Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira

 

En el Fondo sobra la burocracia

Un argentino participó en la primera auditoría externa a la que fue sometido el Fondo Monetario. Por qué no previó las crisis.

Director gerente del Fondo Monetario, Michel Camdessus.
En el FMI se le quejan de que están “flexibilizados”.

na14fo01.jpg (9376 bytes)

Por M.M.

t.gif (862 bytes) Hace pocos días, el Fondo Monetario Internacional difundió en Washington la primera auditoría externa sobre el propio organismo. El informe fue realizado por tres economistas, entre los que se destaca el argentino Ricardo Arriazu. El documento se concentra en analizar la actuación del FMI partiendo de un hecho obvio: que no supo prever la mayoría de las principales crisis financieras de la última década. Otra parte de la auditoría se focalizó en el Departamento de Investigaciones del Fondo, a cargo de Michael Mussa, quien hoy difundirá el World Economic Outlook (WEO). Allí se critica la propia burocracia e ineficiencia del FMI, algo que el organismo se preocupa de combatir en los países subdesarrollados. Pero lo más divertido es la respuesta del propio Mussa, quejándose de las condiciones de “flexibilización laboral” –demasiadas horas extra y pocas vacaciones, incluidas– a las que son sometidos los economistas del Fondo.
En un documento de 130 páginas, Arriazu –representante ante el FMI entre 1968 y 1974– se dio el gusto de ser el primer argentino que evalúa al Fondo. El organismo internacional está integrado por 180 países, de los cuales sólo 40 están incluidos dentro de programas de crédito y condicionalidades fiscales o de otro tipo, como es el caso de Argentina. El resto son monitoreados anualmente dentro de un mecanismo llamado “surveillance” (supervisión), por el cual el FMI entrega al gobierno en cuestión una evaluación de la marcha de la economía de su país. Esta función de monitoreo es la que concentra la mayor parte de los recursos operativos del FMI.
Arriazu y Cía. llegan a la conclusión de que. “a pesar de haber tenido la experiencia de México, muchas de las lecciones de México no se aprendieron, lo que quedó en claro con lo sucedió en Asia”. Dicen que “existen serias dudas de que el Fondo tuviera conciencia de lo que iba a pasar en Tailandia”, a mediados del ‘97, pese a que los funcionarios del organismo aseguran que habían escrito un documento de advertencia. Y están convencidos de que “no tenían idea de que podía desatarse una crisis como la que ocurrió en Corea”, meses más tarde.
“Con Brasil fue diferente”, argumentan. Allí sí alertaron al gobierno del peligro de una crisis inminente, pero Fernando Henrique “Cardoso hizo lo que quiso”.
La auditoría plantea el dilema que enfrenta el FMI al escribir estos informes, ya que si los difunde puede ser acusado de asustar a los mercados y ser el propio detonante de la crisis. Sin embargo, los expertos afirman que “la experiencia indica que la mayoría de los informes terminan filtrándose” y aconsejan que “es mejor publicarlos abiertamente para que los mercados ayuden a poner disciplina en la economía del país”.
El documento también reconoce que el Fondo es acusado usualmente de inflexibilidad ante determinadas coyunturas políticas; es decir, que aplica siempre la misma receta, no importa la realidad de que se trate. Y dice que “a veces el Fondo tiene que tomar en cuenta alternativas que consideren la situación política del país”, de modo tal de encontrar una solución de “segundo mejor” ante esa realidad. Luego hace 33 recomendaciones puntuales para mejorar la eficiencia en el trabajo de supervisión del organismo.
La otra parte de la auditoría, realizada por expertos europeos, critica duramente las actividades de investigación del organismo, a cargo de Mussa, que en los últimos diez informes del “Panorama Económico Mundial” (hay dos por año) no anticipó ninguna de las crisis posteriores a la de México. Los palos van desde esa cuestión de sustancia hasta la denuncia de la excesiva burocracia creada por los economistas del Fondo.
La respuesta de Mussa es antológica. Mediante un cuadro estadístico pretende demostrar que los economistas del FMI trabajan muchas más horasde las “deseables”; que cuentan con menos vacaciones de lo que sería razonables; y que su productividad es alta porque escriben bastantes más informes y documentos de lo “normal”. Pero el colmo es cuando se le pregunta, a través de una encuesta, a los propios economistas del FMI se los consulta si “el Departamento de Investigaciones hace una valiosa contribución al trabajo del Fondo”. Obviamente, la mayoría responde que está “de acuerdo” con esta apreciación.

 


 

EL BANCO MUNDIAL CRITICA A ARGENTINA
Defensa del Plan Trabajar

t.gif (862 bytes) El Banco Mundial se opuso de manera tajante al proyecto del Gobierno de eliminar el Plan Trabajar, que en la actualidad da empleo a unas 120.000 personas y que desde su creación, en 1996, formó más de medio millón de puestos de trabajo. “Deben protegerse a los programas sociales. Todas las reformas estructurales deben incluir un balance que permita mantener los planes sociales”, señaló ayer James Wolfensohn, el presidente de la institución.
En el proyecto presupuestario para el año 2000, Economía previó un ajuste de casi 1800 millones de dólares. Para lograrlo, propuso levantar el Plan Trabajar. El Banco Mundial también dejó planteado el escenario que encontrará quien resulte ganador de las elecciones de octubre. “La Argentina es uno de los países de ingreso per cápita más alto de América latina, pero, no obstante, lo que hay allí es una enorme desigualdad entre ricos y pobres”, consideró Wolfensohn. “Los ricos tienen una porción mucho más grande que los pobres”, añadió.
“El objetivo central de nuestro trabajo es conseguir una mejor distribución de la riqueza”, indicó el titular del organismo financiero internacional y recordó que la Argentina fue uno de los países de la región que más ayuda recibió del Banco Mundial, con unos 3200 millones de dólares. “La gente pobre es la más afectada por las crisis financieras. Por eso, nuestro propósito es que se logre una distribución más equitativa de la riqueza”, dijo desde Washington Wolfensohn, un día antes de que se inaugurara la reunión anual conjunta del FMI y el Banco Mundial.
Por otro lado, el dirigente admitió que el organismo presidido por él junto al Fondo y el BID podrían brindar un plan de apoyo financiero para la Argentina. Aunque no habló de montos, en Washington se especula con un programa contingente de entre 10 mil y 15 mil millones de dólares.
Por otra parte, y hablando en general de América latina, Wolfensohn destacó que “la lucha contra la corrupción” es de máxima prioridad para lograr una distribución equitativa entre la población.

 

PRINCIPAL