Por Maximiliano Montenegro En los últimos cinco años,
de los 5965 millones de dólares que el Banco Mundial desembolsó con destino a la
Argentina, sólo 1944 millones llegaron al país. Los 4 mil millones restantes se
esfumaron en el pago de obligaciones anteriores, intereses, comisiones y exorbitantes
punitorios por atrasos en la ejecución de los programas de crédito. Las cifras, que
figuran en el balance anual del organismo, revelan también que durante el segundo mandato
de Menem la Argentina se convirtió en el principal tomador de préstamos del Banco en
Latinoamérica y, en el año de la despedida, en el mayor deudor del organismo a nivel
mundial. La tarjeta de crédito del Banco Mundial, que disfrutó el menemismo, ya está en
rojo, y parece imposible que el futuro gobierno pueda seguir utilizándola a este ritmo
sin que sea cancelada. En teoría, el Banco Mundial, a diferencia del FMI, financia
programas sociales y de infraestructura. Sin embargo, en el último año, el 94 por ciento
de los préstamos aprobados para la Argentina están destinados a cubrir agujeros en las
cuentas fiscales y a tender una red al sistema bancario. Esta desnaturalización de los
préstamos del Banco, que también ocurrió en Asia, abrió una fuerte polémica en el
organismo (ver aparte). Tres x unoLos números son impactantes. Desde 1994, por cada 3
dólares de crédito que el Banco Mundial otorgó al gobierno argentino, éste recibió
sólo 1. A esa conclusión se llega después de analizar los datos incluidos en el reporte
anual del organismo, recién publicado en Washington. Los cálculos son así: en el
período, se realizaron desembolsos brutos por 5965 millones de dólares.
Pero, en realidad, 2000 millones de esos fondos se quedaron en Washington para repagar el
capital de préstamos anteriores. Y otros 2020 millones fueron retenidos en concepto de
intereses y comisiones. De modo tal que la transferencia neta de fondos al
Gobierno fue de sólo 1944 millones de dólares (ver cuadro).El informe no discrimina
cuánto se paga por intereses y cuánto por comisiones. Pero sí advierte que
la Argentina tiene disponibles 3594 millones de dólares en créditos que no utiliza. Los
funcionarios de Washington dicen que las causas de la demora en la ejecución de estos
fondos deben buscarse en las desprolijidades de las distintas áreas del
gobierno argentino, nacionales y provinciales, encargadas de los programas. Otra de las
causas de las demoras explican son los recortes presupuestarios que efectuó
Roque Fernández en los últimos tres años. El gobierno argentino debe aportar fondos,
como contraparte local, para poner en marcha los programas. Como Roque rebanó partidas
destinadas a este fin, un número considerable de planes sociales financiados por el Banco
quedaron paralizados. Ensayando una defensa, los funcionarios menemistas juran que el
verdadero problema está en la burocracia de Washington. Sea como fuere, lo cierto es que,
por esos fondos inmovilizados, el Estado argentino debe pagar una comisión de
compromiso, fijada en el orden del 1,5 por ciento. Así, por año, la Argentina
gasta 55 millones de dólares en punitorios por el atraso en los desembolsos. Es decir
que, durante el período en cuestión, ya lleva desperdiciados más de 300 millones de
dólares. Dos x unoLa lentitud con que se administran los préstamos sociales contrasta
con la rapidez con que el Gobierno gestionó, desde noviembre, créditos para cubrir
baches fiscales y ahuyentar el peligro de una nueva crisis en el sistema financiero. Así,
con los 3226 millones de dólares solicitados alBanco, el presidente Menem batió otro
record en el ocaso de su mandato. Es más del 40 por ciento del total de recursos que el
organismo orientará este año a Latinoamérica y el doble de lo que pidió Brasil. Más
aún, ningún otro país en el globo recibirá tanta ayuda: Indonesia consiguió 2100
millones, Corea 2000 millones y Rusia 1930 millones. De todo modos, también sobre esa
factura pasará la guadaña de los descuentos por diversos ítem, semejante a los
gastos ocultos que cobran los bancos a los clientes menos precavidos sobre la
tarjeta de crédito. La única diferencia es que, en este caso, ningún funcionario puede
hacerse el sorprendido. Hasta ahora, el desembolso bruto que autorizó el BM
es de 2071 millones de dólares, a lo que hay que restarle 417 millones para cancelar
capital adeudado y 461 millones por intereses y comisiones. En limpio, el
Gobierno recibirá sólo 1193 millones de pesos. Es decir que, en esta oportunidad, por
cada 2 dólares que formalmente presta el BM, 1 dólar y centavos ingresarán al país.
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