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El próximo debería llegarmás lejos aún que Menem


Por M.M.

t.gif (862 bytes) El Banco Mundial ya tiene una agenda de deberes para presentar a los candidatos a suceder a Carlos Menem. El listado, del que tomarán conocimiento los referentes económicos de la Alianza y del duhaldismo a partir del miércoles en Washington, incluye más flexibilización en el mercado laboral, un fondo de capitalización privado para reemplazar la actual indemnización por despido, nuevas normas de defensa del consumidor, más desregulación en el sistema de salud entre obras sociales y medicina prepaga, revalorizar el papel de la Oficina de Etica Pública para luchar contra la corrupción, y un velado pedido de arancelamiento de las universidades, entre otros temas. Pero, además, en el Banco creen que Menem y Roque Fernández incumplieron la promesa de resguardar programas sociales financiados por el organismo de los recortes presupuestarios. Y les pedirán a los que vienen que restituyan las partidas. El domingo último, Página/12 publicó un documento que revelaba las advertencias del FMI por el elevado déficit fiscal y de cuenta corriente externa de la Argentina. Además, anticipaba a los candidatos presidenciales que, después de las elecciones, reclamará más ajuste fiscal, porque un rojo mayor “podría hacer peligrar la confianza de los inversores en la sostenibilidad del régimen de Convertibilidad”, alertaba. Las exigencias del Banco Mundial a los candidatos pasarán por otro lado. En un documento, al que accedió este diario, les recuerda que, como parte del compromiso ya firmado con la administración Menem, el futuro gobierno deberá avanzar con las siguientes cuestiones:u “Desarrollar un nuevo sistema de capitalización que reemplace el actual sistema de indemnización por despido”. u También insiste, en términos generales, con que “es necesario mayor flexibilidad en el mercado de trabajo” para “reducir los costos laborales e incrementar la movilidad laboral”.u En el área de educación, dice que hay que introducir “mayores incentivos a la recuperación de costos en la educación superior (universidades nacionales)”. Y, al mismo tiempo, propone otorgar “becas para los estudiantes universitarios de las áreas de bajos ingresos”. Seguramente, esta nueva forma de sugerir el arancelamiento de la universidad pública provocará cortocircuitos con el nuevo gobierno. u “Establecer nuevas normas de protección del consumidor” es otra las condiciones listadas.u Destaca que habrá que “fortalecer la Oficina de Etica Pública”, a la que le asigna un papel principal en la lucha contra la corrupción y recuerda que para su consolidación hay “subsidios del Fondo de Desarrollo Institucional”, financiados por el organismo. Más allá de estos puntos, el informe del Banco Mundial dice que el crédito especial de ajuste estructural, firmado este año, preveía la “identificación y protección frente a los recortes presupuestarios de un número de programas sociales clave que proveen importante sustento a los pobres, incluyendo nutrición, empleo, salud y educación”. Justamente, en Washington creen que Roque desoyó esta parte del trato y podó indiscriminadamente los fondos que debía aportar el Estado, como contraparte, para el funcionamiento de estos planes. En este sentido, un equipo de inspección del organismo está investigando una denuncia formal realizada por técnicos del programa ProHuerta, de la Secretaría de Desarrollo Social, que confirmaría esta situación. Otras denuncias informales revelarían el desmantelamiento de programas de otras áreas. Pero la prueba más categórica es la eliminación de casi todos los recursos destinados al Plan Trabajar, de subsidios para los desempleados, del Presupuesto 2000 que el Ejecutivo envió esta semana al Congreso. El Banco quiere que el próximo gobierno se comprometa a recomponer esta canasta de programas sociales clave.

 


 

EL FUTURO GOBIERNO DEBERA HALLAR OTRO PRESTAMISTA
Ni un dólar más para agujeros

Por M.M.

t.gif (862 bytes) Así como el objeto específico del Fondo Monetario es auxiliar a los países con problemas en el balance de pagos externo y, más recientemente, a los que afrontan crisis fiscales o financieras, el Banco Mundial nunca fue creado con ese sentido. Se supone que debería ser la “cara social” de Washington, la que mira más allá del corto plazo de los mercados, financiando programas de asistencia a los pobres, de salud, de educación y obras de saneamiento e infraestructura. Pero, en la práctica, el Banco se está convirtiendo en un “FMI junior”, algo que en el directorio de la entidad detonó más de una polémica. Ocurrió, durante la crisis de mediados del ‘97 en el sudeste asiático, cuando el Fondo, sin agua en la manguera, le pidió ayuda para apagar el incendio y evitar un descalabro financiero a nivel mundial. Sucede hoy, de nuevo, en Latinoamérica, pero, fundamentalmente, en la Argentina. No hay funcionario de primera línea del BM que no esté molesto porque el país que más fondos recibirá este año destinará el 94 por ciento de los recursos a pagar cuentas fiscales y a llevar tranquilidad a los banqueros privados (ver cuadro). En su informe anual, el organismo trata de salvar las apariencias sobre este punto. Explica que, recientemente, “el directorio aprobó un nuevo instrumento, llamado Préstamo Especial de Ajuste Estructural (PEAE), para ayudar a los países a recobrar la confianza de los mercados financieros. Argentina y Brasil han recibido apoyo del Banco bajo este paraguas”, afirma. Luego agrega: “El PEAE de la Argentina (2.535 millones) apunta a mantener la confianza en el sistema financiero doméstico, profundizar el mercado de capitales y fortalecer la situación fiscal”. El otro crédito importante de este año (por 500 millones) también tiene la calificación de “especial” y el BM explica que “dará credibilidad al sistema financiero, al levantar las restricciones de liquidez en el contexto del sistema de Convertibilidad”. Aun así, el documento se preocupa por destacar que la Argentina se comprometió a “resguardar una canasta de programas sociales de los recortes presupuestarios”, algo que el Gobierno no estaría cumpliendo, lo cual ya provocó reacciones en el organismo (ver aparte). Pero la Argentina no tiene en carpeta nuevos créditos para moderar el impacto social del ajuste fiscal. Distinto es el caso de Brasil que, de los 1700 que negoció con el organism,o “1000 millones son para financiar protección social” y “ayudarán al gobierno a proteger los gastos sociales durante el período de austeridad fiscal y reducir el impacto sobre los más vulnerables”. Por eso, una alta fuente del Banco Mundial le dijo a Página/12 que el próximo gobierno no podrá recurrir al organismo en busca de financiamiento para apuntalar a la Convertibilidad. José Luis Machinea, candidato de ministro de Economía en caso de triunfar Fernando de la Rúa, reconoció que el futuro gobierno debería negociar con los organismos internacionales un paquete de 8.000 millones de dólares para financiar las cuentas fiscales del primer año de gestión, honrar los compromisos externos y mantener fuera de peligro el tipo de cambio fijo. Lo que ahora queda claro es que deberá buscar esos recursos en una ventanilla de Washington distinta a la del Banco Mundial. “Ahora es el turno del FMI, nosotros tenemos que volver a concentrarnos en lo social”, dijo el funcionario consultado por este diario. En el organismo temen que la Argentina sea un caso paradigmático para un futuro, en el que el Banco quedaría reducido a una agencia del Fondo Monetario Internacional, sólo preocupado por resguardar la estabilidad monetaria. Imaginan que los dólares desembolsados en el país podrían escurrirse en las grietas del fisco y del sistema financiero. Y, mientras tanto, los programas sociales básicos quedar desactivados.

 

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