Por Victoria Ginzberg Inspecciones a comisarías,
citaciones de policías, secuestro de archivos, la obtención del fichero de monseñor
Emilio Teodoro Graselli, familiares y ex detenidos que declaran por primera vez en un
tribunal, un sargento denunciado por mentir y negarse a cooperar con la Justicia, un
médico policial acusado de encubrimiento y destrucción de documentos de prueba. Estos
son algunos de los elementos reunidos y de las tareas realizadas por la Cámara Federal de
La Plata. Este tribunal recibe todos los miércoles testimonios de sobrevivientes de los
campos, de padres, hermanos y esposos de desaparecidos y de policías para intentar
mostrar al mundo la radiografía del horror. Esta semana se cumplirá un año
del inicio de las audiencias orales y públicas en el juicio en que el que se investiga
cuándo y dónde desaparecieron más de dos mil personas, qué pasó con ellas y quiénes
fueron los responsables. El tribunal comenzó a tomar testimonios el 30 de setiembre del
año pasado, después de cinco meses de investigaciones preliminares. En abril, los nueve
miembros de la Cámara habían resuelto la apertura de la causa destinada a averiguar lo
sucedido con los desaparecidos de La Plata y sus alrededores. El juicio, en principio,
está limitado por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, pero esto no impide que
se denuncien los delitos que van apareciendo durante las audiencias y no están amparados
en esas leyes. Así, a principio de este mes, los miembros de la Cámara que llevan
adelante la causa, Julio Reboredo, Antonio Pacilio, Carlos Nogueira y Leopoldo Schiffrin
acusaron al médico policial Néstor De Tomas por incumplimiento de los deberes de
funcionario público, sustracción de objetos de prueba y encubrimiento. La denuncia
radicada por el fiscal Julio Amancio Piaggio se debió a que el tribunal consideró que De
Tomas -ex director del Departamento de Medicina Legal de la policía de la provincia de
Buenos Aires era responsable de la desaparición de 23 libros de reconocimiento
médico-legal que ayudarían a identificar a algunos de los 400 NN que fueron enterrados
en el cementerio de La Plata. La Cámara comenzó la investigación sobre los entierros
clandestinos en diciembre del año pasado, cuando la madre de Plaza de Mayo Adelina de
Alaye entregó cerca de 400 certificados de defunción de personas que fueron inhumadas
como NN en el cementerio local. Este juicio es muy útil porque satisface el derecho
a la verdad de la sociedad y permite el acceso a la Justicia a gente que nunca fue
escuchada. Pero además, nos da la posibilidad de acceder a una cantidad enorme de
información con vistas a futuros procesos penales que vamos a iniciar. Porque las leyes
de Obediencia Debida y Punto Final y los indultos son nulos y esto lo vamos a plantear
pero no mañana, aseguró Marta Vedio, abogada de la Asamblea Permanente por los
Derechos Humanos de La Plata. La APDH hizo el planteo inicial para abrir la causa, a la
que se sumaron como querellantes las asociaciones de Ex Detenidos Desaparecidos, de Madres
y de Abuelas de Plaza de Mayo. Mónica González, representante de los Ex Detenidos,
coincide con Vedio en la demanda de justicia: Pensamos que en algunos casos es
posible plantear la inconstitucionalidad de la Obediencia Debida y del Punto Final. Un
juez o una Cámara pueden hacerlo. Y aunque el juicio nos parece una tremenda fuente de
información y un puesto más de lucha, la verdad que nos parece insuficiente. En el
tribunal ya existe un planteo para anular las leyes de impunidad. Pero los jueces y
abogados coinciden en que todavía es tiempo de recolectar información y no entrar en
discusiones que podrían hacer peligrar todo el proceso.Durante las audiencias del juicio
platense también se denunciaron apropiaciones de menores. La mayoría de estos casos ya
tiene un proceso abierto en juzgados de primera instancia, pero la Cámara podría
investigar y condenar a los responsables si aparecen hechos nuevos. Un
testigodenunció que una detenida de apellido Aued estaba embarazada. Aún falta confirmar
esta información, pero si se corrobora, se trataría de un caso inédito,
explicaron Claudio Abalos y Jaime Glüzmann, abogados de la APDH de La Plata. El trabajo
de la Cámara Federal platense parece inabarcable. Los desaparecidos denunciados en su
jurisdicción suman más de 1800 y se calcula que superan ampliamente los dos mil. En un
año se trataron menos de cien casos. En las 39 jornadas del juicio ya declararon 224
personas. Alrededor de 30 de ellas fueron miembros de fuerzas de seguridad, dos fueron
sacerdotes (Graselli y el obispo José María Montes). Se calcula que el proceso se
extenderá, por lo menos, dos o tres años más. Cuando a fines de setiembre del año
pasado comenzaron las audiencias, el tribunal citaba a testigos extraídos al azar de la
pila de hábeas corpus que se habían presentado durante la dictadura. Esto permitió que
se acercaran personas que nunca habían sido escuchadas por la Justicia y aportaran datos
de importancia. Pero luego de un tiempo, el método se reveló inconducente y se decidió
ordenar la investigación por lugares: los centros clandestinos y el cementerio. Siguiendo
esta línea, los jueces tomaron medidas que fueron más allá de escuchar testimonios:
realizaron inspecciones oculares en las comisarías quinta, octava, novena y tercera de La
Plata, el Archivo General de la Policía Bonaerense, la Dirección de Policía Científica
(donde funciona actualmente Medicina Legal), en el Ministerio de Justicia bonaerense (ex
morgue policial), en el Cementerio de La Plata y en un descampado de la localidad de
Arana, donde pudo haber funcionado un centro de detención ilegal. Además, el tribunal
prohibió la destrucción de toda documentación referida a los años 76-83, secuestró
libros de comisarías y puso bajo su custodia todo el archivo de la ex Dirección de
Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. En los libros de las
comisarías se pudo constatar que fue registrada la entrada de personas desaparecidas.
