a destacar que este año fue designado presidente del congreso nacional de la especialidad que organiza en octubre la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, de la que él es miembro titular. El juez Dupou firmó la condena en contra de Chajchir el 2 de agosto, pero la sentencia trascendió esta semana. El magistrado determinó el pago de una indemnización de 19.500 pesos a favor de Fleischer: * 6000 pesos como reintegro del monto pagado al cirujano, por no haber cumplido con "el resultado esperado" (embellecerla), "o sea el objeto del contrato". * 10.000 pesos para resarcir el daño moral que le ocasionaron a la mujer los resultados estéticos adversos. "Se ha probado el estado depresivo que ello produjo a la demandante, sin duda por la desazón espiritual y el sentimiento de frustración al advertir el irregular resultado de la operación", precisó el magistrado en el fallo. * 3500 pesos para cubrir el costo de una operación posterior a la que debió someterse la mujer para que le extrajeran las prótesis de los glúteos, cuando uno de los implantes de silicona se le reventó. El juez Dupou confirmó a Página/12 que la sentencia ya fue apelada por Chajchir, quien se hizo famoso por sus asiduas visitas a la Quinta de Olivos, para aplicarle inyecciones de colágeno al rostro presidencial con el fin de disimular las arrugas. Los allegados del médico cuentan que empezó a ocuparse de las facciones de Menem en sus épocas de gobernador de La Rioja. Durante la era menemista, Chajchir acrecentó su cartera de pacientes y entre ellos figuraron personajes como la ex primera dama Zulema Yoma y al actor Carlos Perciavalle. Pero el hecho que lo catapultó a la fama fue la antológica "picadura de avispa" con que el entorno presidencial quiso encubrir una operación estética del jefe de Estado, durante la Semana Santa de 1991. Desde un primer momento se lo señaló a Chajchir como el autor de la "picadura" y se pensó que la inflamación del rostro de Menem había respondido a una reacción alérgica al colágeno. Incluso, Chajchir en persona llegó a adjudicarse públicamente la "picadura", probablemente en busca de mayor popularidad. Sin embargo, después se supo que no fue a raíz de un tratamiento antiarrugas en manos de Chajchir que la cara del Presidente se inflamó excesivamente en aquel momento, sino por un implante de pelo que le realizó otro cirujano plástico, Luis María Ripetta, según surgió de una investigación del periodista Luis Majul plasmada en su libro Las máscaras de la Argentina.
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