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Menemato y fachada
Por David Viñas

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"La arquitectura posmoderna trabaja con muchos recursos del barroco; fugas, trompes l'oeil y perspectivas que parecen alucinaciones"

Kevin Lynch, Imagen de la ciudad, 1989

t.gif (862 bytes) La Casa Rosada ha resuelto hacerse un lifting. Y quedo perplejo, por lo menos, al contemplarla desde la estatua de Belgrano: son, ahora, dos las "Casas"; la tradicional, enmascarada y, por delante, una gigantesca escenografía pintada que la reduplica. Inquieto, retrocedo, porque veo doble. Al pie de las letras. Y me voy maldiciendo que los actuales moradores --en despedida-- intentan mediante el calco del frente de ese Templo del Poder rejuvenecer con urgencia un deterioro inocultable ya de zócalos, balaustradas, balcones mitológicos, mansardas y cariátides abrumadas.

Apelo a Belgrano, ecuestre, entre alucinado y pidiéndole ayuda. Una voz, quizá, me sugiere plácidamente iluminada pero insinuando un mediotono jacobino y fatigado que el doblaje arquitectónico de la Casa Rosada es la metáfora mayor de los diez años de menemato: una cultura de fachada, efímera, dibujada que alardea triunfalista y, a la vez, escamotea miserias y vacuidades.

--Ay patria mía.

Debe ser una queja final de ese bronce derrotado por guaraníes, por las polvorientas cabalgatas más allá de Humahuaca o por los años montados, inmóviles, contemplando ahí nomás tantos Uriburus, Galtieris y otras arengas marciales.

Reculo hasta la Pirámide. No sé muy bien si como aturdido por el alias escenográfico de la Casa Rosada o para tomar más perspectiva. Las ofertas de Beruti se me entremezclan con los estertores de los Reynafé y tres palomas que me sobrevuelan. Me alarmo: no se trata de "las patas en la fuente" sino de piernas macabras que siguen balanceándose.

¿Rejuvenecer ese edificio emblemático?, como se insiste en la academia hasta incurrir, con desgarro, en las batucadas. ¿O la sistematización de lo disimulado? Otra voz se me insinúa entre unos matorrales; es la de un mazorquero barrial que portó un apelativo que sonaba a otomano: "--El discurso del menemato --murmura anacrónico--, se ha coagulado, por fin, en una suerte de trágica bambalina".

Me descubro tironeado. Un par de trapecistas que reparten volantes del circo Sarrasani sostienen, con pruebas, que la duplicación de la Casa Rosada es un velo hipócrita. "Hipócrita", insisten. Un albañil de overol atigrado me acerca mucho su cara: "--Una mascarilla fúnebre --señala--, eso es lo que le han puesto a la Casa Rosada".

--Enorme antifaz carnavalesco --me sugiere, sin esperar su turno, cierto coro desde abajo de unas palmeras.

"Metropolitano." Por ahí proviene de la Catedral esa propuesta meliflua entre un par de Tedeums laudamus, inciensos, salterios y monaguillos vestidos con roquetes apelusados.

--Este telón oficial prolonga a Puerto Madero --gangosea el coreuta.

--"No, no --se enardece un erudito jubilado--; es el final de la secuencia modernizadora de Buenos Aires que si se abrió con el palacio de Obras Sanitarias en 1887, se prolongó con el Kavannagh hacia 1935, hasta acumularse, el año pasado, con Soros y el coruscante Hogar Obrero".

Un urbanista recién llegado de Lomas de Zamora a Plaza de Mayo discrepa, mucho más moderado:

--La Casa Rosada --cuchichea-- con semejante maquillaje se inscribe en la franja VIP de la ciudad porteña.

--¿Y el resto? --lo encaran desde el lado sureño que tiene recova.

--¡Que se lo coman los piojos!

"La plaza." Antes se llamaba de la Victoria. No sabía que ahora tiene tribunas y jueces de raya. El urbanista zamorano me sacude del codo:

--El enmascaramiento de la Casa Rosada, Viñas, se corresponde con un gran proyecto. Todavía es un secreto. Por más de una razón el reciente viaje de David Rockefeller pasó inadvertido. Un secreto, Viñas --el urbanista es pelirrojo y se apoya el índice sobre los labios--: Shhh; no lo divulgue. Se lo ruego. Buenos Aires tiene un destino de enclave. Hong Kong. Ese es el proyecto. El modelo actualizado. Del Tigre a la Casa Rosada; una banda costera. Un enclave estratégico: grandes torres, casinos, bancos sofisticados, el Tren de la Costa. Todavía no se han puesto de acuerdo sobre la aeroísla. Es el detalle que falta.

--¿Una hipótesis?

--No, no, no: el apogeo del menemato; la culminación de la gran fachada.

--¿Para el 2003?

--Shhh, Viñas. Shhh...

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