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Después del peor atentado de suhistoria, Rusia vive en el terror

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Las centrales nucleares fueron puestas bajo un régimen especial de seguridad y 4000 policías adicionales patrullan Moscú tras el atentado que dejó 90 muertos.


t.gif (862 bytes)  Como en la Argentina después de las voladuras de la Embajada de Israel y la AMIA, en Moscú ya se habla de otro atentado. La explosión del miércoles –que provocó 90 muertos y 200 heridos, e hizo desaparecer un edificio de ocho pisos– no fue reivindicada por ningún grupo terrorista, pero una “voz caucásica” aseguró a la agencia rusa Interfax que fue una venganza islamista por las acciones militares rusas en Daguestán. El primer ministro Vladimir Putin aceptó ayer implícitamente la conexión caucásica al poner en marcha un plan de seguridad para proteger a las plantas nucleares de posibles atentados, y al realizar un impresionante despliegue de 4000 policías en las calles de Moscú. El reconocimiento de que los combates en la república de Daguestán amenazan con jaquear a la capital rusa se convirtió en el pretexto perfecto para redoblar la ofensiva del ejército ruso sobre los rebeldes musulmanes, que ayer perdieron una de las siete aldeas en las que pretenden instalar un Estado islámico. El 31 de agosto, una bomba estalló en un centro comercial de Moscú. Cinco días después, un coche bomba mató a 64 personas en un edificio militar en Buinasks, en la conflictiva república de Daguestán. El primer atentado fue reivindicado por un grupo islamista solidario con los rebeldes daguestaníes, y el segundo fue atribuido a células terroristas por las autoridades. La explosión del miércoles no está lejos de esas explicaciones. Ayer, la policía local caratuló el hecho como un “ataque terrorista”, y detuvo a dos sospechosos, fortaleciendo la “pista chechena”. En un primer momento, las autoridades moscovitas se habían inclinado por la hipótesis de que un escape de gas en el edificio había provocado el desastre. Pero todos los testigos interrogados aseguraron que sintieron un fuerte olor a pólvora y azufre, una marca característica de las explosiones de TNT. Cuando horas después los responsables de la investigación encontraron partes del sistema de calefacción a más de 300 metros del lugar, la hipotética explosión de gas perdió toda credibilidad.Los equipos de rescate dieron por terminada ayer su tarea con la cifra final de 90 muertos. Los servicios de seguridad (SFS, ex KGB) hicieron a un lado su desconfianza inicial y tomaron como línea de investigación la llamada anónima recibida por la agencia de noticias Interfax, que aseguró que el atentado fue “una venganza por las acciones del ejército ruso contra las posiciones islámicas en Chechenia y Daguestán”. Según expertos del SFS, los terroristas habrían mezclado 350 kilos de ciclonita, un explosivo de uso estrictamente militar, y TNT, un compuesto que se utiliza en bombas de aviación de gran potencia destructiva. El presidenciable alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, ofreció más detalles sobre la explosión -bautizada por los medios como “la mayor tragedia en Rusia desde la Segunda Guerra Mundial”–, al explicar que el hecho de que se produjera dos minutos antes de la medianoche indicaría que se trató de una bomba de tiempo activada por control remoto. “La detonación fue provocada por material explosivo militar y puede considerarse un atentado terrorista”, disparó. Aún sin una confirmación oficial, el atentado más terrible sufrido por Moscú dejó sin margen a las pretensiones del Kremlin por restar importancia al conflicto en el norte del Cáucaso. La gravedad de la situación quedó confirmada con la poco habitual aparición en televisión de Vladimir Putin para hacer público el nuevo plan de seguridad ruso. El primer ministro anunció un conjunto de “medidas preventivas contra actos terroristas en Rusia y en Moscú”, elaborado por los servicios secretos y el Ministerio del Interior para reforzar de inmediato de la vigilancia de las plantas nucleares y los principales lugares públicos en Moscú. “Los expertos sacarán sus conclusiones y nos harán saber si la causa de la explosión fue por negligencia o por un acto de terrorismo. Si fue un acto terrorista, entonces estamos frente a un enemigo traicionero”, advirtió Putin. Y adoptó un tono amenazante. “Nadie logrará poner de rodillas a Rusia”, advirtió al referirse a la nueva presión militar lanzada sobre Daguestán por las tropas rusas. SegúnInterfax, 50 rebeldes islamistas murieron en las últimas 24 horas. Para el ex ministro ruso del Interior, Anatoli Kulikov, la solución debe ser terminante. “El diálogo con esa gente no es posible y la única solución es que los bandidos y sus bases en Chechenia sean eliminados por completo”, sentenció.Z

 

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