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REPORTAJE A JULIO MERA FIGUEROA“
Nadie va a dudar de que acáhubo una corrupción enorme”

Para Mera, Menem es un gran presidente, a pesar de la corrupción y la exclusión social. Haría otra reforma constitucional. Palito, Duhalde y la derrota del PJ.

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Por Sergio Moreno

t.gif (862 bytes) Julio Mera Figueroa habla a borbotones. Sólo se detiene cuando le toman fotos. “No me gusta”, dice, “no puedo gesticular con libertad”, aclara como si hiciese falta la aclaración ante su inmovilidad frente a la cámara. Julio Mera, como se nombra, dispara. Dice que en este gobierno hubo mucha corrupción, dice que a él lo quisieron coimear y dice que volverá a la política para ser un ejemplo a seguir por los jóvenes. Mera se agita, tuvo un enfisema pulmonar y eso hace que cuando hable se agite, que su voz enronquezca como la de un asmático. “Menem fue un gran presidente”, dice instantes después de quejarse por la inmensa exclusión social que deja de herencia su ciclo. A pesar de eso, a pesar de todo, hubiese querido otra reelección. Y hubiese vuelto a reformar la Constitución para lograrlo. “Es un formalismo”, dice, y se agita, y mueve los brazos, y habla a borbotones.–¿Cuándo había decidido dejar de hacer política?–Hace un año y medio, cuando se frustró el proyecto Ortega Presidente. Yo había apostado mucho afectivamente, me había jugado íntimamente. Pensé que Palito era la figura más interesante que tenía el peronismo.–¿Por qué?–Porque creo que la Argentina de hoy requiere nuevamente la fijación de puntos políticos de partida. El menemismo ha hecho que se modifiquen una serie de presupuestos con los que trabajaban desde el año ‘90. Y el argentino tiene que redefinirse: esta Argentina como está ahora, no tiene una perspectiva de futuro.–Fue Menem quien llevó al país a esta instancia. –Recorrimos mucho hasta llegar a Menem. A partir de allí, el peronismo fue esa doctrina que todos manteníamos, pero que sintetizaba Menem. De golpe, viene todo este proceso de la re-re. Y a Menem se lo proscribe. Menem no puede ir a la re-reelección, porque no ha podido ir a la interna y porque la Constitución se lo prohibía. Entonces, surge un candidato, supuestamente natural, que no es tal: Duhalde, un producto del peso de la provincia de Buenos Aires. Y de golpe descubre que debe enfrentarse con Menem, porque Menem es muy mal visto por la corrupción. Nadie va a dudar de que ha habido una corrupción enorme en todo este período, nadie lo puede desconocer. Entonces Duhalde dice: “Yo no estoy con Menem, yo lo enfrento. Yo quiero otro peronismo”. ¿Y quién votó a ese peronismo de Duhalde? De acá es que el año pasado queríamos hacer una interna por la conducción partidaria: Menem y Ortega contra Duhalde-Ruckauf.–¿Por qué cree que Palito se alió a Duhalde?–Por falta de madurez. Esperó otra cosa de Menem, creyó que lo iba a apoyar económicamente, esperó a que lo nombre su delfín. Cuando Menem no lo hizo, se sintió usado, abandonado.–Menem que dilató la realización de la interna con su decisión de forzar una nueva reelección.–Creo que fue un gran error de Menem, no haber formado la interna y ser él reelecto por el voto de la gente. Porque en este momento, el peronismo tendría conducción y estaría en la calle.–Pero fue el propio Menem quien impulsó todo eso.–Fue un error grave de Menem. Ahora, ¿qué autoridad tiene Duhalde para manejar el peronismo formoseño, o jujeño o salteño? El peronismo está desmovilizado, sin conducción.–Eso fue producto de la lucha por el poder. –Obvio, realmente fue así. En la troupe de ejército de Menem, la mitad de sus oficiales apoyaron que Duhalde sea presidente. La civilidad, abandonar la barbarie exigía que Menem debía irse y volver en el 2003. La propia gente del Presidente. –Eso lo impone la Constitución nacional.–Bueno, pero eso es una formalidad... –¿La Constitución es una formalidad? –En el sentido de que eso, por otra formalidad, se puede modificar. Si hubiésemos tenido voto en la Legislatura la Constitución se modifica.–¿Le parece bueno modificar la Constitución cada dos o tres años para que Menem sea re-reelecto?