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RUSIA PLANEA PONER FIN A LA OLA DE ATENTADOS ATACANDO CHECHENIA
La invasión como remedio a las bombas


El País 
de Madrid

Por Luis Matías López
Desde Moscú

t.gif (862 bytes)  Como en Kosovo, también en el Cáucaso la cuestión estriba en decidir si una intervención terrestre en Chechenia es o no necesaria. Los bombardeos de la aviación rusa pueden resultar insuficientes para aniquilar a los combatientes islámicos que ya invadieron dos veces Daguestán y que, probablemente, se disponen a intentarlo nuevamente. “No podemos y no tenemos derecho a excluir ningún método para alcanzar el objetivo final: la eliminación de los terroristas en Rusia”, anunció ayer Valeri Manilov, vicejefe del Estado Mayor.

La aviación rusa está bombardeando las posiciones en territorio checheno de las fuerzas de Shamil Basáyev y el comandante Jattab. Según los portavoces oficiales rusos, estos ataques no matan a civiles, pero sí han logrado exterminar a 500 guerrilleros. Justo lo contrario de lo que asegura la otra parte, incluso el gobierno de Grozni, la capital chechena, teóricamente enfrentado a las milicias y opuesto a las operaciones en Daguestán, que sostiene que quienes mueren son inocentes, y que más de 30.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares.

La posibilidad de que las tropas federales rusas crucen la frontera y entren en Chechenia provoca escalofríos entre quienes recuerdan lo que ocurrió entre diciembre de 1994 y agosto de 1996, cuando la impresionante máquina militar rusa fue derrotada de forma humillante por unas milicias inferiores en armamento y número de efectivos, pero mucho más motivadas y eficaces.

El conflicto será largo. Basáyev anunció ayer que está formando un batallón especial de 500 luchadores kamikazes y que serán empleados en misiones especialmente peligrosas. Por su parte, la agencia oficial rusa Itar-Tass citaba fuentes de los servicios de seguridad según las cuales el millonario saud Osama bin Laden, que supuestamente financia a los invasores islámicos, ha enviado desde Afganistán a otros 100 combatientes. Es difícil escuchar estos días en Rusia alguna voz que desentone del coro general que pide mano dura. El primer ministro, Vlad mir Putin, defendió ésta el domingo por televisión tras asegurar que “círculos reaccionarios” de algunos países musulmanes intentan cortar Rusia “como si fuera mantequilla” para crear un Estado teocrático “desde el Caspio hasta el mar Negro”. De ser cierto, la amenaza iría mucho más allá de donde ahora se concreta: Chechenia y Daguestán.

Un recrudecimiento del conflicto aumenta el riesgo de nuevos atentados terroristas como los que, en las últimas tres semanas, se han cobrado cerca de 300 vidas en Moscú y otras ciudades rusas. Ayer, el Servicio Federal de Seguridad se mostró dispuesto a aceptar la ayuda ofrecida por el FBI norteamericano.

 

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