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El sexto día de paro de los transportistas tuvo una novedad: el Gobierno modificó su posición intransigente con los huelguistas y los convocó a la mesa de negociaciones. Abierto el diálogo, los camioneros aceptaron descomprimir la situación y prometieron no entorpecer el paso de vehículos por las rutas. Pero la huelga continúa, y los empresarios ya advirtieron que, a los problemas de abastecimiento que se notan en el interior, la semana que viene empezará a notarse la falta de carne y lácteos en la Capital y el Gran Buenos Aires si no se encuentra una solución definitiva antes de que termine el fin de semana.El secretario de Seguridad, Miguel Toma, encabezó ayer por la tarde una reunión con un grupo de dirigentes rebeldes. Allí, los camioneros pusieron sobre la mesa tres reclamos puntuales: una baja en el precio del peaje, la supresión del impuesto al gasoil y la eliminación del gravamen para financiar un aumento salarial a los docentes. Toma, quien estaba acompañado por el secretario de Transporte, Armando Canosa, les pidió a los huelguistas levantar los piquetes de las rutas y dejar pasar a los camiones que no adhieren a la medida de fuerza. Los transportistas, encabezados por Pedro Piermatei, aceptaron esa condición a cambio de continuar las negociaciones. Pero ratificaron que continuarán con el paro hasta que no se atiendan sus reclamos. De las tres cosas que piden, lo único que veo posible es la eliminación del impuesto para el fondo docente. Pero el tema está frenado hasta noviembre en el Congreso y hay que ver de dónde puede salir el dinero para financiar el aumento a los maestros, le comentó a Página/12 un vocero del Gobierno. Pasado mañana habrá un nuevo encuentro, esta vez entre los camioneros y Canosa. La negociación va a ser difícil. No estamos frente a una cámara empresaria orgánica sino frente a diversas organizaciones escindidas de sus centrales nacionales, comentó la fuente.Sin los cortes de ruta aunque se mantendrá la presencia vigilante de la Gendarmería y las policías provinciales, el Gobierno se asegura que algunas localidades de la provincia de Buenos Aires que ya empezaban a sentir el efecto de la huelga, como Azul, Bahía Blanca y Olavarría, se aseguren el abastecimiento de mercadería. En cambio, la situación podría empeorar en la Capital y el conurbano bonaerense. Si la medida no se levanta durante el fin de semana, faltará carne a partir de la semana que viene. Y podría haber suspensiones de personal en las fábricas productoras de alimentos, auguró Alberto Alvarez Gaiani, el titular de la Coordinadora de las Industrial de Productos Alimenticios (Copal). Durante la semana, al Mercado de Hacienda de Liniers ingresaron 12.497 cabezas de ganado, la tercera parte de lo normal.A la vez que negociaba con los huelguistas, el Gobierno trató de asegurarse el abastecimiento de los supermercados. Al respecto, se acordó con los empresarios del sector preparar convoyes de camiones custodiados por fuerzas de seguridad para asegurar la provisión de productos. De hecho, y ante la falta de insumos, la automotriz Renault se sumó a su colega Fiat y ayer suspendió a los 960 operarios de su planta cordobesa. Anoche, también era complicada la situación en el Chaco, La Pampa y Corrientes, donde ya era evidente la falta de combustible en las estaciones de servicio.
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