Por Adriana Meyer Alguien está intentando
un brillante negocio con bases infundadas como podría ser una resolución judicial basada
en que estos menores existieron, cuando a lo mejor no existen o están escondidos con sus
familiares, dijo sin inmutarse el represor Jorge Tigre Acosta ante la
Justicia. Se refirió así a los hijos de los desaparecidos nacidos en cautiverio durante
la dictadura, objeto de la causa que investiga el juez Adolfo Bagnasco, en la cual ayer
amplió su declaración indagatoria. La sala I de la Cámara Federal había anulado el
procesamiento de Acosta y otros seis militares. El ex jefe del grupo de tareas 3.3.2 de la
ESMA reiteró que nunca tuvo conocimiento de la sustracción, retención u
ocultación de menores.Había llegado temprano, vestido de traje, e ingresó al
edificio de Comodoro Py 2002 por una puerta lateral, pero no pudo evitar a los reporteros
que pugnaban por obtener el testimonio de su regreso a los tribunales. Cuando llegó al
juzgado de Bagnasco, el torturador se quejó de que le habían pegado, al
igual que en diciembre cuando declaró por primera vez. Esto no puede ser, acá no
hay democracia, ni igualdad, el periodismo me acosa..., se lamentó. Luego dijo que
se sentía mal y fue atendido por un médico forense que le dio una pastilla para bajarle
la presión. Es que todo esto me pone así, se justificó el
Tigre. Una hora más tarde respondía las preguntas de Bagnasco. Mientras
analizaba las pruebas que hay en su contra en el expediente, Acosta tomó apuntes.
Este es de La Perla, yo no estuve allí, fue una de las frases que pronunció
para tratar de desincriminarse. Los funcionarios judiciales le indicaron que está
imputado como integrante del grupo de tareas 3.3.2 que funcionó en la Escuela de
Mecánica de la Armada (ESMA) por la retención, sustracción y ocultamiento sistemático
de menores, hijos de mujeres embarazadas que dieron a luz en cautiverio. Tal como indicó
la Cámara Federal en su reciente resolución, le señalaron que la acusación se basa en
los casos de doce mujeres que permanecen desaparecidas.El torturador volvió a ampararse
en la denominada obediencia debida al manifestar que el juzgado no entendió
la organización vertical que domina la vida castrense y por eso interpretó en forma
errónea que él podía modificar decisiones a su arbitrio violando la cadena de
mandos. Acto seguido, formuló un particular elogio de la institución militar
argentina. Cualquier fuerza armada, incluso un intento de milicias populares,
hubiera perdido la guerra y por eso la perdieron los montoneros, pese a su extraordinaria
fuerza logística y a su tremenda convicción, ante una organización como las Fuerzas
Armadas, de seguridad y policiales argentinas, afirmó Acosta. Además, se quejó de
que los testimonios de la causa fueron emitidos por enemigos ideológicos,
políticos y militares del pueblo argentino que él enfrentó en una guerra
revolucionaria. Hizo alusión específica a la Armada como una fuerza que hizo
culto del intento del respeto a la vida. El ex capitán insistió en que si
hubiera habido un plan (sistemático de apropiación de menores) el arma me hubiera
echado y agregó que la existencia de sobrevivientes indica que el plan no
existió. En este sentido apeló al argumento de la restitución de algunos menores,
que constituyen excepciones frente a los 194 casos investigados en la causa. Un tramo
particular de la declaración ocurrió cuando Acosta aseguró que están usando el
indicativo de Tigre para dañarlo.También ampliaron ayer sus
indagatorias el almirante retirado Antonio Vañek y el prefecto Héctor Febres, quienes
rechazaron los hechos que se les imputan y ratificaron lo que habían dicho en las
declaraciones anteriores. Soy inocente y pido ser excarcelado, dijo Acosta al
finalizar el interrogatorio. Pero el juez rechazó el pedido del torturador. Acosta estuvo
ocho meses preso y seguirá detenido en la unidad de Gendarmería deCampo de Mayo.
En un contexto democrático, mi detención ha significado una violación a los
derechos humanos, fue su última queja.
En la ESMA por afuera Sólo estuve un par de veces en la Escuela de Mecánica de la
Armada, aseguró ayer el dictador Emilio Massera. El ex almirante amplió ayer su
declaración indagatoria ante la jueza María Servini de Cubría, en la causa por la
apropiación del hijo de la desaparecida Cecilia Viñas. La jueza investiga el paradero de
otros niños que, como el menor sustraído por el marino Jorge Vildoza, nacieron en la
ESMA. A pesar de los numerosos testimonios que contradicen sus dichos, Massera aseguró
que su presencia en la ESMA en donde hubo más de cuatro mil detenidos
ilegales se debió a actos oficiales , que jamás fue por más de
20 minutos y que siempre fue fuera del edificio. El dictador entregó a
Servini de Cubría un documento con una declaración del fallecido contralmirante Jacinto
Chamorro, en la que el ex jefe naval manifestó el desconocimiento de la
superioridad de la fuerza sobre mujeres embarazadas detenidas en la ESMA. Massera arribó
en un automóvil blanco con vidrios polarizados acompañado por su abogado Miguel Arce
Aggeo. En los Tribunales de Retiro se había montado un gran operativo de seguridad: en
ese mismo momento estaban declarando ante el juez federal Adolfo Bagnasco, en la causa en
que se investiga el plan sistemático montado por los militares para apropiarse de los
hijos de los desaparecidos, los marinos Jorge El Tigre Acosta, Hector Febres y
Antonio Vañek. A su vez, Massera deberá presentarse hoy ante ese magistrado. El ex
almirante le mostró a la jueza Servini de Cubría una agenda oficial personal en la que,
como comandante de la Armada, anotaba las entrevistas diarias que recibía en su carácter
de jefe de la fuerza. Ese documento también será usado hoy en su declaración ante
Bagnasco. Servini de Cubría dispuso el arresto de Massera el 24 de noviembre de 1998.
Actualmente el dictador tiene prisión domiciliaria. |
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