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Por Luis Bruschtein En la puerta del Golden Center, en Parque Norte, hay un camello grande con el hijito. Pero eso no sería nada al lado de los soldados romanos de sandalias y cascos con cepillos que guardan la entrada. Los soldados que en realidad son ucranianos disfrazados y los camellos de mentira, pero de tamaño natural, formaban parte anoche de la presentación en sociedad de Tierra Santa, una especie de pesebre gigante, pero al estilo de Jurassic Park, o Disneylandia, que en este caso sería Santilandia, que reproduce, todo del tamaño natural, diversos aspectos de la vida de Jesucristo, desde el Monte de los Olivos, con algunos crucificados, hasta pedazos de la antigua ciudad y retablos de la Biblia, como la carpintería de José, el Nacimiento y la Ultima Cena.Este primer parque temático del mundo dedicado a la religiosidad surgió de la cabeza del abogado y profesor de Historia Fernando Pugliese, cuyo estudio de arquitectura escenográfica se dedica desde hace cinco años a hacer los pesebres de la ciudad. El primero fue en el sótano de un shopping en Almagro y luego realizó varios que se colocaron para las fiestas en distintos puntos de la ciudad de Buenos Aires.Después de hacer pesebres de tamaño natural durante cinco años, Pugliese había acumulado tantas cabras, ovejas, bueyes, camellos, caballos, vacas, burros y reyes magos, que decidió lanzarse a este nuevo y ambicioso proyecto. Armando Cavalieri es el segundo responsable del parque, ya que concedió el predio de 4,5 hectáreas de Parque Norte, que regentea el Sindicato de Empleados de Comercio. La polémica concesión del predio por parte del gobierno nacional al sindicato fue abordada tangencialmente anoche por Cavalieri en su discurso. Yo sé que se habla mucho de la legitimidad de la concesión y otras cosas dijo el sindicalista, pero este proyecto está por encima de cualquier disquisición política, a través de él queremos festejar el sentimiento cristiano de los argentinos en la llegada del segundo milenio.Entre unas palmeras tipo oasis, burritos y un oso parado en dos patas, el religioso Guillermo Marcó, que fue asesor catequístico del escenario que abrirá sus puertas al público el próximo 20 de diciembre, señaló que en ese trabajo se había concretado el sueño infantil de hacer un gran pesebre. El parque temático, para cuyo acceso se cobrará entrada, fue declarado de interés por las secretarías de Turismo y de Cultura de la Nación y cuenta con el apoyo del arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio.Anoche, en el hall del Golden Center había una doble fila de camellos y burritos. En medio de las dos jorobas de un camello había una negrita, brasileña, por supuesto, vestida como una Magdalena de túnicas rústicas y sandalias. Los burritos, en cambio, estaban montados por unas rubias de ojos azules también vestidas como en la época de Jesús. Un fotógrafo se acercó a preguntarles si eran religiosas, pese al maquillaje evidente. El hombre no entendió la respuesta y se quedó con la duda. Las hebreas son en realidad inmigrantes ucranianas y croatas, igual que los romanos, y no hablan español.El parque tendrá una ciudad amurallada, donde se reproduce la vida y las costumbres, incluyendo la gastronomía, de las ciudades hebreas de esa época. La muralla también servirá de paseo y tendrá distintas atracciones. En cada retablo hay un Cristo, incluso hay uno que camina sobre las aguas. Y dominando todo el parque temático religioso hay un Cristo móvil policromático de cinco metros de altura que gira hacia los cuatro puntos cardinales. O sea que siempre puede estar mirando hacia donde uno vaya, como para que los chicos no tiren los papelitos al suelo.La escenografía no puede reemplazar la realidad, pero alcanza ciertamente una gran dosis de realismo. Como en la Ultima Cena con sus comensales y un Cristo que de repente comienza a moverse como Tripio (3PO) de la Guerra de las Galaxias, para bendecir los alimentos.
DENUNCIA ANTE LA ONU POR LAS CARCELES
ARGENTINAS Una organización internacional que fiscaliza la situación carcelaria en todo el mundo planteó en las Naciones Unidas su viva preocupación por lo que ocurre en la Argentina donde, según datos oficiales, un 40 por ciento de los detenidos probablemente sean portadores de VIH. El informe, dado a conocer en Buenos Aires por la entidad Observador Internacional de las Prisiones (OIP), con sede en Lyon, Francia, puntualizó que la superpoblación en los penales argentinos llega a niveles alarmantes, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde el total de detenidos, cerca de 12.000, duplica la capacidad disponible. En el informe se dice que a eso hay que sumarle la falta de servicios sociales, psicológicos y educativos y también una alimentación y una atención médica que son de una cruel precariedad. Sobre el sida, el representante argentino ante la Subcomisión de Derechos Humanos de la ONU donde se leyó el informe calificó de exagerado el porcentaje de presos con VIH. La estimación de un 40 por ciento de afectados ya había sido denunciada, hace dos años, por el ex procurador penitenciario Eugenio Freixas. La falta de precisión, sostuvo la OIP, se debe a que no se ha desarrollado ningún relevamiento sistemático de la enfermedad. Según la OIP, la prevención se limita a distribuir un folleto ilustrativo entre quienes ingresan en la cárcel. En una reunión de prensa realizada en la sede de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), los representantes de la sección argentina de la OIP, Graciela Pérez Dubrez y Jorge Goodbar, recordaron que el informe ante la ONU se hizo el 19 de agosto pasado. Luego de escuchar las denuncias, el representante del gobierno argentino se acercó a la delegada de la OIP, Elke Albrechet, para comentarle que las críticas que contiene el informe son una mezcla de verdades y mentiras. Las objeciones del delegado argentino provocaron una situación enojosa. La única respuesta, a manera de excusa por los problemas carcelarios, fue decir que la Argentina es un país económicamente débil y que a ello se debe que las condiciones de detención sean difíciles. La OIP hizo hincapié en la superpoblación que se advierte en la Argentina, donde hay 28.000 detenidos, de los cuales 10.000 dependen del Servicio Penitenciario Federal, 12.000 del Servicio Penitenciario Bonaerense y los 6000 restantes de las cárceles provinciales. Los casos más graves son los que se registran en los penales bonaerenses y en las unidades de la Capital Federal (Caseros y Villa Devoto). El hacinamiento fue señalado como uno de los factores que desencadenan los reiterados motines. En el año en curso hubo motines graves en Mendoza, donde se produjeron dos muertes, y en Mercedes, donde murió un preso y otro sufrió heridas de gravedad. La imposición muy frecuente de la pena de prisión preventiva y la lentitud del sistema judicial explican en parte la superpoblación carcelaria, sostuvo la OIP. La organización internacional cuestionó que muchas personas sean retenidas varios meses en las comisarías y que su representación legal esté a cargo de defensores oficiales con escasa motivación y en cantidad insuficiente.
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