Por Maximiliano Montenegro La Alianza confía en los
buenos oficios de Roque Fernández ante el Fondo Monetario para conseguir una red de
seguridad financiera para la Convertibilidad de 12 mil millones de dólares. José Luis
Machinea sabe que, en los próximos días, podría encaminar las negociaciones para
conseguir una ampliación del actual Programa de Facilidades Extendidas en caso de que la
Alianza llegara al poder. Pero prefiere que Roque lo ayude a gestionar un instrumento
nuevo, llamado Línea de Crédito Contingente, que podría elevar el monto de los fondos
para Argentina. Según un informe que circula en Washington, Argentina, Hong Kong y Chile
encabezan la lista de países que podrían acceder a tales créditos. Pero en el FMI
existe resistencia a implementarlo porque temen que los mercados lo interpreten mal. Y que
consideren que, en lugar de un premio, como sería presentado, es una forma de
marcar a países con riesgo de crisis.
El FMI difundirá hoy, en Washington, el tradicional Panorama Económico Mundial, que
dirigió el jefe de Investigaciones del organismo, el economista Michael Mussa. El
documento, anticipado el domingo 12 de septiembre por Página/12, enciende luces amarillas
sobre Argentina, por el abultado déficit fiscal y de cuenta corriente del sector externo.
El pronóstico de crecimiento para Argentina el año próximo, incluido en el estudio, es
de apenas 1,5 por ciento, con la cual el apretón fiscal exigido para cerrar las cuentas
fiscales sería todavía mayor al propuesto por Roque en el Presupuesto 2000. Más aún,
se alerta que el próximo gobierno deberá profundizar el ajuste porque un déficit
fiscal mayor pondría en riesgo la sostenibilidad de la Convertibilidad (ver
aparte).
Pese a esa dura advertencia, en el FMI prometen que no va a haber ningún problema
con la transición política, porque existe todo el deseo de apoyar a Argentina,
explican. Razones no les faltan: si cayera la Convertibilidad no sólo se derrumbaría uno
de los pocos programas monitoreados por el Fondo que se mantienen incólumes. Además,
podría desatar un nuevo efecto dominó sobre los mercados emergentes.
Con el aval de las encuestas favorables a Fernando de la Rúa, Machinea, referente
económico de la Alianza, llegará mañana a Washington en pose de ministro y así será
recibido por los funcionarios del FMI. En especial, después de que el candidato a
ministro de Economía de Duhalde, Jorge Remes Lenicov, desistiera de viajar a la Asamblea
Anual del organismo con la excusa de dedicarse de lleno a la propuesta de concertación
lanzada por el candidato del justicialismo. El economista radical quiere negociar un
paquete de préstamos de, por lo menos, 10 mil millones de dólares para cubrir las
necesidades de financiamiento del Estado, que el año próximo ascenderían a 24 mil
millones de dólares, y ahuyentar así el fantasma de un default (cesación de pagos).
Para reunir semejante masa de recursos no podrá recurrir al Banco Mundial, que ya aportó
fondos para cubrir el déficit fiscal y consolidar el sistema bancario, y ahora pretende
volver a concentrarse en su función original: dar créditos para obras de
infraestructura, redes de protección social y reformas de los sistemas de salud y
educación. Por eso, deberá centralizar toda la negociación en el FMI.
En esa ventanilla las opciones que se presentan para Argentina son las siguientes:
u Un stand by (crédito puente) tradicional, que es de desembolso más rápido y sólo
establece como condicionalidad metas fiscales.
u Una extensión del Crédito de Facilidades Ampliadas, actualmente vigente, que tiene
como contrapartida exigencias no sólo de metas fiscales sino también de reformas
estructurales (flexiblización laboral, reforma de obras sociales, conversión del Banco
Nación en Sociedad Anónima, etc.).Por este mecanismo, Argentina podría conseguir entre
8 mil y 10 mil millones de dólares.
u Una Línea de Crédito Contingente (LCC), por la cual el país podría recibir entre el
300 y 500 por ciento de la cuota que aporta al Fondo Monetario. Actualizada la cuota
argentina es de 4200 millones de dólares. Así que, por esta vía, el país podría
recibir, por lo menos, 12 mil millones de dólares. Este instrumento, aprobado recién
este año por el FMI, todavía no fue estrenado en ningún país.
A la hora de ir a pedir préstamos a Washington, al futuro gobierno se le planteará un
serio problema de reputación ante los mercados. Tenemos que tomar créditos, pero
sin que el mercado nos ponga el sello que el país está herido, admitió uno de los
técnicos aliancistas a este diario. Justamente, por este motivo es que Roque aconsejó a
Machinea descartar la fórmula del stand by, que sería un retroceso frente al actual
programa.
Así las cosas, las posibilidades son dos: la ampliación del programa en curso o jugarse
a conseguir una LCC. Para acceder a esta última modalidad, el país debe cumplir una
serie de requisitos: Tener una calificación favorable del organismo en la
última evaluación por el llamado artículo IV; contar un programa económico
satisfactorio; y no haber utilizado recientemente los recursos del Fondo.
En el Ministerio de Economía consideran que éste es casi un traje a medida para
Argentina. Y ya recibieron el pedido de Machinea para trabajar conjuntamente en esta
línea. En este sentido, lo alentó el comentario que le hizo en privado el economista
Ricardo Arriazu, de gran prédica en el FMI y muy escuchado en el establishment
financiero: Está todo dado para que Argentina sea el primer país en utilizar este
instrumento, afirmó.
Sin embargo, hay dos obstáculos. Por un lado, Roque está convencido de que no se podrá
avanzar hasta tanto esté definido quién será el sucesor de Carlos Menem. El fondo
no va a dar 12 mil millones de dólares sin pedir nada a cambio y para esto tiene que
estar seguro de que está frente al interlocutor correcto, comentan en Economía.
Por otro lado, en el Fondo quiere presentar a las LCC como un premio para los
países que andan bien, pero tienen el riesgo de contagio financiero proveniente desde el
exterior. Pero reconocen que los mercados pueden interpretar esta red de
financiamiento como un salvataje a un país riesgoso y detonar así otra crisis.
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