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Por Nora Veiras Soy antiabortista, por principio y por convicción, dijo, sin inmutarse, el presidente Carlos Menem. Apretujado en medio de los periodistas que lo esperaban en los jardines de la residencia de Olivos, Menem intentó clausurar con esa frase la pregunta obligada por la confesión de su ex esposa, Zulema Yoma, quien había dicho a Página/12: No voy a ser cínica. Yo tuve un aborto. Me lo hice porque Carlos Menem me apoyó. El estuvo de acuerdo.¿Entonces Zulema Yoma miente? le repreguntaron.No, no, no... yo no estoy diciendo que miente ni estoy desmintiendo, ni estoy asintiendo. Simplemente no respondo sobre ese tema. Por la noche, en el programa de Mariano Grondona, Menem se mantuvo en sus pocas palabras: Soy antiabortista. Si yo digo que no (si desmentía a su ex mujer), ¿qué pasa?. ¿Le dolió?, le preguntó el periodista. Claro que me dolió, respondió un apesadumbrado Menem. Pero de este tema no quiero hablar, cerró.El silencio fue la fórmula que eligió el Ggobierno para no alimentar un debate con el que jugó a exacerbar las contradicciones de la Alianza y que la revelación de la ex primera dama transformó en un boomerang para el oficialismo.La impresionante confesión pública de Zulema Yoma descolocó, inclusive, a los habituales defensores públicos del Presidente. El ministro del Interior, Carlos Corach, se refugió en un lacónico sin comentarios cuando lo interceptaron en la puerta de su casa. El secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan, también apeló al silencio. El candidato presidencial del peronismo se vio en figurillas para tratar de encauzar un debate que él había impulsado. Eduardo Duhalde no quiso opinar sobre los dichos de la ex primera dama porque es un tema que divide a la sociedad argentina. Yo, lo que he dicho, no es el aborto, sino la mentira, cuando planteé que en la Alianza hay situaciones muy encontradas de todos los temas que no solamente se expresaban como contradicciones de conciencia, sino que se sentían obligados a presentar proyectos para decir que ellos están de acuerdo. El candidato a gobernador bonaerense, Carlos Ruckauf, ni siquiera articuló una negativa: desapareció durante todo el día de los lugares públicos que tenía agendados. Menem, desde que es Presidente, se transformó en un furibundo antiabortista. Argentina ha sostenido a lo largo de su mandato las posiciones más conservadoras en los temas relativos a la fertilidad, a punto tal que en las votaciones de los foros internacionales quedó siempre junto a los países árabes. En reconocimiento a esa militancia, el Vaticano condecoró a Menem y el 25 de marzo pasado se coronó la cruzada con la celebración del Día del Niño por Nacer. El embajador en la Santa Sede, Esteban Caselli, confía en conseguirle un lugar a Menem entre las personalidades que recorren el mundo para arengar sobre las posturas vaticanas. La confesión de Zulema desenmascaró el oportunismo de la postura oficial en torno del aborto y colocó al duhaldismo en el lugar más incómodo.Hace diez días que Hilda Chiche Duhalde empezó a conversar con las diputadas del riñón duhaldista para lanzar en la arena electoral el tema del aborto. El martes último, Mabel Müller, Marta Alarcia, Sara Amavet y Elsa Melogno ofrecieron una conferencia de prensa en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso para mostrar el proyecto de despenalización del aborto de la entonces diputada Patricia Bullrich que había acompañado la candidata a gobernadora de la Alianza, Graciela Fernández Meijide, en 1994. El objetivo era mostrar la contradicción que encierra la oposición. La campaña proselitista está en la recta final y los límites se corren al ritmo de las necesidades. La Alianza evitó ayer sacar provecho de la tardía sinceridad de Zulema Yoma. El candidato a presidente, Fernando de la Rúa, calificó como conmovedoras las declaraciones de la ex esposa de Menem, reiteró que yo no promuevo (el aborto) de ninguna manera y ya hemos dicho nosotros, desde la Alianza, que ése no debe ser un tema de campaña y señaló que la interrupción del embarazo no está en la plataforma electoral y no vamos a entrar en ningún debate que divida a la sociedad argentina. ¿Cuál es su reflexión después de conocerse que Zulema Yoma se practicó un aborto? le preguntó Página/12 a Fernández Meijide.Me pareció siempre de muy mal gusto, y casi una canallada, usar un tema que toca la sensibilidad y la privacidad de las personas, sobre todo de las mujeres, como