Por Raúl Kollmann El cuerpo de Martín Saldaña,
quien supuestamente se suicidó en su celda, está golpeado y presenta numerosas lesiones.
Esta es una de las conclusiones de la autopsia realizada ayer y que ya está en poder de
la Justicia bonaerense. La causa de muerte que figura en el documento es obvia: asfixia.
Una fuente muy cercana al juez federal Carlos Villafuerte Ruzo reconoció que también el
magistrado está enterado de ese informe. Paralelamente, distintos hombres de la
Bonaerense admitieron que Saldaña fue golpeado en la celda e incluso que se lo sometió
al llamado submarino seco, es decir, que le pusieron una bolsa en la cabeza. Existe una
versión policial según la cual Saldaña murió en esas circunstancias y que se simuló
el ahorcamiento. Estas versiones coinciden con lo señalado por los familiares de Saldaña
(ver aparte). Como réplica, tanto desde la jefatura de Ramallo como desde el juzgado de
Villafuerte Ruzo inicialmente negaron la existencia del informe, pero al final, tras
reconocer que existe, argumentaron que las lesiones podrían haberse producido
cuando el auto chocó contra el árbol o cuando a Saldaña se lo sacó del
vehículo. La muerte del delincuente es uno de los grandes interrogantes del asalto
al Banco Nación de Ramallo.
El lunes por la mañana, la Asesoría Pericial de la Suprema Corte bonaerense recibirá la
piel del cuello de Saldaña, los pulmones y el informe preliminar de la autopsia. Ya
hemos tenido numerosos casos de personas que fueron asfixiadas en el submarino seco y que
después los efectivos policiales nos presentaron como un suicidio por ahorcamiento
le explicó un profesional de la Asesoría a Página/12. No es para nada
inhabitual. Tenemos buenas posibilidades, diría que un 95 por ciento, de determinar si
efectivamente la muerte se produjo por ahorcamiento o por bolseo. En este último caso la
asfixia es más violenta, más fuerte. El análisis de los pulmones nos permitirá ver
eso. También se recibirán las vísceras para estudiar si el individuo consumió o no
drogas, por ejemplo.
La cuestión de la muerte de Saldaña es uno de los grandes misterios de Ramallo. El otro
fue develado ayer a Página/12 por un hombre muy cercano a Villafuerte Ruzo: Sí,
hubo más hombres en la banda que asaltó el Banco Nación de Ramallo. El juez los está
buscando. Es evidente que ninguna banda mete a todos su hombres en un banco. Hay un
chofer, un campana, pero además da toda la impresión de que había un cuarto hombre
incluso dentro del banco, señaló la fuente. La esposa del gerente del banco, Flora
Larcabe de Cháves, le contó al juez que cree que había seis, pero quien más vio la
situación fue el rehén liberado, Fernando Vilches, al que le quitaron la venda para que
observara los explosivos que tenían los delincuentes. Vilches dice que había, como
mínimo, cuatro dentro del banco. La hipótesis que manejan los investigadores es que el
cuarto hombre iba a entregarse pero aprovechó la confusión de la salida del auto para
darse a la fuga. Con todos estos datos, el magistrado piensa que en la banda efectivamente
había seis o siete integrantes.
Uno de los más grandes interrogantes es el que se refiere a la existencia de contactos
previos entre policías bonaerenses y delincuentes y las operaciones que se hicieron y se
hacen para borrar los rastros de esa complicidad. Villafuerte Ruzo piensa que hay
algo raro. Llama la atención el suicidio de Martín Saldaña en la celda de la comisaría
y la amenaza de bomba al hospital donde era tratado otro de los delincuentes, Carlos
Martínez, completó el hombre que trabaja con el juez.
Estas son algunas de las preguntas que ayer se hacían en Ramallo:
¿Qué clase de
banda protagonizó el asalto?