–Para mí sí. Porque íbamos a evitar esta hipocresía. Lo que va a suceder es que, gane Duhalde o gane De la Rúa, ninguno de los dos va a tener poder. Ninguno va a poder manejar el hecho social. El poder en la Argentina es una resultante de factores de poder. En este momento, ningún candidato que gane va a manejar los factores de poder hacia el objetivo, entonces va a ser necesario un acuerdo entre las fuerzas políticas.–Según las encuestas, está ganando De la Rúa.–Va a ganar De la Rúa. Y el peronismo va a tener que apoyar necesariamente, no podemos llegar a destruir el país.–Si el peronismo pierde se producirá un terremoto interno.–Un coletazo enorme, por supuesto. Porque hay responsables. El peronismo está atomizado ya, el justicialismo no. ¿Y quién es responsable del justicialismo? ¡El Gobierno! Hay que redefinir al peronismo. En este momento, el enemigo nuestro no es lo que Perón llamaba “la oligarquía”. Hoy en día no es el asalariado la víctima del sistema. Víctima del sistema es la enorme cantidad de la sociedad que no accede al sistema, que ha quedado afuera del sistema. –Pero eso se profundizó durante las dos gestiones de Menem.–De acuerdo, por supuesto.–¿Qué piensa de Menem?–Que ha sido un gran presidente.–¿Y cómo se concilia eso con haber sido el responsable de profundizar la expulsión del sistema de mucha gente?–Porque no se podía hacer todo junto. Hubo un momento en que no quedaba ninguna alternativa, salvo ir a métodos muy cruentos, muy conflictivos. Cuando nos subimos a este barco no tenía rumbo, no funcionaba y estaba a la deriva. Nosotros arreglamos todo, el barco empieza a marchar hacia un lado. Pero en este momento, a pesar de que el barco no se va a hundir, la gente está con el agua al cuello, sigue igual que antes. O peor.–¿Usted presenció o estuvo o sabe de algún caso concreto de corrupción?–Y a mí me han querido coimear. Con Sánchez Toranzo nos ofrecieron dos millones cuatrocientos mil dólares para que compremos ciertos armamentos. Está filmado, está grabado. Yo denuncié la corrupción y después me la tiraron a mí encima. La primera denuncia pública de corrupción la hice yo con motivo de la Aduana. El único que me apoyó en todo el Gobierno fue Raúl Cuello, quien estaba en la DGI en ese momento, pero el resto no.–¿Qué le queda del episodio del que lo acusaron de hacer una contratación directa con Francia para hacer unos DNI que iban a costar cuatro pesos y ahora van a costar treinta y cinco?–Pero nunca hubo una denuncia de corrupción. Denunciaron violaciones formales, que no se llamaba a licitación. Nadie dijo jamás “hay un mango de corrupción” ¡Si a mí me quisieron corromper también ahí, a mí me fueron a ver de las empresas multinacionales! A mí me fueron a ver de IBM. No me coimearon los de IBM, pero me fueron a ofrecer sustituir el sistema. Y el embajador de Estados Unidos me habló...–En ese momento era Terence Todman.–Claro. Porque el problema era muy grave para ellos, que se les meta tecnología francesa en la Argentina. –¿Cuál es su explicación de que Menem haya permitido tantos episodios de corrupción?–El es así, en el sentido de que deja que las cosas sigan, él ni ampara ni empuja. ¿Por qué no miramos los patrimonios de la gente? Mi padre sabía decir una cosa: “¿Lo ha visto a Fulano, que tiene ropa nueva y auto nuevo?” “Sí, papá.” “¿Ha heredado? ¿Se ha sacado la lotería?”. “No, papá.” “Entonces ha robado”, me decía. –Bueno, la mayoría de los funcionarios de este gobierno han cambiado ropa, casa y auto...–Ahhh, no solamente de este gobierno, sino otros gobiernos anteriores, éste es un problema que hace al sistema, al déficit ético de la República. Pero hay que tener autoridad moral para eso. Y yo la tengo, y voy a volver a la política. ¿Sabe por qué? Para ser un ejemplo para los jóvenes.–¿Y con quién va a volver la política? ¿Con Menem? –Vamos a ver. Es el que más fuerza va a tener para volver, no le quepa la menor duda, pero volver ¿para qué?–¿Y cómo va a convencer a la gente?–Hay un Menem distinto... Lo que pasa es que hay que estar en el lugar en el que ha estado él. Hay dos clases de personas: las de reacción y las de decisión. El tipo que hace no puede mostrar flancos. Entonces, es preferible que se equivoque y siga firme, firme, firme. Lo bueno aquí ha sido evitar que se caiga el país. Y lo malo ha sido el sacrificio social innecesario al que se lo ha sometido.

 

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