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Por Fernando Almirón La desolación predominó durante toda la jornada de ayer en el entorno de Eduardo Duhalde. El desenlace del asalto al Banco de la Nación en Ramallo, que dejó a dos rehenes muertos bajo las balas de la Policía Bonaerense, se opone diametralmente al eje de la campaña electoral del gobernador: mostrarlo como un conductor certero y decidido. Y redujo su imagen a la de un gobernante que no logra controlar a su propia policía. El traspié obligó al duhaldismo a suspender por tercera vez el acto masivo que estaba previsto para hoy en el estadio de Boca y a postergar al menos por 48 horas la agenda de su campaña electoral. El propio candidato del PJ se puso al frente de una estrategia de prensa para abortar el huracán de rumores en lo que incluso se llegó a fantasear que ya había anunciado a su colaboradores que se bajaba de la competencia electoral. Recibió la renuncia de su flamante y ya casi saliente ministro de Justicia y Seguridad, Osvaldo Lorenzo. Pero postergó su aceptación o rechazo. Y dispuso medidas que hasta ahora sólo alcanzan a la segunda línea de los funcionarios policiales y de seguridad implicados en lo que él mismo calificó como masacre. Parece una maldición, cada vez que descontamos puntos pasa algo que, como en el juego de la oca, nos hace retroceder al punto de partida, se quejaba ayer un importante asesor de campaña de Duhalde cuando los malos ya no eran los asaltantes sino la propia policía de la provincia de Buenos Aires. Cerca de la cinco de la mañana la noticia de la masacre tal como él mismo la definiría después despertó a Duhalde que descansaba en un hotel de la ciudad de San Lorenzo, Santa Fe, en un alto de su gira proselitista por la provincia. El candidato presidencial interrumpió las actividades previstas junto a Carlos Reutemann y pocas horas después ingresaba con gesto adusto a la casa de gobierno bonaerense. En su despacho ya lo esperaba su ministro de Seguridad, Osvaldo Lorenzo. La campaña se trasladó a Ramallo, no tenía sentido encabezar ningún acto cuando desde hace 24 horas todo el país está pegado al televisor mirando en directo lo que pasa en ese lugar, señaló otro asesor del gobernador. En el entorno duhaldista pensaban en otra masacre posible, la que pueden sufrir el 24 de octubre en la urnas si Duhalde no le encuentra una salida exitosa a la situación que lo instaló en el peor lugar de la escena: lejos y sin control sobre ella. Mientras la oposición inició un bombardeo de comunicados en los que se reclamaba la renuncia de Lorenzo y una profunda investigación sobre el comportamiento policial que fue calificado por lo menos como deleznable, el radical Juan Pablo Baylac señaló que en Ramallo no sólo hubo falta de profesionalismo, sino que también existió un evidente encubrimiento y complicidad entre los delincuentes y las autoridades de seguridad. En el entorno de Duhalde no se animaban a desechar las especulaciones de Baylac, incluso algunos asesores más audaces lanzaron miradas hacia el Ministerio del Interior. La sospecha de una confabulación también forma parte de una serie de hipótesis que el gobernador le ordenó investigar a su ministro de Gobierno, José María Díaz Bancalari. En los pasillos de la sede del Ejecutivo provincial comentaban: Nunca lo vi tan deprimido; Parece que quiere plantarse, ponerle punto final a la campaña, rumoreaban algunos dirigentes del peronismo bonaerense; Ya les anticipó a sus colaboradores que si descubre detrás de esto una maniobra del menemismo se baja de la candidatura, deslizaban dirigentes aliancistas. Anticipaban un gesto fatal de Duhalde. Otros lo aconsejaron: Hay que salir a dar una respuesta hoy mismo, tenemos que actuar con firmeza si queremos dar vuelta las consecuencias de este desastre y capitalizarlas a nuestro favor, insistían los asesores del candidato quien apareció en dos oportunidades en los medios. La primera en horas del mediodía para repudiar el resultado del accionarpolicial, al que calificó como masacre, y solidarizarse con los familiares de las víctimas. La segunda a las 19.30, para anunciar que asumía la responsabilidad total para esclarecer los hechos trágicos de la madrugada de ayer en la ciudad de Ramallo. Y prometer que no permitirá que se produzca una segunda tragedia, la de la impunidad. Y decretó una jornada de duelo de 48 horas en toda la provincia. Según fuentes del gobierno bonaerense, Lorenzo permanecerá en funciones hasta que termine la purga entre los funcionarios que estaban bajo su conducción. Y se especulaba que su cargo podría ser ocupado, en las próximas 48 horas por Díaz Bancalari (que aspiraba a ese cargo cuando fue designado Lorenzo) o el propio Duhalde.
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