Por Victoria Ginzberg La policía detuvo ayer por la
mañana en la localidad platense de City Bell a María Luján Di Mattia. La mujer, de unos
sesenta años, tenía un pedido de captura por estar acusada de haberse apropiado de una
hija de desaparecidos. La joven, que hoy tiene 22 años, se llama María Natalia y se
encontraba en la vivienda cuando llegó la policía. En ese momento, la jueza le notificó
que debe realizarse los análisis genéticos para que se pueda establecer su verdadera
identidad. Las Abuelas de Plaza de Mayo, que iniciaron la causa en febrero de 1984,
presumen que Natalia es hija de los desaparecidos Elena de la Cuadra y Héctor Baratti. En
1984 las Abuelas de Plaza de Mayo recibieron una denuncia que informaba que Omar Alonso
cantor de tangos que devino comerciante de artículos para el hogar había
recibido a una niña envuelta en un capón militar. Los vecinos declararon que su mujer,
María Luján Di Mattia, no había estado embarazada. Las Abuelas, entonces, realizaron la
denuncia ante el juez Antonio Borrás. La partida de nacimiento de la niña estaba firmada
por un dermatólogo amigo de la pareja. El médico declaró que estaba casualmente en el
domicilio de Alonso cuando la mujer empezó conlos trabajos de parto, y que por eso
recibió el bebé. El juez citó varias veces a Alonso, pero éste no se presentaba y
ponía su salud como excusa. Borrás dictó entonces el pedido de captura de la pareja.
Alonso y Di Mattia, civiles con fuertes vínculos con los militares, imitaron a otros
apropiadores, como Samuel Miara y Norberto Atilio Bianco, y se fugaron a Paraguay. Entre
los papeles de archivo del terror de ese país se rescató un documento fechado en
noviembre de 1987 en el que un informante declaró que a raíz de el
furibundo ataque en contra del Paraguay que se iba a iniciar luego de que se
conociera el pedido de extradición para Alonso, éste estaba dispuesto a salir de
inmediato para Bolivia, ya que decía tener muy buenas relaciones con el general
Hugo Banzer. Alonso fue detenido en una de sus visitas a Buenos Aires. En 1995 el
juez Carlos Bruni, quien estaba a cargo del caso, lo absolvió al considerar que, como no
se habían realizado los análisis genéticos, no había prueba suficiente para probar la
culpabilidad del hombre en la apropiación. Di Mattia tuvo menos suerte que su esposo. Fue
extraditada y, aunque en un principio había quedado en libertad por falta de
mérito, hace tres años la Cámara de Apelaciones revocó la medida y ordenó su
captura. Además, estableció que se deben realizar los análisis de ADN compulsivamente
para establecer la identidad de la joven. Ayer, cuando efectivos de la Dirección de
Investigaciones Complejas y de la Dirección General de Información Estratégica
allanaron su casa por orden de la juez María Isabel Martiarena, Alonso descargó su furia
contra las Abuelas: Las Abuelas de Plaza de Mayo deberían haber cuidado mejor a sus
hijos. No tienen Dios ni Patria. Esto es un atropello. Trabajé toda mi vida por derecha y
ahora tengo que entrar a la policía porque los zurdos malditos dicen que mi
hija puede ser de desaparecidos, se despachó. Ramón Torres Molina, patrocinante de
las Abuelas de Plaza de Mayo en esta causa, recordó que este caso fue presentado ante la
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Allí se acusó a Argentina y Paraguay por
denegación de justicia, pero el expediente quedó en suspenso cuando la
Cámara de Apelaciones ordenó la realización de los estudios genéticos. Las Abuelas de
Plaza de Mayo suponen que Natalia es hija de los desaparecidos Elena de la Cuadra y
Héctor Baratti, quienes fueron secuestrados el 23 de febrero de 1977. Estela de la
Cuadra, hermana de Elena, expuso el caso hace tres meses ante la Cámara Federal de La
Plata, en la causa en que se investiga lo sucedido con más de dos mil desaparecidos.
Allí narró que en julio de 1977 su madre, Alicia de la Cuadra, recibió algunas llamadas
telefónicas en las que le anunciaban que Elena había tenido una niña el 16 de junio y
que le había puesto Ana Libertad. Un hombre que estuvo detenido en la comisaría 5ª de
La Plata aseguró que Baratti había discutido durante su cautiverio con el sacerdote
Cristian Von Wernich. Baratti le pedía al sacerdote, denunciado como partícipe en
torturas, que entregara la niña a sus abuelos. Otro religioso, Mario Picchi, confirmó
que la niña había nacido y que se la habían entregado a un matrimonio que no podía
tener hijos. Los análisis genéticos revelarán fehacientemente la identidad de Natalia.
Aunque la compatibilidad con el matrimonio De la Cuadra-Baratti dé negativo, las Abuelas
aseguran que la actitud de fuga y ocultamiento de Alonso y Di Mattia son prueba de que
Natalia es hija de desaparecidos.
Recuperar sus derechos Puede ser que la joven se niegue a realizar los exámenes porque es
prisionera de una historia mentirosa y debe guardar una gratitud condicionada por la
crianza, pero hay que hacerle entender que se trata de un robo del que fue víctima y que
hay una familia que la está buscando con mucho amor. Estela de Carlotto, presidenta
de las Abuelas de Plaza de Mayo, pidió así públicamente que la joven que fue anotada
como María Natalia por Omar Alonso y María Luján Di Mattia se someta por su voluntad a
los análisis genéticos que podrían establecer cuál es su identidad. Nadie va a
modificar la vida de María Natalia ni la va a cambiar de lugar. Lo que existe es una
necesidad que no caduca: que recupere sus derechos y que la familia que la busca encuentre
el final de un camino muy duro, afirmó ayer Carlotto. |
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