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Exportaciones argentinas en la mira de las autoridades de Brasil

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Tras el fracaso de la ronda de negociaciones de la semana pasada, ayer volvió a hablarse de mayores restricciones al comercio regional. El país vecino le apunta al arroz y los lácteos.


t.gif (862 bytes)  El conflicto originado entre Argentina y Brasil por las trabas que cada país impone a las importaciones amaga con hacer trizas el Mercado Común del Sur. A pesar de que algunos funcionarios del gobierno de Fernando Henrique Cardoso ayer hicieron declaraciones de tono contemporizador, el secretario de Agricultura de Brasil, Marcus Vinicius Pratini de Moraes, avivó el fuego con la amenaza de suspender la compra de arroz y lácteos argentinos.

“Brasil no recibirá pasivamente las restricciones argentinas y adoptará represalias si es necesario”, advirtió el belicoso ministro brasileño. “Y, en cuanto a los lácteos, todo el mundo nos quiere vender y también estamos en condiciones de aumentar la productividad de nuestro mercado interno”.

El país vecino ayer ya puso en marcha al menos dos mecanismos defensivos de su industria. Por un lado, inició el trámite denominado de solución de controversias, para que se resuelva en esta instancia formal si Argentina puede mantener o no sus limitaciones a la importación de calzados. Pero también estableció restricciones no arancelarias para unos cuatrocientos productos argentinos que, de ahora en más, no gozarán de la ventaja de licencias automáticas para ingresar.

Esta decisión fue una respuesta inmediata del gobierno de Cardoso a la intransigencia de los negociadores argentinos, que durante las reuniones del jueves y el viernes se negaron a levantar las barreras paraarancelarias impuestas a los calzados. Argentina, por su parte, se topó con la resistencia brasileña para derrumbar las trabas al ingreso de sus lácteos. Tras este fracaso, la crisis bilateral fue subiendo de tono.

Para defender su decisión de suprimir las licencias automáticas para importar productos argentinos, las autoridades de Brasil aseguran que no crearon ningún nuevo freno al comercio, sino que se limitaron a activar otro impuesto tiempo atrás, del que se había exceptuado a los socios del Mercosur. También, argumentan que la devaluación del real no provocó un aumento de las exportaciones brasileñas hacia la Argentina, aunque sí una disminución de las importaciones: en el primer semestre del año, las ventas al Brasil cayeron de 5300 a 3700 millones respecto al mismo período del año anterior.

El embajador brasileño en Argentina, Sebastiao Do Rego Barros, ayer intentó poner paños fríos sobre la recalentada relación con declaraciones de circunstancia. A su juicio, las negociaciones entre los mayores socios del Mercosur merecen “una evaluación positiva”, ya que “se lograron entendimientos importantes que permiten dejar la puerta abierta a futuros entendimientos”.

José Botafogo Goncalvez, secretario ejecutivo de la Cámara de Comercio Exterior del Brasil, también intentó minimizar la controversia, aclarando que la suspensión de licencias automáticas “afecta a un número limitado de productos”, y que “el gobierno está dispuesto a dialogar”. Pero el día anterior confesó al diario brasileño O Globo una de sus grandes preocupaciones: que Argentina sancione la ley que obligaría a la industria automotriz a utilizar un 50 por ciento de partes fabricadas localmente.

Este proyecto de ley que estudian los diputados es otra espada de Damocles sobre el Mercosur, que debería tener antes del año próximo un régimen común para esta industria. Si el Parlamento sancionara esa ley, el gobierno argentino se vería forzado a negociar con sus socios sobre esta base, muy poco ventajosa para los autopartistas brasileños.

Por ahora, el Parlamento se puso en guardia. Humberto Roggero, titular de la bancada justicialista y uno de los impulsores de esa iniciativa sobre el régimen automotor, ayer interpretó que, de continuar la controversia, “la integración es sólo una fantasía”.

En tanto, la Comisión Conjunta del Mercosur, presidida por el senador Eduardo Bauzá, decidió analizar hoy la situación bilateral junto al secretario de Industria, Alieto Guadagni, el vicecanciller Andrés Cisneros, y el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Campbell.

 

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