Por Sergio Moreno y Felipe Yapur Eduardo Duhalde mira el río
pero no lo ve. Habla por su celular pero dice lo que tiene que decir en campaña. Parece
distendido, pero está tenso. Se relaja, por momentos, pero recupera el nervio y hasta se
enoja, en otros. Parece cansado. Estoy un poco engripado, dice y su nariz le
da la razón. Eduardo Duhalde sabe que en los próximos veinte días se define su futuro
en la política argentina, que las encuestas no le son generosas, a pesar de que diga lo
contrario. Sabe que no tuvo un camino simple. Y que puede terminar pronto. Eduardo Duhalde
recuerda: pensé que me iban a matar. Fue cuando mataron a José Luis Cabezas.
Yabrán no lo mandó matar, revela. En ese momento está distendido. Y no mira
al río.
Usted ha generado una controversia con las encuestas, quitándoles crédito a casi
todos los consultores argentinos...
Controversia que muy rápido se va a saldar, en la medida que las encuestas
nacionales comiencen a conocerse este mes. Va a haber un cambio. En nuestro caso, en el
pico de la caída que tuvimos llegamos al 21 por ciento abajo. Y hoy estamos, sin Santa
Fe, 6 puntos abajo.
De todas maneras se conocieron cuatro encuestas, diciendo que usted tenía una
diferencia negativa de entre 17 y 19 puntos.
Lo que pasa es que se publican a destiempo. Y prácticamente en todos los medios se
publicaron quince días después del cierre, que es cuando comenzó la publicidad nuestra,
hace tres semanas, y la propuesta comenzó a difundirse masivamente.
Usted siempre les prestó especial atención a las encuestas. Página/12 publicó
hace una semana la opinión de ocho de los más importantes consultores del país diciendo
que es muy difícil que usted revierta la tendencia negativa. Esas opiniones ¿no le
producen cierta inquietud?
Vamos a ver cuando aparezca en este mes la encuesta que está en el campo ahora,
porque siempre aparecen para el día 20. Ustedes van a ver que es como digo yo.
¿Por qué usted dice que en sus encuestas va ganando pero no las hace públicas?
Primero porque no tengo dinero para contratar a todas las encuestadoras más
importantes. Yo hago, pero no tienen firma de una empresa. Pero ahora estamos repuntando.
¿Está conforme con el giro que le impuso a su campaña el publicista brasilero
Duda Mendonça?
A partir de que empezamos la campaña con los medios masivos, sí. Acá está el
poder de los medios. Yo empecé a plantear la concertación hace 90 días. Pero cuando
está la campaña televisiva, se nota más.
¿Por qué decidió su reacercamiento a Menem?
Retomé la conducción del justicialismo, que era lo que yo quería. Yo no aceptaba
una conducción bicéfala de una campaña electoral. Me parecía que no llevaba a nada.
Que llevaba, mejor dicho, al desastre. Una vez que se decidió darme al conducción total,
no hubo más problemas. No tengo por qué seguir mirando para atrás. Mi propuesta tiene
que salir a la sociedad.
¿Por qué dejó de lado al consultor norteamericano James Carville?
Por las dificultades que tenía: Carville venía cada mes y medio, era un asesor
externo, una persona con la que a uno le gustaba conversar, porque es muy conocedor, pero
claro, no tenía equipo, era Carville solo.
Usted venía de pelearse muy duramente con el Presidente. Desde allí a la campaña
actual hubo giros. Algunos de ellos contradictorios.
La pelea no era una estrategia. Había una realidad que me hacía tomar determinadas
posturas. Pero una vez que se soluciona el problema, queda seguir, ¿qué tengo que seguir
haciendo?
Me refiero, también, a los contenidos de sus mensajes. Usted decía otras cosas
hace un mes. El cambio del modelo, por ejemplo...
Sigo proponiendo el cambio del modelo. Lo que estoy proponiendo ahora es el modelo
nuevo, que es el modelo de concertación.
¿Y qué pasa cuando usted sale de campaña con Menem y él habla de lo bien que su
modelo deja al país?
