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La campaña de la OTAN contra Yugoslavia durante la guerra de Kosovo fue una de las mayores campañas aéreas de la historia. En el esfuerzo para que el presidente Slobodan Milosevic aceptara un plan de la Alianza para la minoría albanesa étnica en la provincia yugoslava de Kosovo, más de 1000 aviones bombardearon durante más de dos meses objetivos militares y de "infraestructura civil" en Kosovo y el resto del territorio yugoslavo. Un reciente estudio realizado por la OTAN en Kosovo ahora demuestra que este masivo despliegue de poder de fuego fue notablemente incapaz de dañar al Ejército yugoslavo. De los 779 blancos militares yugoslavos que los pilotos aliados afirmaron haber destruido, el informe sólo pudo confirmar la destrucción de 46, según reveló ayer la revista U.S. News & World Report. "La campaña contra objetivos móviles fue casi un fracaso", declaró sin rodeos ayer un funcionario no identificado de la OTAN. De 110 tanques supuestamente destruidos, sólo lo fueron en realidad 26. En lugar de los 210 vehículos blindados que la Alianza dijo haber eliminado durante la campaña, sólo se pudo confirmar la destrucción de 12. Pero la mayor disparidad entre lo que se afirmó y lo que se confirmó luego fue en el caso de las baterías de artillería: no se destruyeron 449, sino ocho. Los expertos creen ahora que los militares yugoslavos aceptaron replegarse de Kosovo y admitir la entrada de una fuerza de paz de la OTAN en la provincia sólo después de que Rusia retirara su apoyo a Belgrado, y por el daño que infligieron los bombardeos contra las instalaciones energéticas, de transporte y otros objetivos estratégicos en Yugoslavia. Los militares atlantistas consultados por la revista criticaron además la esperanza inicial de que Milosevic se rindiera después de sólo 24 horas de bombardeos. Esta idea que fue calificada de ser "totalmente falsa" por un alto responsable de la OTAN, quien agregó que su resultado fue la ausencia de "un planeamiento coherente". Esto explicaría el motivo por el cual la OTAN no estuvo preparada para montar bombardeos durante las 24 horas hasta después de seis semanas del inicio de la guerra. Actualmente, después de una "limpieza étnica" de los serbios contra los albano-kosovares durante el bombardeo --y de una incipiente "limpieza étnica" de los albano-kosovares contra la etnia serbia después de él--, la situación en Kosovo sigue tensa. El comandante de las tropas de la OTAN desplegadas allí, el general alemán Klaus Reinhardt, se manifestó sin embargo optimista ayer sobre el éxito de la desmilitarización de la guerrilla separatista de la étnica albanesa, el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK). Reinhardt admitió por otra parte que la presencia militar de la Alianza en la provincia deberá extenderse por cinco años para garantizar el fin de la violencia entre las etnias serbia y albanesa.
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