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SANCIONAN A UN EMPLEADO POR NEGARSE A ATENDER A ANTONIO BUSSI
“Es por una cuestión de conciencia”

Estuvo detenido desaparecido durante la dictadura. Ahora la empresa en la que trabaja lo sanciona por negarle atención a Bussi.

Miguel Armella tiene 42 años. Es empleado de Aerolíneas Argentinas y delegado del personal.
“Los militares se encargaron de destruir mis mejores años. En 1977 estuve veinte días detenido.”

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Por Irina Hauser

t.gif (862 bytes) ”Discúlpeme, pero por una cuestión de conciencia no lo voy a atender”, dijo Miguel Armella, el empleado de Aerolíneas Argentinas que en la tarde del 23 de agosto estaba atendiendo el mostrador de clase ejecutiva. La frase le salió del alma, según relató a Página/12, cuando vio en el pasaje el nombre del ex gobernador de facto y actual gobernador de Tucumán, Antonio Domingo Bussi. Desconcertada, la veinteañera que hacía el trámite en nombre del general dio media vuelta. Casi instantáneamente la jefa de tráfico se acercó a Armella. “No te podés negar”, cuenta él que le advirtió la mujer. Hasta que se cansó y tomó la posta ella. Tres semanas más tarde, Armella –que además es delegado de la Asociación de Personal Aeronáutico (APA)– fue sorprendido con una “grave amonestación”. Representantes de la empresa dijeron que “a cualquier pasajero que se presente con un ticket hay que atenderlo y todo empleado que no cumpla con su trabajo debe recibir un apercibimiento”. “Bussi no es un pasajero común, es un genocida”, recuerda Armella que argumentó después, en privado, ante Irene Sczlendak, la jefa que le había insistido con que tratara al generalísimo como al resto de la gente. –Con ese criterio no tendríamos que dejar subir a ningún diputado corrupto –rebatió ella, vestida de uniforme azul y camisa a lunares. –No, lo mío no es una cuestión política sino de principios. Y si ahora me encuentro en esta disyuntiva es gracias a que la maldita Justicia de este país nunca metió preso a Bussi como debió haberlo hecho. No pienso atenderlo ni ahora ni nunca –contestó él, enfurecido. “A los cinco días me pidieron que elevara un informe oral sobre lo sucedido, pero consideré que no tenía por qué hacerlo”, contó Armella. Entretanto, representantes de APA intentaron entenderse con la gerencia de recursos humanos. “No lo logramos”, dijo a este diario Ariel Basteiro, secretario general del gremio. Poco después Armella recibió el llamado de atención: “Imponemos a Ud. sanción de grave amonestación y lo apercibimos que de incurrir nuevamente en este tipo de actitud aplicaremos a Ud. sanción más severa conforme a la ley”. Firmado: Daniel F. Espiñeira, jefe base Aeroparque, Aerolíneas Argentinas. –¿Por qué decidió rechazar a rajatabla atender a Bussi? –le preguntó este diario a Armella. –Yo tengo 42 años y los militares se encargaron de destruir mis mejores años. En junio de 1977 estuve veinte días detenido en forma ilegal. En esa época estudiaba arquitectura y estaba haciendo un relevamiento para la facultad en una plaza. Ahí me agarró un operativo conjunto de la Policía y el Ejército. Yo no tenía militancia política en ese entonces, pero estoy seguro de que si la hubiera tenido no volvía nunca más. Igual quiero aclarar que no es por eso que rechacé atender a Bussi. Como expliqué en una carta documento que mandé a la empresa, me basta con saber que se encuentra entre los más conocidos acusados de genocidio y otros delitos de lesa humanidad. –¿Y por qué cree usted que la empresa lo amonestó? –No entiendo, pero sospecho lo peor. Pareciera que hay una manifiesta simpatía por este tipo de personajes. De hecho, no hubo queja alguna por parte del pasajero, Bussi. No tenían necesidad alguna de apercibirme, si eso era lo que querían se podían haber inventado cualquier otra excusa. –¿Supone que hay algún problema personal con usted? –Supongo que lo tienen algunas de las personas con las que tengo trato diario. Especialmente porque soy delegado gremial y no me callo nada. Consultado por Página/12, un encumbrado representante de Aerolíneas fundamentó la postura de la empresa: “Somos una empresa privada, expedimos boletos aéreos y vivimos de despachar pasajeros. Si un empleado se niega a atender a un pasajero que se presenta con su ticket, consideramos que debemos apercibirlo porque no cumple con su trabajo. Para nosotros es indiferente quién es la persona que viaja”. Tanto Armella, que tiene once años de antigüedad en la empresa, como APA iniciaron acciones judiciales y decidieron denunciar el conflicto públicamente. Plantean que “el trabajador tiene derecho a la objeción de conciencia por cuestiones éticas, morales, ideológicas y/o políticas (...) los ciudadanos en forma individual y colectiva tenemos el derecho de condenar socialmente a los genocidas y sus cómplices”. Si Aerolíneas no se retracta, harán la denuncia correspondiente ante el fuero laboral. El domingo a la noche empapelaron las oficinas no públicas del Aeroparque Jorge Newbery con afiches en los que declaraban a Sczlendak persona no grata. Ayer pegaron otra tanda. “Hasta donde sabemos nunca hubo una sanción laboral a un empleado por una situación así. Por ejemplo, a aquel empleado de las aerosillas de Bariloche que le pegó a Astiz nunca lo sancionaron”, comentó Basteiro. En Diputados también hubo reacciones. El socialista Jorge Rivas presentó un proyecto de declaración en repudio “a la actitud de la empresa”. También adhirieron los legisladores socialistas Alfredo Bravo y Héctor Polino y los aliancistas Marcela Bordenave, Gustavo Galland y Rubén Giustiniani. El martes a las 11 APA hará un escrache en las oficinas de Aerolíneas de Perú 2.

 

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