Hoy en todo el justicialismo, incluido el Presidente, reconocen que estamos en una
situación difícil. Pero gran parte del problema está en no haber advertido a tiempo que
teníamos que iniciar un cambio en el programa, que se había cumplido ya: la
desregulación, la apertura, las privatizaciones, la estabilidad, y volver al crecimiento.
Todo eso ya se había logrado en el `95. Pero a partir de allí comenzaron los problemas
con los cuatro sacudones financieros de la globalización. Entonces yo creía y creo que
debemos estructurar un Estado capaz de impulsar fuertes políticas activas en materia de
productividad.
¿Cómo se concilia esa idea con llevar de candidato a Alsogaray o a Cacciatore?
Es una posición histórica del justicialismo. Además, la Alianza también acepta
apoyos: cuando lo quiso apoyar el ex gobernador de facto de Salta (Ulloa), le dijo que
sí.
Ese es un tema que debe responder la Alianza. En cuanto a usted...
También, lo mismo, exactamente... Todos los que quieran apoyar mi lista pueden
hacerlo. Yo no tengo ningún problema en que cualquier partido que quiera votarnos lo
haga.
¿Cómo está con el Presidente? ¿Cómo se siente haciendo campaña con él?
La verdad es que no hay más problemas para adentro. Y yo estoy conduciendo a todo
el justicialismo.
Le pregunto esto a nivel personal. Usted tuvo una muy buena relación con Menem
hasta que se produjo el enfrentamiento por el poder y la candidatura. ¿Qué siente al
volver a estar a su lado?
Se solucionó el problema y no me parece inteligente para quien está conduciendo el
partido en este momento volver para atrás.
Pero no me está respondiendo...
(Molesto.) Porque no quiero volver para atrás. No me parece inteligente volver a
enredarme en el pasado. Se terminó. Y ahora avanzamos para organizarnos lo mejor que
podamos, en una situación de dificultades, porque esta organización tenía que haberse
hecho seis meses antes, se hizo muy encima de las elecciones, no nos da tiempo a
organizarnos bien. Pero bueno, ya las cartas están echadas, y con estas cartas tenemos
que ganar.
¿Usted confía en que Menem y su gente lo van a apoyar en esta campaña?
Creo que sí. Hubiese sido deseable que hubiésemos resuelto el tema hace siete
meses. No hubiese habido elecciones parciales como las hay, que nunca le convienen al
partido del gobierno, pero bueno, eso ya es pasado.
Entre las herencias que le deja Menem está la candidatura de Luis Patti. ¿Sigue
haciendo alguna gestión para que deje la candidatura?
No, no. Patti va con su lista.
¿Y le causa alguna preocupación?
(Enérgico.) Ya se terminó, no quiero volver para nada al pasado, no me sirve para
nada. ¿Qué voy a hacer? Si me preocupa, ¿qué voy a hacer? No puedo hacer nada,
entonces, cuando sucede esto lo que hay que hacer es organizarse lo mejor que uno pueda,
tratar de que saque muy pocos votos, sumar todos los votos que se pueda. Yo no gano nada
con volver al pasado ni con quejarme por cosas que han sucedido.
¿Cuánto le costó la salida de León Arslanian?
Arslanian renunció con razón. Soportaba una actitud crítica muy fuerte de la
Alianza. Pero cuando tampoco el candidato oficialista está de acuerdo, tiene todo el
derecho a decir ¿para qué quiero quedar yo acá?, ¿para qué
continúo una reforma que después los que vienen dicen que hay que cambiar?.
Entonces me pareció razonable su postura de no querer discutir con el candidato del
oficialismo, me pareció muy íntegra, de unhombre que va a pasar a la historia de la
provincia, sin duda. Además cuando él renuncia yo le pedí que se quedara. Pero tenía
razón, sus argumentos eran irrebatibles, él no podía quedarse a discutir.
¿Fue oportuna la presión de Ruckauf?
Así como yo exigía mi candidatura a presidente y no aceptaba ningún tipo de
tutelaje, respeto lo que pueda pensar Ruckauf. Yo tengo mis convicciones, si él tiene
otras, hace muy bien de plantear lo que piensa.
