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Por Horacio Verbitsky El gobierno de los Estados Unidos solicitó a los candidatos presidenciales y a la prensa argentina no ser introducido en los debates de la campaña electoral y desmintió todas las informaciones publicadas en el último mes acerca de intervenciones militares en Colombia, preocupación por el consumo o el tráfico de drogas en la Argentina y establecimiento de bases militares o paramilitares en el país. Lo hizo durante una reunión convocada al efecto por funcionarios del Departamento de Estado de Washington, según pidieron ser identificados. Como si se tratara de una bien calculada Arca de Noé fueron convocados un par de animales de cada especie. Asistieron dos de los principales asesores en relaciones internacionales de Fernando De la Rúa y Eduardo Duhalde, dos ex embajadores argentinos en Estados Unidos, dos legisladores del PJ y la UCR, un sociólogo especializado en marketing electoral, un especialista de la Cancillería en América del Norte y tres columnistas políticos de los principales diarios del país. No había nadie próximo al Frepaso.El encuentro tuvo dos momentos de tensión. El primero cuando el funcionario estadounidense que llevó la voz cantante dijo que la publicación en la portada del diario La Nación de una presunta afirmación del general Barry McCaffrey durante su visita a Buenos Aires expresando preocupación por alegados vínculos del presidente venezolano Hugo Chávez con el comercio de sustancias prohibidas por las autoridades sanitarias había causado un grave problema diplomático a su país, que obligó a una desmentida explícita de McCaffrey primero, y del canciller argentino Guido Di Tella después. El segundo, cuando para refutar la revelación de Clarín de que la DEA está desarrollando un operativo reservado en Salta, denominado Operación Frontera Norte, el funcionario distribuyó fotocopias de artículos de la buena prensa regional, que en la Capital se ignora, mientras los mozos pasaban junto a cada comensal con las bandejas de comida. Uno de esos artículos, del diario salteño El Tribuno, incluye una foto del encargado de negocios de los Estados Unidos, Manuel Rocha junto al secretario de la presidencia encargado prevenir la drogadicción y combatir el narcotráfico, Eduardo Amadeo en el acto público de entrega de cinco vehículos donados por la embajada hace 14 meses a la Fuerza de Tareas de la Frontera Norte. Según El Tribuno esa fuerza se formó hace dos años con el patrocinio de la DEA y en 1998 inició operaciones en la frontera con Bolivia, con la colaboración de las policías Federal y Aeronáutica y la Aduana. Si esto es un secreto... agregó el expositor. Uno de los funcionarios, con experiencia en Centroamérica y en asuntos de seguridad, habló en forma ininterrumpida durante más de dos horas. Sobre Colombia describió tres hipótesis: que gane la guerrilla, que sea derrotada o que se perpetúe un empate. Luego apostó a la primera variante, a partir de lo sucedido en El Salvador, donde la guerrilla era más popular y tenía mayor apoyo económico y lo que llamó santuarios para replegarse, y sin embargo no logró la victoria. Sostuvo que las únicas guerrillas triunfales en la región lo fueron contra las dictaduras corruptas de Fulgencio Batista en Cuba y de Anastasio Somoza en Nicaragua. En cambio en Colombia cada cuatro años el pueblo elige a sus gobernantes, su clase política es sofisticada y el país posee grandes riquezas naturales. Como si fuera lo más natural, dijo que las guerrillas cubana y nicaragüense habían actuado por altruismo, mientras que calificó de mercenaria a la colombiana, que vive de cobrar peaje al narcotráfico y paga sueldo a sus reclutas. También dijo que en el último medio siglo su país no ha enviado tropas uniformadas a combatir contra ningún movimiento irregular en América Latina y que las únicas intervenciones había sido contragobiernos, como los de Granada y Panamá. En ese momento se cruzaron miradas entre los argentinos. Después de Vietnam, agregó, todo presidente norteamericano sabe que si empeña tropas terrestres y comienzan a llegar bolsas con cadáveres, él y su partido perderán las próximas elecciones. Reiteró las palabras de McCaffrey, quien dijo que sería una locura pensar en una intervención militar armada en Colombia. Para explicar la razón del renovado interés de su país por Colombia mencionó el cambio de gobierno, que abre perspectivas de cooperación luego del deterioro de las relaciones bajo el ex presidente Ernesto Samper y los éxitos de Perú y Bolivia para combatir las plantaciones de hoja de coca, por lo cual la producción de la materia prima que necesita la industria se desplazó