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POLEMICA MEDIDA EN FAVOR DEL CORREO
Invertir en despidos

El Gobierno dio por cumplido anticipadamente el plan de inversiones del Correo Argentino computándole los pagos por despidos.

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Por Cledis Candelaresi
t.gif (862 bytes)  La Secretaría de Comunicaciones admitió que el Correo Argentino S.A. compute comona13fo02.jpg (10455 bytes) inversiones 126 millones de pesos utilizados para costear los retiros voluntarios de su personal, y hasta los servicios de consultoría contratados para reducir el plantel. “El Estado nos entregó una grilla sobredimensionada”, justifica la empresa. De ese modo, la sociedad que Francisco Macri constituyó junto al Banco de Galicia habría cumplido el programa de obras correspondiente a los cinco primeros años de la concesión con un esfuerzo mínimo en tecnología, equipamiento o mejoras de las instalaciones. La resolución oficial que avala este singular criterio para “invertir” fue firmada por Germán Kammerath el 1º de julio, poco antes de abandonar la Secretaría de Comunicaciones para asumir como vicegobernador de Córdoba. Para hacerlo, el referente de la Ucedé mediterránea se respaldó en un impreciso dictamen de la Comisión Nacional de Comunicaciones.

Según el contrato de concesión, el Correo está obligado a invertir 25 millones de pesos por año, con la facilidad de que, si en un ejercicio desembolsa más, ese excedente lo descuenta del próximo. A diferencia de otras privatizaciones, no hay cronograma de obras prefijado sino sólo el enunciado propósito de “lograr estándares de calidad comparables con los de operadores postales calificados”.

na13fo03.jpg (9259 bytes)La sociedad Sideco Americana (Macri-Galicia) hizo uso de esa libertad. Según el detalle elevado a la Comisión Nacional de Comunicaciones, consignó como principal desembolso desde el 1º de setiembre de 1997 al 31 de agosto de 1998 los 126,1 millones gastados en retiros voluntarios, incluidos en el balance como “Bienes Intangibles”. Este rubro también incluye “proyectos”, en su mayoría gastos de consultorías y honorarios destinados a ejecutar aquella racionalización.

Tanto la CNC, comandada por Roberto Catalán, como la Secretaría de Comunicaciones, en manos entonces de Kammerath, no sólo se avinieron a admitir que esos gastos sean computados como parte del plan de inversiones, sino que le reconocieron a todo el programa ejecutado por Sideco el carácter de “inversión pública”. La ley que regula ese tipo de obras incluye desde gastos de factibilidad de proyectos a los intangibles.

La justificación de esa interpretación favorable a los intereses de Macri fue elaborándose paso a paso. El trámite en la Comisión se inició el 31 de mayo y rápidamente las distintas gerencias avalaron la presentación empresaria, aunque con observaciones. Sin embargo, el 15 de junio el expediente reanudó su periplo interno.

En la primera ronda, cada área bajo el mando de Catalán hizo su aporte. El departamento económico financiero de la CNC opinó que todas las inversiones “surgen de la contabilidad y se encuentran respaldadas”; mientras que la gerencia de servicios postales interpretó que “el concesionario ha cumplido el compromiso de inversión establecido en el contrato”. La de asuntos jurídicos le reconoció el carácter de “inversión pública”.

La segunda ronda se inició para determinar qué es válido incluir en el programa de inversiones exigido. Los reguladores dejaron la definición última en manos de la Secretaría de Comunicaciones, como si no fuese atribución natural del ente pronunciarse sobre este aspecto de la licitación. El 1º de julio, Kammerath cerró el ciclo a través de una resolución que aprueba la inversión realizada por el Correo Argentino. En su primer artículo, establece que “a los fines de cumplimentar con lo establecido en el Pliego de Bases y Condiciones (...) deben considerarse (...) los bienes intangibles”.

De ese modo, el Gobierno respaldó expresamente lo realizado por la sociedad en el primer año de concesión, habilitándola a no invertir un solo centavo hasta el 2002. Los reguladores sólo se limitaron a consignar algunas transgresiones contenidas en la presentación empresaria, comoincluir cuánto gastó en los retiros del personal hasta setiembre de 1998 cuando, según los técnicos de la CNC, el Gobierno le habría admitido hacerlo hasta junio.

 

“Exceso depersonal
Desde que se privatizó, el Correo Argentino redujo de 20 a 15 mil la cantidad de agentes en todo el país. La supuesta necesidad de hacer ese ajuste es lo que, según el adjudicatario, justifica el singular criterio de considerar como inversión lo que se gastó en despidos. En diálogo con Página/12, Jorge Aguado, presidente de la firma, lo explicó de este modo: “El Estado nos transfirió la empresa con un gran excedente de personal. Por ejemplo, teníamos 4.000 agentes fuera de convenio. Además, había una cantidad exagerada de agentes con amparo sindical: algo así como un 20 por ciento. Y desprenderse de ellos resulta costosísimo. Hoy todavía nos queda un 13 por ciento de empleados en esa condición, una proporción mucho más alta de lo que prevé la ley”.


CAMBIOS DE REGLAS EN BENEFICIO DEL CONCESIONARIO
La generosidad del gobierno

Por C. C.
t.gif (862 bytes) Desde que la sociedad Correo Argentino S.A. tomó posesión de la empresa, el gobierno no le escatimó favores. Uno de ellos fue en noviembre del año pasado, cuando eximió a la empresa de pagar un aporte patronal especial. Otro, fue el reciente amague de condonarle parte de su deuda por canon, intento por ahora bloqueado por otros prestadores privados.

Cediendo a un reclamo de la sociedad que comanda Macri, el gobierno dispuso mediante un decreto que la empresa dejara de pagar el aporte a la Caja Compensadora, equivalente al 6 por ciento de la nómina salarial. Desde entonces, esta obligación, de algo más de 10 millones de pesos por año, recaería sobre la ANSES y el Estado restituiría al adjudicatario privado lo desembolsado desde setiembre de 1997, fecha de inicio de la concesión.

Esta decisión contó con el respaldo de la Procuración del Tesoro. Con este aval, Carlos Menem, Jorge Rodríguez y Roque Fernández firmaron el decreto 1397/98, que liberó al correo privatizado de aquella obligación, con el argumento de que ya el 30 por ciento de lo que paga de canon se destina al sistema de seguridad social. Esta regla es común a todas las firmas privatizadas que tributan canon. Y, por otro lado, en ningún lugar del pliego o del contrato de concesión se releva al adjudicatario de asumir las obligaciones laborales transferidas.

El pago de los 103 millones de pesos anuales de canon dio lugar a otra controversia. La empresa pagó sólo parcialmente sus dos últimas cuotas semestrales, con el argumento de que varios organismos públicos le deben por servicios prestados. No existe ninguna regla que habilite dicha compensación. Sin embargo, el gobierno llegó a redactar un decreto que permitía a la empresa no pagar los 90 millones que adeuda por canon, a cambio de los 150 que le debe el Estado por prestaciones impagas. De regalo, el texto también intentó transferir a la arcas públicas la obligación de pagar la diferencia entre los salarios que perciben los empleados del Correo Argentino y sus competidores del mercado postal. Finalmente, la presión de éstos dejó el decreto sin firma.

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