Jueces y abogados coinciden en hacer un balance positivo de este juicio, cuyas audiencias
son escuchadas todas las semanas por un grupo de cuarenta personas. El reclamo de este
público, que asiste cada miércoles a un capítulo del horror, sigue siendo
que se haga justicia.
Testimonios del horror Entre las centenas de declaraciones recogidas por el tribunal, se destacan
algunos testimonios del horror y del olvido.u Me incorporé y tomé el caño con las
manos y con toda la fuerza que tenía se lo partí en la cabeza. El soldado cae y el arma
que tenía sobre las piernas hace un ruido muy grande. Tomé arma y le apunté y el tipo
estaba tirado en el piso. Le pregunto ¿dónde estoy? Y le digo que me va a ayudar a salir
de ahí. El empezó a llorar y a gemir y me contesta que estaba en La Tablada.
(Víctor Hugo Díaz, el 12-2-1999) u A los chicos desaparecidos los veo depositados
en la Morgue Judicial. Había chicos muy jóvenes despedazados, todos ellos con
numeración en alguna parte del cuerpo, por ejemplo en las piernas, costillas o pecho.
Tenían puesto un número de orden. (Héctor Guillermo Lucero, ex empleado del
cementerio de La Plata, el 7-12-1998)u Todos me apuntaban, pero éste tenía la
escopeta parada, no me apuntaba en forma directa pero también ahí estaba con cara
socarrona. Con el tiempo, cuando empezaron a publicarse las fotos de Luis Patti, encontré
que era él mismo. Ese hombre que estaba parado con la patota era Luis Patti. Es la
primera vez que menciono eso. (María Isabel Chorobik de Mariani, el 7-4-99) u
Uno de los guardias, Chanes `el Polaco, venía siempre y me traía cosas, por
ejemplo una mandarina, `para que te cuides y me señalaba la panza y decía `va a
ser mío. A tal sadismo llegó que me trajo un regalo, yo lo abro y me había
traído una capuchita... así, como para un bebé. (Susana Reyes, embarazada durante
su cautiverio en El Vesubio, el 4-8-99) u No, no, no es que me haya olvidado, no
recuerdo. (Obispo José María Montes, el 2-6-99, durante un careo con Mariani)
San Nicolás
Choque y peregrinación
Ocho personas murieron y otras catorce resultaron heridas
como consecuencia de un choque frontal entre un camión y un micro que llevaba fieles
católicos a la celebración de la Virgen de San Nicolás. Sin embargo, voceros del
obispado de San Nicolás de los Arroyos confirmaron la realización de los actos que hoy
celebrarán los 16 años de la aparición de la Virgen junto al río Paraná, aunque
aclararon que se rezará por el eterno descanso de las víctimas. Entre cantos
religiosos, ayer comenzó la marcha que tiene como el lema Como María, solidarios
hacia el amor del Padre. El arribo de los fieles está previsto para hoy a las 8, y
los organizadores estiman una concurrencia de alrededor de 100.000 personas.
Un escrache para Patti
La agrupación HIJOS, la Asociación Madres de Plaza de Mayo
y un grupo de partidos de izquierda le hicieron ayer un escrache al intendente de Escobar,
Luis Abelardo Patti, frente a la municipalidad de su partido. Los HIJOS lo trataron de
torturador, y lo acusaron de haber asesinado a quemarropa a tres adolescentes que no
superaban los 17 años, que jugaban al metegol, el 26 de abril de 1976. También
acusaron al candidato a gobernador por la desaparición de Tilo Wenner, director del
diario que denunció el hecho. Patti fue vinculado al secuestro, tortura y asesinato
del militante montonero Gastón Roberto José Goncalves, que ocurrió el 24 de marzo
de 1976, cuyos restos fueron encontrados en una exhumación efectuada en el cementerio de
Escobar. La titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, acusó a
Patti de asesino y represor. El ex comisario justificó la
tortura cuando trabajó en campos de concentración durante la última dictadura
militar, aseguró. Pese a la gran cantidad de policías, no se produjeron
incidentes.
Las fichas de monseñor
Monseñor Emilio Teodoro Graselli fue durante la dictadura el
secretario privado del vicario castrense Adolfo Tortolo. Declaró ante la Cámara Federal
de La Plata el 10 de mayo. Diversos testigos habían mencionado que recurrieron a él en
busca de ayuda y, aunque nunca tenía respuestas, en las entrevistas en la Iglesia Stella
Maris demostraba tener datos que debían proceder de las Fuerzas Armadas. Los testigos
describían que el cura buscaba datos en un fichero. Las fichas de Graselli ya habían
sido mencionadas en el Juicio a las Juntas y en otros procesos donde había sido llamado
como testigo. Al ser consultado por el tribunal platense, el cura reconoció tener 2500
fichas todavía en su poder. El tribunal, entonces, ordenó que las entregara. Página/12
pudo ver que de un lado de las fichas Graselli anotaba los datos del familiar que iba a
pedir ayuda nombre, dirección y teléfono. En el reverso, figuran los datos
de la víctima y anotaciones que hacía el cura. En el espacio que aparece tapado en la
foto, asentaba información que podría ser de utilidad para la investigación y que está
siendo evaluada por el tribunal. |
|