Por Laura Vales El juez que investiga la
profanación al cementerio judío de La Tablada no apartará del caso a la Policía
Bonaerense. No recibí ningún pedido para separarlos de la pesquisa. Por más que
se pueda vislumbrar algún tipo de sospecha (sobre la vinculación de uniformados a la
profanación) son ellos los que tomaron la intervención inicial en el tema, dijo a
este diario Alberto Criscuolo, el magistrado a cargo de la investigación. Criscuolo hizo
pública esta decisión el mismo día en que los dirigentes de la comunidad judía se
presentaron en su despacho para dejar en claro sus fundados recelos sobre el papel de la
Bonaerense, no sólo en el episodio investigado sino también en el nulo esclarecimiento
de las profanaciones anteriores. La intención de la DAIA y la AMIA es, precisamente,
mantener el expediente en manos de la Justicia Federal para que se dé intervención a la
Policía Federal y a otros organismos nacionales. Pero Criscuolo fue terminante:
Necesito auxiliares. Aunque convoque a otras fuerzas no tengo otra alternativa que
trabajar con la Policía Bonaerense, repitió a Página/12.Entre mañana y el jueves
la DAIA y la AMIA se presentarán como querellantes en la causa para poder solicitar
medidas concretas de prueba. También organizan un acto de repudio, para el jueves o
viernes de esta semana. En principio hay una responsabilidad clara de la Policía
Bonaerense, que era quien tuvo a cargo controles externos del lugar, subrayó el
abogado de la mutual judía Luis Dobniewski. Las 62 tumbas fueron profanadas un día antes
de la celebración del Iom Kipur, a pesar de que el renunciado ministro de Justicia
Osvaldo Lorenzo había recibido la expresa recomendación de reforzar la seguridad en los
cementerios israelitas de toda la provincia. El ataque no hizo más que alimentar
lassospechas de que, una vez más, tras los destrozos de las tumbas estuvo la mano de la
Bonaerense. Ayer, los peritos reunieron las primeras conclusiones del levantamiento de
rastros. En principio, establecieron que la profanación fue realizada por lo menos por
tres personas que no utilizaron ningún elemento demasiado sofisticado: sólo
barretas y palos; no hay marcas de martillos, mazas o algún tipo de herramienta que se le
parezca, explicó uno de los investigadores. Sus conclusiones fortalecen la
hipótesis de que existió mano de obra contratada, posiblemente jóvenes. Las
roturas no son profundas ni hicieron excavaciones; en realidad, hay mucho vidrio roto y
lápidas quebradas a los golpes, pero no un trabajo demasiado forzado agregó uno de
los responsables del relevamiento. Ese levantamiento de rastros es hoy por hoy el único
elemento que podría arrojar alguna pista ya que, según admitieron en el juzgado federal
de Morón, todavía no apareció un solo testigo de la agresión ni existen pistas
concretas sobre la identidad de los atacantes. El titular de la DAIA, Rogelio Cichowolski,
hizo ayer ante Criscuolo un repaso de las profanaciones anteriores y subrayó las
similitudes entre el ataque de este fin de semana y el de diciembre de 1997. En aquella
oportunidad los agresores actuaron en la misma zona del cementerio y, como esta vez, no
pintaron leyendas ni esvásticas, en una actitud que se considera parte de una estrategia
para que el delito se considere un simple daño y quede en la órbita de los tribunales
bonaerenses. Cuando investigamos la profanación del 97 teníamos firmes
indicios sobre la vinculación con el caso de altos jefes policiales desplazados de la
fuerza, recordó ayer uno de los hombres que participó de aquella pesquisa junto al
juez Héctor Alí. Pero finalmente todo quedó en la nada. Víctor Ramos, el titular del
Inadi, criticó duramente la decisión del juez Criscuolo. Con los antecedentes que
tenemos, la Bonaerense debería estar totalmente al margen del caso. Ni siquiera tendrían
que haberlos convocado, advirtió. En el Juzgado Federal de Morón aseguraron que se
convocará a los hombres de la Policía Federal, aunque por el momento la idea es
simplemente que se remitan los antecedentes de hechos similares.
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