No era una banda sofisticada ni nada que se le parezca le dijo a este
diario un comisario de primer nivel. Las armas eran 9 milímetros, incluso 38 y
hasta una 22. La 9 milímetros se consigue por 150 pesos o incluso menos. El trotyl es
fácil de conseguir y las granadas también. Nohabía ametralladores de mil o dos mil
pesos. Era una banda formada hace poco y, justamente porque se trataba de gente de poco
nivel, es posible que los hayan tentado con un gran botín en el banco.
¿Era una banda
que tenía alguna relación con la Policía Bonaerense, como ha ocurrido con otras bandas?
Es posible sigue contestando el comisario. La relación con las
bandas es habitual y se establece con los policías de la zona. Hay un dato evidente: esos
hombres no fueron a buscar 100 o 200.000 pesos. Alguien les habló de que allí iban a
encontrar mucho dinero. Con eso los sedujeron. Hay que tener en cuenta que cuando los
policías mantienen relación con una banda no lo hacen con todos sus integrantes. El nexo
es uno sólo de los miembros de la banda. A este hombre le dicen que en el banco hay mucho
dinero, que se pondrán custodias que no van a reaccionar y que les darán cinco o diez
minutos de ventaja. O sea que el patrullero llegará tarde. Los indicios que hay sobre la
relación entre hombres de la Bonaerense y los delincuentes son básicamente dos. El
primero es que uno de los asaltantes, Benedetti, utilizaba un idioma muy policial
positivo, negativo, conservar la posición. El otro indicio está
en la muerte de Saldaño. Lo más probable es que lo hayan matado dentro de la celda
lo agarraron entre varios y lo colgaron-. para silenciarlo.
¿La eventual
relación entre la banda y los policías era para facilitar un robo y compartir el botín
o era una encerrona para mostrar a la opinión pública la efectividad policial?
Da la impresión de que en Ramallo hubo una encerrona como la que alguna vez
se hizo en la empresa Andreani concluye el comisario. En el expediente hay
evidencias de que los policías armaron aquel asalto, indujeron a la banda diciéndole que
había una fortuna y hasta les entregaron las armas con las que se intentó el robo. En
aquella oportunidad mataron a buena parte de los asaltantes, aunque dejaron escapar a los
buchones que trabajaron para la policía. El objetivo era mostrar gran efectividad
policial, levantar el decaído prestigio del entonces comisario Mario Rodríguez y lograr
un impacto en la opinión pública. En el caso de Ramallo parece que ocurrió algo igual:
esos chicos fueron inducidos. Lo que falló fue que los delincuentes no se entregaron,
sino que tomaron a los rehenes, e igual que en el caso Andreani terminaron a los
tiros.
En el gobierno
bonaerense hablan de que pudo haber un complot, organizado por carapintadas al servicio de
la Casa Rosada y con el objetivo de perjudicar la campaña electoral de Duhalde. Alguien
supuestamente habría convencido a los delincuentes para que se llevaran una
documentación del Banco Nación y a cambio se quedaran con la fortuna que iban a
encontrar en el tesoro.
No parece haber indicios sostiene uno de los hombres cercanos al
juez. Dicen que lo extraño es la existencia del trotyl. La verdad es que hoy el
trotyl lo consiguen todas la bandas e incluso lo usan para el asalto a camiones blindados.
Nosotros supervisamos el diálogo con los delincuentes y lo de los papeles lo mencionaron
una vez, pero era más bien para distraer, para llamar la atención.
En el gobierno
bonaerense también hablan de un boicot de la Policía. La idea es que produjeron una
masacre para perjudicar a Duhalde.
El juez Villafuerte Ruzo está convencido de que hubo gravísimos errores en la actuación
policial, pero no un boicot. Tanto él como los jefes policiales de la operación dicen
que los delincuentes salieron disparando en el auto la esposa del gerente dice lo
contrario y que hubo una respuesta instintiva: primero dispararon los comandos
halcones y después los geos (Grupo de Operaciones Especiales), ambos de la Bonaerense.
