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AGOSTINO ROCCA, DE SIDERAR, DEFINE LA AGENDA INDUSTRIAL
Limitar los capitales y la apertura

En un discurso con un contenido muy crítico a los efectos de la globalización financiera y a los costos de una apertura sin límites,Rocca precisó los reclamos de los industriales. Mensaje a los políticos.

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Por Claudio Zlotnik
t.gif (862 bytes)  Un mes después de que Roberto Rocca, presidente del grupo Techint, afirmara ante Página/12 que el uno a uno entre el peso y el dólar “no es para siempre”, su hijo Agostino, mandamás de Siderar, una de las siderúrgicas del holding industrial más poderoso de la Argentina, puso el dedo en otra de las heridas abiertas de la economía. Reclamó al Gobierno, y por extensión al próximo, regular el ingreso de capitales y administrar la apertura económica. “La integración comercial genera muchos beneficios a la economía, pero también tiene costos. La apertura expone a los trabajadores y a los empresarios a los riesgos de la competencia externa: algunas empresas quiebran y muchos trabajadores pierden su empleo” fue su diagnóstico.Rocca volcó sus reparos a la globalización y al libre ingreso de capitales de corto plazo frente a un centenar de empresarios siderúrgicos latinoamericanos, en el marco de un congreso regional del sector. Ante sus colegas, el titular de Siderar volvió a reflotar la puja existente entre el sector productivo y el financiero. Pelea que se desarrolla en medio de una economía en recesión y de las devaluaciones en varios países de América latina, lo que puso en crisis al Grupo de los Ocho. En la práctica, los empresarios ligados al polo de la producción (Unión Industrial, Confederaciones Rurales y la Cámara de la Construcción) formaron el Grupo Productivo, para diferenciarse de los representantes del sistema financiero, que no ponen reparos ni al libre movimiento de los flujos de capital ni a la apertura económica. Es en este marco que la posición de Techint –la principal voz de la UIA– es amplificada luego por la cámara que aglutina a los industriales.“La inestabilidad de los mercados financieros ha generado enormes dificultades. En pocos meses, la esperanza de avanzar con rapidez hacia un futuro de crecimiento económico sostenible se disipó en el aire”, señaló enfático Rocca. En cada una de las oraciones que pronunció, el hombre de Techint dejó al auditorio una definición. Y, sin vueltas, pidió poner límites a la lógica que siguen los mercados. “Los mercados desregulados ya no son vistos como la única vía hacia la prosperidad mundial. Y se está rediscutiendo el rol de los principales organismos internacionales. Estamos viendo lo que hace un año y medio era inimaginable: fuertes críticas de los principales economistas del mundo a la libre movilidad de capitales”, argumentó.En su alocución, Rocca comparó a la globalización con las dos caras del personaje Doctor Jekyll y Mister Hyde. “Nadie puede negar su contribución a la prosperidad, pero tampoco pueden ignorarse sus efectos sobre el empleo en las economías emergentes”, apuntó. En otro tramo del discurso, el empresario puso como ejemplo a lo sucedido tras la caída de la economía rusa para fortalecer su argumento de que el mundo globalizado no es el mejor: “La crisis trató a todos por igual, a los cumplidores y a los incumplidores; a los buenos y a los malos. Estamos obligados a rediscutir el tema de la globalización”, reclamó desde el estrado.A dos años de que se desencadenara la crisis asiática, y que envolvió a Rusia y a Brasil, los industriales no pierden oportunidad de mostrarse lastimados, reclamando la acción del Gobierno para implementar políticas que atenúen su dolor. Siderar, la empresa que preside Rocca, sufrió los efectos de la crisis: en el último año, sus ventas al mercado interno bajaron un 23 por ciento, mientras que su resultado operativo cayó a casi la mitad (a 129,8 millones). “Los gobiernos tienen la obligación moral y política de aliviar la situación de los más débiles. Un mundo sin adecuadas regulaciones parece generar mucha inseguridad”, indicó Rocca.

 

Consejo azteca
“Argentina necesita recuperar competitividad sí o sí. O devalúa o aplica una reforma laboral de manera de bajar los salarios.” Salvador Kalifa es uno de los economistas más escuchados de la city mexicana. Según su óptica, lo mejor que puede aportar el próximo gobierno es mantener la convertibilidad pero aplicando una flexibilización laboral. “Una devaluación le bajaría los salarios a todo el mundo automáticamente. En cambio, la reforma ajustaría a los sectores que más necesitan aumentar rápidamente su productividad”, señaló Kalifa a Página/12. Para el experto, si no se flexibiliza, la tasa de desocupación se mantendrá en torno del 15 al 18 por ciento por los próximos seis o siete años. Por otra parte, el economista recomendó dolarizar la economía en caso de que se perciba un serio ataque especulativo. “Si los argentinos tienen miedo a las presiones del mercado, dolaricen. Es lo que creo que hay que hacer también en México”, agregó Kalifa. Además, el especialista auguró que Brasil tendrá un rebrote inflacionario el año que viene. Y que esa eventualidad ayudará a la Argentina a elevar su competitividad.


Llach contra el Fondo
“La Convertibilidad se va a mantener, no tengo dudas. Una devaluación sería el golpe de gracia para el sistema financiero. Y la Argentina retrocedería diez años”. Juan José Llach aprovechó una pregunta de un asistente al Congreso Latinoamericano de Siderurgia para hacer pública su percepción de lo que va a ocurrir con el modelo económico tras las elecciones de octubre.Para Llach, existen varios motivos para descartar una devaluación, a pesar de reconocer que tanto en Wall Street como en las plazas europeas, los financistas especulan con esa posibilidad. 1) Se inició un ciclo de recuperación de los precios de las materias primas, que mejorará la competitividad argentina; 2) Ningún candidato piensa en la vía de una depreciación; 3) Un esquema de flotación cambiaria no hace otra cosa que generar incertidumbre en el largo plazo.Por esta última razón, el ex colaborador de Domingo Cavallo piensa que Brasil “va a necesitar implementar otro esquema cambiario para afianzar la estabilidad de su economía”.Llach apuntó también que el problema principal que enfrentará el próximo gobierno para mejorar la competitividad de la economía es el actual sistema tributario. “No podemos negar la existencia de impuestos que distorsionan la economía, y eso hay que cambiarlo urgente”, reflexionó. Por último, Llach dijo que el FMI comete “un grave error” al sostener que la economía crecerá apenas un 1,5 por ciento en el 2000. “Los técnicos no entienden a la economía argentina. Vamos a crecer 4 por ciento como mínimo”, finalizó.

 

 

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