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Fue sin sangre. La vanguardia de 2000 hombres de la Fuerza Internacional de Paz para Timor Oriental (Interfet) desembarcó ayer en la capital timorense de Dili sin encontrar resistencia. El aeropuerto, el puerto, y el centro de la capital fueron rápidamente ocupados por los soldados de la ONU. El grueso de los paramilitares proindonesios pareció desvanecerse, y sólo un puñado pobremente armado permaneció en Dili sin oponerse a la Interfet. La cooperación de los militares indonesios con la fuerza de paz fue declarada satisfactoria. La condición de los pocos habitantes que quedan en Dili es desesperada, pero todavía no les llegó ninguna ayuda: los recursos de transporte de la ONU están monopolizados por los soldados y el material bélico de la Interfet. Se teme que los paramilitares se establezcan al oeste de Timor Oriental para librar desde allí una guerra de guerrillas contra la fuerza de paz. En cualquier caso, éste es un problema al que la Interfet no tendrá que enfrentarse hasta después de algunas semanas. Las operaciones planeadas para esta semana, el despliegue de los 7500 soldados de la fuerza de paz en Dili, comenzaron ayer con éxito. Poco después del amanecer, en el aeropuerto de Comoro, de Dili, los aviones de transporte Hércules C-130 empezaron a aterrizar con los soldados de la fuerza de paz. La avanzada -formada por australianos, neocelandeses, y gurkas nepaleses ocupó de inmediato el aeropuerto, y pasó a descargar equipos militares de los aviones. Más tarde, los soldados se trasladaron en vehículos blindados hacia el centro de la ciudad y hacia el puerto, vigilado por tropas indonesias. El puerto recibirá inminentemente nueve buques con material bélico y refuerzos destinados para la Interfet. Durante las operaciones de ayer no se registraron combates contra los paramilitares. Los soldados de la ONU detuvieron a uno, armado con un rifle casero, pero en general no hubo resistencia, como informó complacido el comandante de la fuerza de paz, general Peter Cosgrove. Está previsto que para el fin de semana se hayan desplegado 3200 de los cerca de 7500 efectivos de la fuerza de paz. Por el momento, las relaciones de la Interfet con el ejército indonesio en Timor Oriental (TNI) parecen buenas. Los militares indonesios cooperaron con el despliegue ayer de las tropas de paz, y Cosgrove elogió su comportamiento natural y cooperativo. El comandante del TNI, general Kiki Syahnakri, aseguró ayer que el 80 por ciento de las tropas indonesias ya habían sido retiradas de la zona oriental de la isla. En los próximos días Syahnakri entregaría el control a la Interfet. La ciudad que recibió ayer la Interfet estaba devastada. Además de los soldados indonesios, sólo pequeños grupos de habitantes eran visibles en las calles llenas de escombros de Dili. Según testigos locales, los paramilitares prendieron fuego a algunos edificios antes de partir, y se replegaron en camiones llenos de bienes saqueados. Se calcula que unas 10.000 personas (de una población inicial de 250.000) se esconden entre las ruinas de Dili. Todos sufren de inanición. En términos militares, las dificultades de la Interfet podrían recién estar comenzando. El líder de los paramilitares, Eurico Guterres, reiteró ayer su demanda por una partición de Timor Oriental. Según él, los distritos occidentales votaron fuertemente a favor de la anexión en el referéndum celebrado el 30 de agosto bajo los auspicios de la ONU, en el que la ex colonia portuguesa debía decidir su independencia de Indonesia, el país que la había conquistado en 1975. La cuestión principal es si los militares indonesios van a abandonar a los paramilitares, o si iniciarán un movimiento insurgente, apoyando a los paramilitares en algunos distritos occidentales de Timor Oriental, estimó ayer el analista australiano Robert Lowry. Sólo queremos defender nuestro territorio, explicó ayer el líder paramilitar Domingo Soares.
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