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A las chicas de Coppola se les viene la noche

El fiscal consideró que Samantha y Julieta eran cómplices delsecretario de Bernasconi. Y pidió que fueran a la cárcel. Para Schlagel solicitó una condena de casi nueve años de prisión.

Si el pedido del fiscal prospera, Samantha tiene que ir presa.
El fiscal no creyó en su argumento de que actuó presionada.

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t.gif (862 bytes)  No hubo mohín que les alcanzara ayer a las chicas del caso Coppola para despreciar esa “cruel” acusación del fiscal federal Ernesto Rizzi que podría dejarlas tras las rejas. La fiscalía consideró que Samantha Farjat y Julieta La Valle eran cómplices del ex secretario del juzgado federal de Dolores, Roberto Schlagel, y de los policías allí adscriptos, para cometer los delitos de falsedad ideológica y privación ilegal de la libertad del ex futbolista Alberto Tarantini. Por eso pidió que Samantha fuera condenada a cuatro años y dos meses de prisión efectiva y a tres años y dos meses para Julieta La Valle. Para el segundo del juez Hernán Bernasconi, la pena solicitada fue de ocho años y nueve meses. Para sus ex amigos y otrora policías dilectos del juzgado, Rizzi solicitó entre seis y ocho años de cárcel. La acusación de Rizzi se vislumbraba desde el martes, cuando explicó por qué no les cree a las jovenzuelas cuando aseguran que le plantaron la droga al Conejo bajo presión. El fiscal, un hombre mayor en cuya voz hay un dejo de cansancio, dijo que las muchachas fueron la “herramienta consciente” para comprometer a Tarantini. Y en un lirismo judicial respetable tituló su acusación La anatomía de la perversión.Ayer ya era de noche cuando el Robin de la dupla Bernasconi-Schlagel (o sea Schlagel) seguía con su monólogo final, el alegato de la propia defensa que asumió él mismo, prescindiendo de su abogado Néstor Blondi. Los de Guillermo Coppola, querellante junto a Tarantini en la causa, ya habían pedido para el secretario 9 años de prisión. Los de Tarantini, 10.Con un sistema basado en la teoría conspirativa de los hechos, Schlagel se despachó ayer contra la acusación que le cupo. Atacó a Rizzi sugiriendo que recibió “presiones” de “la fiscalía de primera instancia”, en referencia al fiscal Eduardo Taiano. El dardo fue seguido de cierto pedido de clemencia. Schlagel quiere que el fiscal Rizzi revea la acusación sobre su supuesta participación en una asociación ilícita dedicada a inventar causas para meter presos a personajes famosos al vincularlos con el tráfico de drogas. Esa asociación ilícita es la misma por la que deberá responder el recién suspendido Bernasconi ante la Comisión de Juicio Político del Senado.El vodevil en el que se han visto envueltos los personajes de este juicio oral, acusados y acusadores, comenzó en la primavera de 1996, hace casi tres años. La noche del 3 de octubre de aquel año cayó preso el entonces novio de Samantha y hombre de la noche, Héctor “Yayo” Cozza. Junto a él, el productor de rock Esteban “Paco” Simonelli. Era la punta de un largo ovillo que se iría enredando con los días hasta terminar en el escándalo mediático más sabroso y básico de los tiempos en que reinaba el talk show a la Viale. Como los policías Daniel Diamante y Antonio Gerace empezaron por robarle el teléfono celular a Yayo, apenas Samantha lo llamó, hicieron que la chica saliera rauda en su cero kilómetro hacia Dolores con su amiga Julieta. En la acusación fiscal queda claro que las convocaban para usarlas de puente y señuelo. Ellas serían las encargadas de dar con el Conejo y de colocarle cocaína antes de un programado allanamiento autorizado y supervisado por Schlagel y el Batman de la dupla, Bernasconi.En este juicio oral se han repasado los hechos que derivaron en la detención de Tarantini y de la otra batichica del caso, la conversa cantante de cumbia Natalia De Negri. Fue en el departamento de la calle Quintana donde vivía la De Negri donde se concretó el famoso allanamiento en el que Samantha y Julieta –según ellas mismas relataron al tribunal– hicieron lo que les pedía Bernasconi y supervisaban Diamante y Gerace, o sea, poner cocaína a Tarantini. En ese punto, en cómo fue que las ex lolitas trabajaron para los narcopolicías, es donde la acusación de la fiscalía difiere con la de las querellas. Mariano Cúneo Libarona no pidió que se las encarcele porque considera que actuaron bajo coacción. Las chicas juran que eran amenazadas por los policías con ser involucradas en el narcotráfico si no actuaban a gusto y piacere policial. Pero Rizzi, como Taiano en la primera instancia, consideró que tal presión no existió. A Farjat la encontró responsable como coautora de falsedad ideológica de instrumento público y privación ilegítima de la libertad en dos ocasiones y en calidad de partícipe necesario. A La Valle le imputó la participación necesaria en las dos privaciones ilegítimas de la libertad. Rizzi considera que sin la colaboración de las chicas, quienes además firmaron tardíamente el acta del allanamiento en Quintana, hubiera sido imposible que los planes futuros de Bernasconi y sus hombres se concretasen. Entre otros, esos planes incluían la detención de Guillermo Coppola. El manager, según el veterano Rizzi, era el auténtico y “obscuro objeto de deseo” de la supuesta banda de cazafamosos. Y para llegar habrían pasado por Tarantini, un objeto de deseo menor, a quien le armaron la causa por drogas. Esa causa es la que el fiscal considera la “anatomía de la perversión”. El final del juicio se aproxima. Pero lento. Ayer Schlagel se consustanció tanto con su alegato que el tribunal pasó a un cuarto intermedio hasta hoy a las 9.30. Y tras Robin, alegarán las defensas de las chicas y de los batipolicías.

 

Coppola debe explicar

El “intercambio verbal” en torno del juez federal Hernán Bernasconi mantenido hace dos domingos en la Bombonera entre Guillermo Coppola y el senador justicialista Antonio Cafiero se definirá el martes próximo al mediodía en el Congreso, ante la Comisión de Juicio Político del Senado. En esa oportunidad, Coppola deberá “ratificar o rectificar sus dichos” ante los senadores. Según Cafiero, el manager de Diego Maradona le habría asegurado que “ahora vamos por Bernasconi y después vamos a ir por ustedes”, en alusión a los senadores que (hasta el miércoles) le dieron protección al cuestionado juez.Coppola negó ayer “rotundamente” haber amenazado a Cafiero y aseguró que “pese a tener pasajes sacados hacia Frankfurt-Barcelona, para firmar un importante contrato con mi representado, Diego Maradona, voy a ir al Senado el próximo martes para hacer las aclaraciones correspondientes.”Según el senador aliancista Raúl Galván, presidente de la Comisión de Juicio Político, “los dichos, de ser ciertos, constituyen a nuestro juicio una amenaza al tribunal de juicio político.” “Sólo fue un intercambio de opiniones entre plateístas y el senador, en el cual yo intervine”, aseguró Coppola, vecino de platea de Cafiero en la cancha de Boca. Galván manifestó que “de ninguna manera se trató de una reacción corporativa del cuerpo de senadores, sino que es la defensa de un tribunal de la República”.

 

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