¿No le parece que eso perjudicó más allá de la estrategia propia de
Ruckauf al candidato a presidente del peronismo?
No. Si fuera cierto su análisis, lo perjudica también a él: no se puede
desprender de la boleta del presidente. El lo hizo porque estará convencido de que habrá
que cambiar. La labor de Arslanian hay que continuarla: se ha logrado algo muy importante,
ya no está más la policía de gatillo fácil, ni la policía de brazos caídos. Sí hay
una policía que se enfrenta a tiros todos los días con los delincuentes. Y hay realmente
una cantidad enorme de delincuentes muertos, cosa que no me causa ninguna alegría. Cuando
veo un chico con zapatillas rotas, tirado, tapado con una manta, me siento mal. Mucho más
cuando es un pobre ciudadano al que sin comerla ni beberla se le pega un tiro, o un
policía, pero tampoco me gusta ver a los otros muertos. No me gusta ver ningún muerto a
mí.
En eso se diferencia mucho de Ruckauf...
No sé, yo..., a mí no me gusta. Pero no se puede decir que la policía está de
brazos caídos o que no actúa. El tema de seguridad es un tema que es de difícil
resolución. Hay una sola forma en que no se resuelve: conversando, hablando. Hay que
invertir y tomar resoluciones. Los países que tienen menos índices de criminalidad son
lo que se ocupan de la exclusión, son los que educan a sus hijos bien, los países cultos
son los que menos delincuentes tienen en porcentuales, y son los que tienen una celda por
delincuente. Nuestro país, por su población, debería tener por lo menos 60.000 celdas y
tiene 30.000. Tenemos que construir las celdas y meter a todos los chicos en la educación
secundaria, que debe ser obligatoria. Debemos atacar las consecuencias porque si no van a
aparecer los que van a exigir que matemos a la gente, van a aparecer los escuadrones de la
muerte.
Lo que usted dice suena muy cercano a lo que decía Arslanian, y más lejano de lo
que dice Lorenzo.
Lorenzo opina exactamente igual.
¿Le parece que Lorenzo es el mejor ministro de Seguridad que usted puede tener en
la provincia?
No, el mejor es Arslanian.
¿Y no pudo conseguir a alguien más parecido a Arslanian?
Yo tengo la mejor de las opiniones de Lorenzo, a quien no conozco profundamente pero
sí como juez federal, fue el que más se destacaba corajudamente en la lucha contra el
narcotráfico. Ahí lo conocí yo. Me llamó la atención que cuando le ofrecí renunciara
al cargo de juez para ejercer por sólo seis meses. Y me conmovió lo que dijo: Si
no me necesita, me hace un favor, pero si me necesita yo renuncio porque vivo en la
provincia, tengo mis hijos en la provincia, mis nietos en la provincia, si hay que
renunciar renuncio. Pero si consigue otro....
¿Quién le propuso su nombre?
Yo generalmente puse gente de derecho, jueces, dos de ellos están en la Corte de la
provincia, siempre me pareció que era conveniente gente que conociera de derecho, siempre
tuve esa idea, no me gustaba poner en esos cargos a personas que no tuvieran conocimiento
acabado del derecho.
Es el caso de Alberto Piotti.
Piotti, Eduardo De Lázzari, Eduardo Pettigiani, siempre jueces.
¿Le parece que el divorcio es una de las causas de la inseguridad?
¿El divorcio? El divorcio, como dijo el ministro Lorenzo.
No, no tengo esa opinión. Sí el proceso de desfamiliarización, por supuesto, pero
eso...
Es bastante distinto a lo del divorcio...
Es mucho más amplio el concepto.
¿El episodio de Héctor Lufrano no le causa un desgaste, gobernador?
Eso sí, es feo.
¿Qué pasó? ¿Usted no sabía que Lufrano fue abogado del Gordo Valor?
No, no sabía. ¿Cómo saberlo? Dicen que en el `91 presenta un escrito (en defensa
de Valor). Año 91. Si no hubiese sido época electoral, no se hubiese dicho nada.