Villafuerte Ruzo sostuvo que el juez no está para prevenir delitos sinopara juzgar
delitos, por lo que toda la parte operativa corresponde a la policía. Más en
concreto, el magistrado sostiene que él ordenó la negociación, rechazó el plan de
detener a los delincuentes tomando el banco y que de ninguna manera tiene responsabilidad
sobre el cordón de policías existentes afuera. El que dio la orden de disparar a los
halcones fue el jefe de ese comando, después los geos se sumaron, pero es evidente que
todo el operativo careció de un mando claro y centralizado. Primó el estilo tradicional
de la Bonaerense: algo se movió, tiraron a matar y punto.
Tenemos sospechas Quiero preservar a mi cuñada y a mis sobrinos, porque ellos tienen
miedo y yo tengo sospechas, quiero que esto se aclare. Cuando finalizó el sepelio
de Carlos Chávez gerente del Banco Nación de Villa Ramallo, su hermano José
Chávez insistió repetidas veces en que la familia tiene mucho miedo, pero
eludió precisar cuáles son las razones de ese temor. Me reservo algunas cosas, por
miedo, por la integridad de mi familia, insistió el hermano del ex gerente.
Por lo que pudo detectarse durante el velatorio y el sepelio, la inquietud familiar
partiría de las primeras manifestaciones que hizo, desde su lecho sigue internada
en un sanatorio de Lincoln, Flora Lacave, la esposa del ex gerente. El comentario
generalizado, entre los asistentes al sepelio, era que Chávez fue prácticamente
fusilado por la policía. Trascendió que Flora Lacave le contó a los médicos que
la asisten que ella gritó que no dispararan porque el auto era manejado por su
marido y que se pregunta a cada momento ¿por qué actuó así la policía?
Un botín de 300.000 pesos
La esquiva bóveda del Banco Nación de Villa Ramallo
finalmente pudo ser abierta, con la intervención de un cerrajero llegado desde la Capital
Federal, dado que sigue sin aparecer la tercera llave. La única sorpresa fue que en su
interior había unos 300.000 pesos, el doble de la cifra que se manejaba hasta ahora.
No hay nada, los directivos del banco nos atendieron muy bien, comentó a los
periodistas la ex primera dama Zulema Yoma, quien así terminó por desestimar los rumores
sobre la posible existencia de papeles vinculados con la muerte de Carlitos Menem.
Norberto Cinelli, nuevo contador de la sucursal, en reemplazo del fallecido Carlos
Santillán, ratificó la suma que había en el banco y explicó que el resto era
documentación estrictamente bancaria. Cinelli informó que faltaba la tercera
llave y que hubo que romper la cerradura de ingreso al tesoro y la que corresponde a
la puerta de la caja.
De acuerdo con los datos que se manejaban hasta ahora, la llave de la discordia había
sido entregada a los ladrones en la noche del jueves, pero los asaltantes tampoco podían
abrir la puerta del tesoro porque les faltaba conocer la combinación clave. |
Tiene marcas de fierrazos en
brazos y piernas, dice la mujer
Tras ver el cuerpo, la mujer de
Saldaña afirma: A mi esposo lo asesinaron. Dice que no tenía sida ni quería
suicidarse.
Norma Ojeda asegura que su marido no
pudo haberse matado.
Es mentira que tenía sida, tampoco lo tenemos mi bebé y yo. |
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Por Cristian Alarcón Desde San
Nicolás
En los últimos once
días, la vida de Norma Ojeda fue de un extremo a otro. El 7 de setiembre fue madre: tuvo
un hijo varón con su pareja, Martín Saldaña, de 22 años, uno de los hombres que
asaltó el Banco Nación de Villa Ramallo el jueves. El viernes por la tarde supo que
había muerto, después de un supuesto suicidio, en un calabozo del pueblo de la masacre.
