ESCUELA
 Todos la
conocen como “escuela de dictadores” y durante décadas hizo honor a ese nombre.
En sus aulas aprendieron a torturar y eliminar opositores varias generaciones de militares
latinoamericanos (hasta llegar al bonito número de 57.000, para ser más precisos) y
personajes como Roberto Viola obtuvieron el visto bueno de sus colegas norteamericanos.
Pero a la Escuela de las Américas, ya devuelta a Panamá, le espera otro destino, si no
de grandeza, por lo menos más rentable. A fin de año la empresa española Sol Meliá
inaugurará el primer edificio de un complejo turístico de 315 habitaciones en que, 21
millones de dólares mediante, quedarán convertidas las antiguas instalaciones.
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