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¡Tráiganme cianuro, tráiganme un revólver!, repitió a los gritos Julieta La Valle, completamente descontrolada. Acababa de escuchar, en un cuarto contiguo a la sala de audiencias, la terminante decisión del Tribunal Oral Federal, que ayer por la tarde dispuso su detención, luego de enterarse de que la joven tenía previsto fugarse del país el martes. Presa de un nuevo ataque de nervios, Julieta lanzó una catarata de insultos contra los camaristas, que se llegaron a oír desde la antesala del tribunal. Aunque primero ordenaron que fuera trasladada a la cárcel de mujeres de Ezeiza, Julieta pasó la noche en una dependencia de la Policía Federal, ante un pedido de su abogado defensor. A su compañera en este vodevil, Samantha Farjat, los magistrados le prohibieron la salida del país. Una cabo que la custodia dio el alerta, tras escuchar ayer una conversación telefónica en la que Julieta le confiaba a su interlocutor que planeaba viajar a España o a alguna isla de México el martes. En la charla, la chica reveló que su novio estaba gestionando un pasaporte para poder sacar del país a la hija de Julieta, de un año y medio. Según trascendió, la persona a la que le contaba sus planes habría sido el empresario Guillermo Coppola, uno de los dos querellantes en este juicio. El jueves, el fiscal Ernesto Rizzi había pedido tres años y medio de cárcel para Julieta y cuatro años y dos meses para Samantha, al considerarlas cómplices del ex secretario del juzgado federal de Dolores, Roberto Schlagel, y de los policías allí adscriptos, en el armado de una trampa al futbolista Alberto Tarantini para que fuera detenido por un caso de drogas. El tribunal, presidido por Guillermo Gordo, anunció el arresto de Julieta a media tarde, al reanudarse la audiencia del juicio que se les sigue a ambas, junto a Schlagel y a un grupo de policías por las irregularidades detectadas en el proceso seguido a Tarantini. Julieta, de 25 años, sufrió un ataque de nervios al conocer la novedad. Personal del SAME debió asistirla, mientras la joven lanzaba insultos contra los jueces y clamaba por cianuro o un revólver supuestamente para suicidarse. Su defensor, el abogado Juan Alonso, pidió un cuarto intermedio de una hora y posteriormente solicitó al tribunal el beneficio del arresto domiciliario para la muchacha, argumentando que la vida de la chica procesada corría peligro en el penal de mujeres de Ezeiza. Los camaristas no accedieron, pero concedieron que cumpliera el arresto en una dependencia de la Policía Federal. Alonso reconoció ante el tribunal que él sabía que Julieta pensaba irse del país el próximo martes, pero alegó que no se trataba de una fuga sino de unas vacaciones, luego del proceso judicial. El abogado dijo que él le había dicho a su defendida que hoy (por ayer) sería la sentencia y que el novio de la chica la invitó a viajar a alguna isla de México o España en premio luego del juicio. Tras la resolución de encarcelar a su amiga, Samantha pretendió abandonar los tribunales sin autorización, pero fue detenida en la puerta por sus abogados, que la convencieron para que regresara y no pusiera en peligro su situación procesal. Si ella también tenía intenciones de huir, su plan quedó abortado: los camaristas ordenaron a los organismos nacionales que controlan las fronteras que impidan su salida del país. Durante la mañana y parte de la tarde, la defensa de Schlagel había contraatacado al pedir que se investigue por supuesto falso testimonio al abogado Mariano Cúneo Libarona y al juez federal Gabriel Cavallo, por presuntas irregularidades.
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