Que hace nueve años un penalista presentara un escrito no me parece nada en especial. La
gente lo puede entender mal, y en tema de seguridad hay que tener mucho cuidado también
con esas cosas. Hacia afuera suena mal, ¿no? Simplemente eso.
¿Está conforme como se está llevando la causa por el asesinato de José Luis
Cabezas?
Bueno, la causa tiene que entrar en una etapa de decisión y creo que (el juez José
Luis) Macchi la está llevando bien.
¿No cree que deberían haber investigado más la pista policial?
Confío plenamente en que Macchi investigó todo lo que tenía que investigar.
Pero hace 15 días la Cámara le hizo severos cuestionamientos a Macchi.
Siempre tuvo problemas con la Cámara.
¿Cree que es un problema personal?
No, no, no. Además no conozco en detalle el expediente como para opinar
jurídicamente. Lo que sí creo es que todo el proceso fue evidentemente mal llevado hasta
que aparecen los homicidas.
¿Usted cree que Los Horneros y Prellezo son los responsables?
Quién puede tener dudas serias al respecto. Unicamente los amigos de Yabrán.
¿Qué sensación le quedó con la muerte de Yabrán?
La sensación mía, mi convicción, es que Yabrán no lo mandó a matar a Cabezas.
Tengo algún fundamento para creer eso. El creyó que tenía un poder impune, mandó a
sacárselo del medio, a darle una paliza, o algo así. Y terminó así. Además, un señor
que manda una tarjeta escrita por él donde dice que les rompa el jarrón en la cabeza a
los periodistas... Evidentemente si esto se lo dice a uno que no tiene dos dedos de
frente, la cosa termina como terminó.
¿En algún momento temió por su seguridad personal?
Sí.
¿Cuándo?
En toda esa época.
¿Pensó que lo iban a matar?
Sí.
¿Y ahora?
No sé. Mire, yo creo que Yabrán no tenía una organización mafiosa. Sino más
bien una organización comercial que utilizaba métodos mafiosos para conseguir sus
objetivos. Y creo que ahora no hay nada de ello.
¿Eso le costó su alejamiento con el Presidente?
No, pero en general me vi muy solo porque no era sólo el justicialismo sino
también el radicalismo. Yabrán tenía lazos de amistad muy grande.
Fernando de la Rúa dice lo va a investigar. Dice que en su gestión como gobernador
todo se hizo por contratación directa.
No entiende nada, pobre hombre. Es un disparate, tengo todas las cuentas aprobadas
por los radicales que ocupan los organismos de control provincial.
Ello no implica que no haya corrupción. En un caso de corrupción también podrían
estar comprometidos esos radicales. Mire, mi administración descansa en los
órganos de control. Ellos deben controlar a su gente. Además, no hago nada en forma
directa. Pero para evitar problemas puse a gente de la oposición en los organismos de
control.
Pero usted tiene la responsabilidad política.
En la decisión solamente. Yo digo que hay que hacer una placita. Entonces todo pasa
por los organismos de control y recién se concreta la obra. Esto es lo que no hizo De la
Rúa y por ello está rodeado de corruptos.
¿Y si usted es Presidente, piensa investigar a De la Rúa o a Menem?
Nooo. Yo voy a sacar el país adelante. No voy a ponerme a investigar, eso le
corresponde a la Justicia.
Usted dice que De la Rúa está rodeado de corruptos. ¿Quiénes son?
Si todavía están saltando los casos...
¿Se refiere a la causa de los ñoquis?
Sí, pero además todo el mundo sabe cómo está caratulada la causa: De la Rúa,
Fernando. Lo han citado y nunca se presentó. El sabrá por qué. A mí no me podría
pasar eso, porque a los tres días de ser vicepresidente anuncié (en el Senado) que si se
descubría un ñoqui la denuncia penal era para el jefe. En pocos días se presentaron 400
renuncias.
Si usted gana será Presidente. ¿Si pierde, qué hará?
Nada. Me vuelvo a mi casa. Reabriré mi estudio y volveré a la universidad donde
soy titular de dos cátedras que tengo abandonadas. Y la familia estará más tranquila.
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