Ayer alcanzó a ver el cadáver durante un cortísimo velorio. Dice que Saldaña no puede
haberse matado. A mi esposo lo asesinaron aseguró a Página/12. Es
mentira que tenía sida, y tampoco somos portadores ni mi bebito ni yo. Pudimos ver los
golpes que tiene en todo el cuerpo. Tiene los brazos y las piernas atravesados por marcas
como de fierrazos o palos, y en la cabeza es como si le hubieran arrancado un mechón de
pelo. Capaz después lo ahorcaron, pero antes lo dejaron así de moreteado. Su
testimonio se contrapone con los datos del informe preliminar que ayer habían dejado
trascender fuentes judiciales: muerte por ahorcamiento. En la lógica de la mujer, eso no
contradice su acusación. Que den el informe completo para saber qué le hicieron
antes de colgarlo, dice.
Los datos conocidos de Martín Saldaña se van cayendo a medida que la mujer habla como si
estuviesen hechos de arena seca. Norma, de 28 años, y ex vendedora de celulares, va
explicando. Estuvo desde el domingo cuidando a su recién nacido en el Hospital de Niños
Sor Ludovica de La Plata. No sé si me creerán, pero les aseguro que yo no estaba
enterada de nada. Si hubiese sabido que Martín estaba por hacer algo raro me muero.
Seguramente no me dijo nada porque sabía que por ningún motivo hubiera estado de acuerdo
con algo que pudiera afectarnos con un hijito nuevo. Habla en el living comedor de
una casa del plan de viviendas Ipba, en uno de los limites pobres de San Nicolás, donde
viven unas setecientas familias en casas de material construidas en la buena época
de Somisa. Ojeda empieza contando sobre al timidez de Tito, cuando siendo ella mayor
que él, hace dos años, tuvo que tomar mucho para atreverse a darme un beso en una
cena y al final después andaba todo culpable.
Se vieron por última vez, cuenta, el domingo pasado, cuando él la acompañó a la
terminal a despedirla. Desde el hospital San Felipe habían derivado al nene, Axel Franco
Martín, porque tragó líquido amniótico y tuvo una infección en los pulmones que
le produjo un paro respiratorio, creyeron que tenía un soplo en el corazoncito y por eso
lo trasladaron. Norma dice que estaban contentos, que deseaban ese hijo, y que
tenían todos los proyectos del mundo. En el segundo piso del dúplex ampliado
en el que vive hay una habitación acondicionada por Martín Saldaña para el bebé.
Incluye un moisés, una cuna, ropa, sonajeros. El se despidió de mí muy dulce. No
me acompañó porque no teníamos más dinero, hacía un mes que se quedó sin el trabajo
que tenía en Rosario limpiando tanques. Yo me quedaba en el lugar que pone para madres
del interior la gente del hospital. Pero él dijo que no me preocupara porque iba a viajar
el jueves, que el viernes estaba en La Plata La última vez que hablaron fue el
miércoles anterior al asalto.
Me preguntó por cómo estaba el bebé, cómo estaba yo, que me quede tranquila. Yo
le pregunté por la casa, por las nenas, y quedamos en vernos el viernes. Las nenas
son las otras dos hijas de Norma. A sus 28 años ha enviudado dos veces. De su anterior
matrimonio quedaron dos hijas de 8 y 12 años. La mayor está en la mesa tras el living,
junto a sus dos abuelas, la madre de Norma, y la madre de su papá fallecido. Las dos
mujeres salen en defensa de Saldaña. Yo soy la ex suegra de Norma interviene
una señora que al decir va llorando y le puedo asegurar que a pesar de eso aprendí
a querer a este chico porque era un buen pibe. Y no me convence que por más preso que
estaba se haya suicidado. En esta casa donde la visita se sienta sobre unos sillones
remendados junto a un gran oso de peluche viejo, hay un televisor por donde se pudo
escuchar la voz del muchacho del que hablan. El ha mentido mucho para amenazar a los
jueces. Dijo que tenía sida y que era violento para asustar. Es mentira que estaba jugado
y que estuvo cinco años preso.