al sur de Colombia. Para ejemplificar el apoyo norteamericano a la política de paz iniciada por el presidente Andrés Pastrana, expresó que a su pedido Estados Unidos envió a un funcionario a reunirse con representantes del gobierno de Colombia y de las FARC en Costa Rica. Como conclusión manifestó que Estados Unidos seguirá entrenando al Ejército colombiano, lo que hace a solicitud de su gobierno, proveyéndole de materiales bélicos sofisticados. De ese modo confía en que a partir del año próximo la guerrilla comience a retroceder. La posición de Estados Unidos, remató, coincide con la que expresó una semana antes el vicecanciller brasileño Luis Felipe Seixas Correa, en un artículo del que también distribuyó fotocopias. Esa opinión señala que se trata de un asunto interno colombiano sobre el cual no cabe ninguna interferencia externa, que Brasil descree de cualquier intervención extranjera, ya sea diplomática o militar, hemisférica y regional y que recibió garantías del gobierno de Estados Unidos de que está totalmente descartada cualquier hipótesis de intervención directa o indirecta de ese país en Colombia. Ninguno de los asistentes preguntó qué significado podía atribuirsele entonces a la definición del presidente Bill Clinton quien hace un par de meses caracterizó el de Colombia como un asunto de seguridad nacional norteamericana.Respecto de la Argentina el funcionario precisó que McCaffrey no pensaba incluirla en su gira, dado que tiene prioridad cero en su agenda. Si vino fue por insistencia del secretario Amadeo y porque la Argentina le envió un avión para buscarlo en Lima, dijo. Describió en tres puntos el problema de las adicciones en la relación bilateral:1 La Argentina recibe marihuana de Paraguay. Es un problema argentino que a Estados Unidos no le concierne.2 La Argentina recibe cocaína de Colombia y desde aquí se envía a Europa. Es un problema argentino y europeo.3 Como los argentinos no necesitan visa para ingresar a Estados Unidos, los traficantes colombianos los prefieren para reclutarlos como mulas del transporte de heroína. Este es el único problema que podría interesarle a Estados Unidos, pero sus dimensiones son minúsculas.Ante una pregunta, dijo que Bolivia utilizaba para producir cocaína precursores químicos de origen argentino y que ese era uno de los motivos del interés estadounidense por Salta. Lo más significativo en este capítulo fue la omisión de cualquier referencia al lavado de dinero, que es donde se produce el mayor aporte argentino a la economía de la droga.Sobre la supuesta solicitud norteamericana u ofrecimiento argentino de una base en Misiones para el entrenamiento de boinas verdes, manifestó que desde hace cinco años se realizan ejercicios conjuntos que duran dos semanas. Dijo que se seguirían haciendo mientras ambos países continuaran considerándolo de provecho mutuo y citó la declaración de McCaffrey quien al desmentir la información dijo que dada la distancia entre Colombia y la Argentina sería tan absurdo como establecer una base al Este de Moscú.También negó que McCaffrey hubiera presionado por la militarización de la política contra las adicciones en la Argentina. Si quisiéramos exportar un modelo sería el nuestro, en el que la Constitución prohíbe la intervención militar fronteras adentro, tal como ocurre aquí, dijo. Destacó lo que llamó dimensión humanista del discurso de McCaffrey, quien es partidario de la prevención y no de la represión y autor de una definición según la cual ningún Ejército del mundo puede lidiar con un problema que no es militar sino social. Como demostración de esa actitud mencionó que McCaffrey no programó ningún encuentro con el ministro de Defensa, Jorge Domínguez, a quien sólo vio en el desayuno con el presidente Carlos Menem y en la reunión con el ministro del Interior Carlos Corach y con las fuerzas de seguridad. El presidente y el ministro del Interior son dueños de invitar a quien les parezca, dijo.Por último, negó que Estados Unidos estuviera en una fase de despliegue militar en América Latina. Por el contrario, nos estamos replegando, dijo. El Comando Sur que estaba en Panamá ahora está en Miami. Agregó que parte de sus actividades se desplazaron a Puerto Rico, que es territorio norteamericano. No mencionó, ni le fue preguntado, por los puestos de operaciones de vanguardia establecidos en las islas holandesas de Aruba y Curaçao y en Manta, Ecuador, cerca de la frontera con Colombia. Tampoco por las negociaciones iniciadas con Costa Rica en el mismo sentido y la negativa peruana a ceder territorio con ese fin. La sobremesa concluyó a la medianoche, la hora de las hadas.
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