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Por Mónica Gutiérrez Desde Córdoba La investigación sobre las tareas de inteligencia por parte de civiles y militares sobre la sociedad cordobesa, que ocasionó un verdadero escándalo a partir del mes de mayo, quedó sin imputados momentáneamente. Con el fallo dado a conocer ayer por la Cámara Federal de Córdoba, que anula en parte lo actuado por la jueza Cristina Garzón de Lascano, la causa por espionaje sufrió un revés que demandaría nuevas acciones procesales por parte de la Justicia. La sala A de la Cámara, integrada por Raúl Sánchez Freytes, Gustavo Becerra Ferrer y Humberto Aliaga Yofre, resolvió declarar nula la actuación de la jueza desde la declaración testimonial prestada por Abel José Guillamondegui, ex titular de la Central de Reunión de Información del Tercer Cuerpo de Ejército, producida el 13 de mayo pasado. Esto, por entender que al tomar las testimoniales de tres militares y luego realizar una requisitoria fiscal basada, en parte, en esas declaraciones, se violó el principio de inocencia, el del debido proceso y el que establece que nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo.Según la Cámara, entre las declaraciones testimoniales de los militares y la pieza fiscal (requerimiento) cuestionada, existe una relación de causa-efecto, que en su aspecto central resulta el principal argumento en contra de los propios imputados. Vale recordar que la jueza había llamado a prestar declaración testimonial a tres militares del Tercer Cuerpo en el marco de la causa sobre desaparecidos, y luego de tomar esas declaraciones se abrió la causa de espionaje. Después de que se diera a conocer el fallo, hubo interpretaciones diferentes según las partes involucradas. Para los abogados de los militares, la resolución de los camaristas fue tomada como un triunfo: Con esta decisión ya no hay causa, ya no existe imputación para nadie, señaló a Página/12 Gustavo Franco, abogado defensor de Guillamondegui. Franco agregó que la jueza jamás debió llamar a testimoniar a las personas sobre las cuales ella tenía sospechas, porque esas testimoniales se volvieron autoincriminatorias y por ello toda acción posterior inconstitucional.Sin embargo, el camarista federal Sánchez Freytes negó que la resolución del cuerpo que integra haya anulado todo. Eso no dice el fallo, explicó a este diario. Sí se declara nula la declaración testimonial de Guillamondegui y sus efectos posteriores, como es la requisitoria de la señora fiscal, basada en aquella declaración, argumentó el funcionario, quien indicó que la jueza puede seguir con las acciones procesales si dispone de otros elementos probatorios en la causa.Franco admitió en parte esta situación futura al precisar que la jueza tiene como válidas las escuchas. Garzón de Lascano como la fiscal Graciela López de Filoñuk tienen en su poder pruebas suficientes como para volver a requerir acción contra los militares y civiles que incurrieron en delito al realizar tareas de inteligencia sobre la causa de los desaparecidos y sobre varios estamentos de la sociedad cordobesa.A partir de los primeros días del mes de mayo la jueza siguió de cerca las tareas de los espías, en los meses posteriores requirió información al Ejército sobre los agente civiles y pudo detectar, a través de escuchas y allanamientos, que políticos, periodistas y sindicalistas eran objeto de seguimientos por parte de una estructura de inteligencia militar. El general Jorge Miná, titular de Inteligencia del Ejército, resultó el más alto militar sospechado de estas acciones. Le siguieron el titular de la Jefatura II de Inteligencia, José Luis Bo y los militares de Córdoba Guillamondegui, Víctor Orsolini, Roberto Quiroga y Néstor Baudano. También resultaron acusados los civiles Santiago Houston, Pablo Camps yAlfredo Silva y recientemente habían sido identificados otros tantos civiles que trabajaban amparados en los seudónimos de A-44, S-17 y Mara, aunque se esperaba este pronunciamiento de la Cámara para proseguir con las actuaciones.
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