herramienta de ataque en la campaña. Esto impide que cuando se debe discutir, se lo haga con serenidad, con tranquilidad y tomando en cuenta los sentimientos. Alguna vez alguien me había comentado este hecho de la pareja Menem. Jamás lo hubiera usado para devolver las agresiones de las que fui objeto. Esto demuestra cuán dolorosamente se pagan las canalladas. Zulema dijo que no quiere ser hipócrita ¿Menem lo es?Sí, que quiere que le diga, es un hipócrita. El compañero de fórmula de De la Rúa, Carlos Chacho Alvarez, si-guió en la misma línea y adjudicó a la desesperación del peronismo la utilización del delicado tema del aborto en la contienda electoral. No tiene que haber una utilización política del tema, repitió y se negó a abundar sobre la cuestión porque si no, lo transformamos en tema y estaríamos negando lo que estoy diciendo.Dentro del Frepaso no hay una opinión homogénea sobre la libertad de la mujer para decidir sobre la maternidad. El diputado socialista Alfredo Bravo se pronunció días atrás en forma tajante a favor del aborto. En cambio, es público el rechazo del frepasista Juan Pablo Cafiero a esa posibilidad. Aprovechando esa situación, el oficialismo apostó a poner en la vidriera las diferencias internas.Zulema Yoma no se amilanó por el cimbronazo que provocó en la Casa Rosada. Es la contestación de un político, se limitó a comentar apenas conoció el diplomático ni lo niego ni lo ratifico con que su ex marido había eludido comentar su confesión. No contestar es el estilo de este gobierno, dijo la mujer dispuesta a todo en los últimos meses del mandato de Menem (ver página 5).
LA JERARQUIA CATOLICA ARGENTINA ENMUDECIO Por Washington Uranga La jerarquía de la Iglesia Católica enmudeció ante la revelación hecha por Zulema Yoma aceptando que se practicó un aborto contando con la anuencia de Carlos Menem. No sólo no hubo declaraciones oficiales de los obispos, sino que funcionaron como pocas veces los contestadores automáticos y los poquísimos prelados que estuvieron ubicables prefirieron no emitir opiniones sobre el asunto.No todos los obispos tienen, sin embargo, las mismas razones para el silencio.Tal como lo habían adelantado ayer algunos voceros oficiosos de la Iglesia, aun antes de conocerse el contenido del reportaje que Zulema Yoma concedió a Página/12, la decisión de los obispos es mantener absoluta prescindencia de todo aquello que pueda ser el debate electoral. Preservarse y no entrar en chicanas electorales es la consigna. El silencio de varios de los obispos se encuentra, en consecuencia, en esa decisión.Otras opiniones del lado eclesiástico son categóricas al mostrar su contrariedad frente al uso público de determinados aspectos que hacen a la vida privada de las personas y, en este caso, de una pareja. Esto, por supuesto, sin dejar de señalar lo que a juicio de la Iglesia constituye un hecho grave y no aceptado como es un aborto, al que el obispo Osvaldo Musto, calificó como un crimen. Musto ex titular de Caritas fue el único prelado que aceptó debatir en público acerca del aborto, aunque evitó referirse a la revelación de Zulema y se dedicó a recordar la posición de la Iglesia en defensa del ser más inocente en el vientre materno.El silencio habló también desde el lugar del desencanto de un sector de la Iglesia, aquel que construyó la imagen de Carlos Menem como el adalid de la defensa de la vida, en particular de la vida del niño por nacer, que ahora se ve seriamente perjudicada por este acontecimiento, que incluso puede llegar a desterrar de manera definitiva aquella pretensión de convertir a Menem, en su condición de ex presidente, en una suerte de embajador de la vida para recorrer el mundo defendiendo la posición de la Iglesia Católica, presumiblemente acompañado por el ex mandatario colombiano Belisario Betancur.Entre los menemistas católicos hubo también quien se resistió a aceptar las nuevas circunstancias. A tal punto que no faltó alguien muy allegado a uno de los obispos menemistas que eligió, en primer lugar, poner en duda las palabras de la ex esposa del Presidente. En ese mismo momento el propio Carlos Menem decidía asentir públicamente la revelación de su ex mujer.En la acera opuesta, otros dirigentes católicos y algunos obispos respiraron aliviados porque las declaraciones de Zulema dejaron a Menem al descubierto. Se le cayó la careta, confió a este periodista uno de los tantos voceros eclesiásticos que también optó por el silencio oficial.
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