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Por Adriana Meyer A partir del jueves, Emilio Massera y los demás ex jefes militares imputados en la causa que investiga la sistemática sustracción de los hijos de los desaparecidos volverán a desfilar por los tribunales federales de Retiro. Los represores Jorge Tigre Acosta, Antonio Vañek y Héctor Febres fueron citados por el juez Adolfo Bagnasco y pasado mañana ampliarán su declaración indagatoria, tal como lo dispuso la sala I de la Cámara Federal porteña en su reciente resolución. Lo mismo ocurrirá el viernes con Massera, Rubén Franco y Reynaldo Bignone.El juzgado envió ayer un exhorto a Córdoba para conocer el estado de salud del ex jefe del Ejército, Cristino Nicolaides. Si el general está en condiciones, deberá trasladarse a Buenos Aires para ser interrogado. De lo contrario el magistrado viajará a Córdoba para indagarlo. Antes de fin de mes, Bagnasco estaría en condiciones de volver a dictar el procesamiento de los siete represores. Acosta permanece detenido en la unidad de Gendarmería de Campo de Mayo y Febres está en igual situación en la sede Delta de la Prefectura. El resto de los imputados deberán ser trasladados desde sus domicilios porque gozan del beneficio del arresto domiciliario. Los camaristas Luisa Riva Aramayo y Horacio Vigliani marcaron en el auto de procesamiento una serie de imprecisiones que, sumadas a la falta de intimación específica de los hechos por los cuales luego se procesa a los imputados justifican que la medida fuera declarada nula. Massera, Nicolaides, Franco y Bignone fueron procesados por los delitos de sustracción, retención y ocultación de menores en concurso ideal con el de sustitución de identidad cometidos en ciento noventa y cuatro oportunidades. Sin embargo, la decisión se limita originariamente a efectuar una simple mención de esos ciento noventa casos, analizando en particular sólo 38 de ellos, escribieron los jueces en su resolución.Además, la Cámara puntualizó que los imputados fueron interrogados sólo genéricamente sobre la existencia de un plan sistemático orientado a la sustracción de menores, su ocultamiento y supresión de identidades, pero ninguna referencia ni pregunta hizo mención específica y concreta a los casos puntuales que ahora se les endilgan, concluyeron los camaristas. Una fuente del juzgado y la querella habían coincidido en que es una cuestión formal. Uno de los abogados de la querella, Alberto Pedroncini, había opinado ante este diario que ahora se trata de emprolijar algún aspecto, pero destacó que la resolución de la Cámara es un vuelco en la jurisprudencia penal argentina porque consagró los principios fundamentales de la causa. De hecho Riva Aramayo y Vigliani rechazaron todos planteos de prescripción y cosa juzgada de los delitos que se les imputan a los militares porque entendieron que la sustracción de menores se encuadra dentro de la desaparición forzada de personas y por lo tanto es un delito permanente, y que este caso analiza nuevos hechos que no fueron juzgados en el Juicio a las Juntas. Además, rechazaron todas las nulidades y las recusaciones presentadas contra Bagnasco. La causa comenzó en diciembre de 1996 con la denuncia de seis Abuelas de Plaza de Mayo: Estela Carlotto, María de Mariani, Rosa Roisinblit, Elsa Pavón, Cecilia Viñas y Rosario Valenzi. Luego se incorporaron como querellantes el escritor Juan Gelman, que reclama por la desaparición de su nieto o nieta, y la uruguaya Sara Méndez, madre sobreviviente cuyo hijo Simón Riquelo permanece desaparecido. Están representados por un equipo de abogados integrado por Daniel Pastor, Carlos Cruz, Marcela Mónaco y Martín Abregú, además de David Baigún y Alberto Pedroncini. PUNTOS SALIENTES DE LA RESOLUCION DE LA CAMARA Por A.M.
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