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SECUESTROS, MUERTES Y LA PAZ MAS LEJOS EN COLOMBIA
Crónica de una guerra sin fin

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Durante el fin de semana, la guerrilla asesinó a un alcalde y a un pastor. Losparamilitares masacraron a 14 campesinos.


t.gif (862 bytes)  ”Las empresas extranjeras cuentan con suficiente seguridad como para venir a nuestro país. Tenemos grandes problemas, pero déjenme decirles que lo que han leído en los periódicos es el lado alarmante del estado de cosas en Colombia”. En una reunión con empresarios en Nueva York, donde viajó para asistir a la última Asamblea General de la ONU del milenio, el presidente colombiano, Andrés Pastrana, trató de minimizar la guerra civil. Pero las informaciones que llegaban desde su país no connotaban seguridad: un pastor y un alcalde asesinados por la guerrilla, 14 campesinos masacrados por los paramilitares durante el fin de semana y 40 civiles secuestrados el sábado, de los cuales sólo 10 fueron identificados. Anteayer, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, la principal guerrilla del país) habían rechazado una oferta de diálogo del gobierno.

El Ejército y la Policía colombiana rastrillaron ayer el noroeste del país para intentar localizar a los 40 secuestrados. Fuentes castrenses dijeron que fueron 200 miembros de las FARC, pero después se informó que los secuestradores eran del Ejército de Liberación Nacional (ELN). En una aldea del municipio de Neiva, un pastor de la Iglesia Pentecostal, Diego Molina Carvajal, fue asesinado por presuntos guerrilleros de las FARC.

Entretanto, el comandante de la VII Brigada del Ejército, general René Pedraza, acusó ayer a las FARC del asesinado de Marco Londoño, alcalde de Vista Hermosa. Esta localidad está dentro de los 42.000 kilómetros cuadrados desmilitarizados que el gobierno cedió a esta guerrilla el año pasado. En una carta escrita en junio, y publicada ayer por el diario bogotano El Tiempo, Londoño se había quejado del dinero que debía destinar a pagar una suerte de “impuesto” para las FARC. En el noroeste del país, en cambio, las muertes tuvieron firma paramilitar. Entre el sábado y el domingo, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) asesinaron a 14 campesinos en dos aldeas del municipio de Dadeiba, acusándolos de colaborar con la guerrilla.

En este contexto, al menos hubo una buena noticia. El obispo de Tibú, monseñor José de Jesús Quintero, que había sido secuestrado hace casi un mes por el Ejército Popular de Liberación (EPL), fue liberado el domingo. Pero sus palabras no fueron alentadoras. “Tengo la impresión de que el conflicto se está radicalizando, y las guerrillas quieren alinear a la Iglesia. Y eso me parece sumamente grave”, aseguró el prelado.

En Nueva York, Pastrana declaró que “hablar acerca de un gobierno en riesgo dentro de una nación al borde del colapso, de una guerrilla que supuestamente controla el 40 por ciento de nuestro territorio o que está en los contornos de Bogotá, es escasamente representativo de lo que sucede en Colombia”. El presidente colombiano debía lucir seguro y vendedor ante los inversionistas extranjeros que posiblemente participarán del “Plan Colombia”. Este plan pretende combinar una reforma de la economía colombiana con un fortalecimiento del Estado y un plan integral de la lucha contra el narcotráfico. Pastrana también se entrevistó con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y con el administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Mark Malloch Brown, cuya organización aportaría fondos para el “Plan Colombia”.En declaraciones a la prensa, Pastrana también se encargó de separar este plan de la intervención, directa o indirecta, de Estados Unidos en su país. “Colombia rechaza cualquier injerencia o intervención extranjera en sus asuntos internos. Ya no son épocas de intervención sino de cooperación”, afirmó el presidente colombiano.

 

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