Según la versión de su mujer, Saldaña estuvo en un instituto de menores hasta
bastante tiempo antes de que nos conociéramos, hace como dos años. Lo cierto
es que el asaltante tiene varias entradas por cosas menores y un sobreseimiento en
una causa por un asalto a una empresa de marzo de este año, según informó a este
diario el abogado Fernando Lima. Si bien no es uno de los clanes conocidos en la zona, de
los seis hermanos Saldaña hay por lo menos tres en el delito. Lima sostiene que el mayor
murió en un tiroteo. El que le sigue cumple una condena en Paraná. Y Roberto Carlos, el
tercero, sigue preso en la cárcel de San Nicolás. La familia intentó obtener en vano
una autorización judicial para que pudiera asistir al velorio antes del entierro, que fue
a las once, cuando la autopsia ya había sido realizada por los médicos de la oficina
pericial de San Nicolás, Cillicani, Cano y Zunino. A mí me gustaría hablar con
los doctores dice Norma Ojeda. Que me digan, a ver, además del ahorcamiento,
qué encontraron, qué son esas marcas, por qué tiene las piernas y los brazos como si se
los hubieran machacado, que me demuestren que no lo mataron a palos antes de
ahorcarlo.
ENGAÑO HASTA A LA POLICIA CON DOCUMENTOS
FALSOS
El ladrón que cambió de nombre
Por Carlos Rodríguez
Si algo
le faltaba a la tragedia de Villa Ramallo es que uno de los delincuentes cambiara de
nombre post mortem. Y ocurrió. Sergio Miguel Benedetti se llamaba en realidad Javier
Ernesto Hernández, pero al morir llevaba un D.N.I. a nombre de Benedetti. La sorpresa
alcanzó incluso a su abogado, Carlos Varela, quien dijo a Página/12 que tenían
relación desde 1995 y que siempre lo conoció como Benedetti y hasta estuvo preso
con esa identidad. ¿Cómo fue que no saltó el dato mientras estuvo en la cárcel
de Coronda, donde deben haberle tomado las huellas digitales que confirmarían su nombre
verdadero? No se olvide que estamos en la Argentina, fue la respuesta de
Varela.
En tren de hacer hipótesis alocadas, el letrado se preguntó ¿qué hubiera pasado si al
falso Benedetti lo detenían vivo? El supone que por ejemplo, si daba el nombre
verdadero, no le habrían salido los antecedentes que tenía como Benedetti. En ese
prontuario figura, por ejemplo, la acusación por participar en el robo de 515.000 pesos
de la sucursal Arroyito del Banco de Santa Fe, ocurrido hace cuatro años. Por ese delito
estuvo preso varios años, sin condena, hasta que salió en libertad por vencimiento de
los plazos procesales. La identidad de Benedetti había sido confirmada por la Dirección
de Relaciones Policiales de la Unidad Regional II de Rosario, que hasta suministró su
prontuario a la prensa.
Varela, mientras duró el asalto al Banco Nación, conversó una hora con el supuesto
Benedetti, quien le había manifestado su intención de entregarse para terminar con
el quilombo que habían armado, según fueron sus textuales expresiones. Al parecer,
se quedaron dentro del banco porque la pronta llegada de la policía les cerró la
posibilidad de una salida segura, sobre todo teniendo en cuenta que los había abandonado
el chofer que los esperaba afuera. En este punto, Varela repite lo que le dijo por
vía telefónica el delincuente muerto.
Mi representado se quería entregar, pero en eso chocó con la oposición de Martín
Saldaña, quien quería llevarse la plata, sostuvo Varela. El abogado insistió en
que Hernández o Benedetti nunca fue policía y tampoco creo que haya podido
integrar una banda en la que hubiera policías, porque no los quería para nada.
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