|
Por Luis Bruschtein "Estados Unidos no mandará fuerzas propias a Colombia. Tratará de formar tropas de intervención con efectivos de países de la región", afirmó James Petras a Página/12. Doctor en filosofía, profesor de sociología en la State University de Nueva York y autor de numerosos libros, Petras es un pensador de izquierda, uno de los norteamericanos que más conoce América latina y las relaciones con Estados Unidos. De visita en Buenos Aires, indicó que los tres gobiernos que más han secundado la estrategia norteamericana en el continente en los últimos diez años han sido los de México, Perú y Argentina. --Desde los 80 hasta el 2000 se produjo la mayor transferencia de riqueza de la historia desde América latina hacia Estados Unidos. Nunca Estados Unidos, sus empresas y bancos han tenido tantas ganancias con América latina. En esa relación, Argentina es uno de los tres países principales junto con México y Brasil. En un segundo nivel están Venezuela, Colombia y Chile. Washington ha creado una red de gobiernos clientes encabezados por Menem, Zedillo-Salinas y Fujimori y otros más que siguen su estrategia para liberalizar la economía mundial bajo el liderazgo de Estados Unidos y aceptan su posición de socios menores en la esfera de influencia norteamericana. --¿Cómo ve en ese marco las presiones para una intervención militar en Colombia? --Desde la guerra de Vietnam la estrategia de Washington es influir en las cúpulas militares y asesorar las fuerzas operativas, pero sin comprometer efectivos. Es el proyecto de los ingleses de tener cipayos como los gurkas, quieren gurkas latinoamericanos que formen un ejército asesorado y dirigido por la estrategia norteamericana. Estados Unidos tiene una gran debilidad política: no puede comprometer tropas en el exterior que puedan tener muchas bajas, no puede sostener una guerra de ese tipo porque políticamente resulta inaceptable para la opinión pública. --¿Sería una intervención como en Yugoslavia? --Las tropas de tierra en Yugoslavia no entraban en los territorios si previamente no se habían retirado las tropas serbias. La Fuerza Aérea intervino, pero no las tropas terrestres. Cuando murieron 18 soldados en Somalia, fue increíble la ola de disgusto y malestar que provocó en el país. --Estados Unidos es contradictorio en ese sentido. Debe ser el país con más cementerios de guerra y sin embargo un sector de la población asume como si fuera parte de su destino como nación la intervención permanente en otras zonas del mundo... --Hay un sector minoritario de la población con sentimientos chauvinistas como los grupos de veteranos de guerra y la gente que cuelga la bandera frente a su casa, pero la gran mayoría rechaza la idea de involucrarse con tropas en el exterior. El trauma de Vietnam está profundamente enraizado, independientemente incluso de la ideología política. Actualmente los más agresivos intervencionistas son los mal llamados liberales del Partido Demócrata que se autotitulan "internacionalistas". En cambio hay un grupo de conservadores, los llamados "aislacionistas" que se niega a involucrarse en conflictos en el exterior... --¿Es al revés de lo que ocurría históricamente..? --Siempre existieron los aislacionistas. Y con Truman lanzamos la guerra fría. Eisenhower, que era republicano, terminó la guerra en Corea; Kennedy era muy agresivo y Johnson lanzó la intervención en Vietnam. Hay una larga historia del imperialismo liberal que utilizó una retórica moralizante, como Woodrow Wilson pero estando en el fondo muy comprometidos con los sectores más expansionistas del capital del noreste, de Nueva York. En la transición Nixon-Ford, después de Vietnam, cayó el presupuesto militar; Nixon abolió la conscripción y estaba en negociaciones con Rusia y con China. Llegó Carter con el discurso de los derechos humanos y lanzó la segunda guerra fría a partir del '78, aumentó el presupuesto militar, lanzó un discurso kennedista: "Amenaza soviética por la presencia en Afganistán", provocó el incidente con Irán y creó el ambiente para la superagresión de Reagan. Reagan-Bush son una continuación de la política exterior demócrata. --Algunos explican la intervención en Yugoslavia como una forma de afianzar la presencia militar en Europa, pese a la caída de la URSS. Daría la impresión de que en Colombia buscaría un objetivo parecido, pero en América latina. --Estados Unidos estimula la profundización del conflicto con ayuda armamentista y la presencia de casi trescientos asesores militares. Es su forma de aumentar su influencia y de crear un modelo para América latina donde, en última instancia, la política de defensa y los ejércitos estén en manos de oficiales norteamericanos. En Bosnia, por ejemplo, Estados Unidos alentó a los musulmanes a bloquear el acuerdo que Cyrus Vance y Owens lograron en el '92 para subdividir Bosnia. Empujó a los musulmanes a no aceptarlo porque decía que estaba a favor de una Bosnia unificada multiétnica. Fracasaron los esfuerzos de Europa para arreglar sus propios conflictos. Y después, cuando Estados Unidos intervino en la negociación, se terminó firmando el mismo acuerdo que en el '92, pero después de casi 200 mil muertos. Era una forma de demostrarle a Europa que no podía resolver sus problemas de seguridad. Algo similar logró en Kosovo. --En el contexto latinoamericano hay un debate entre Mercosur y ALCA. Los que defienden el Mercosur plantean que a Estados Unidos no le conviene la organización de alianzas regionales en los que no esté contenido... --Es una cuestión de matices. A través de empresas, bancos y comerciantes, Estados Unidos está en el Mercosur. Lo que no tiene es presencia política para formular las reglas de juego. En general Estados Unidos aspira a dirigir. En el Mercosur tendrá todos los privilegios. No tiene presencia directa en la dirección, pero su influencia con los presidentes de los bancos centrales es muy fuerte. Hay una diferencia, pero no una gran contradicción. --¿Cuál sería el margen de los movimientos populares de los países en vías de desarrollo en un mundo unipolar? --Países grandes como China, Irán o Brasil podrían tener mucha más capacidad de políticas independientes que países de Centroamérica. Además yo creo que la idea de un mundo integrado globalmente es falsa. Hay mucha competencia. Por ejemplo: todos criticamos el boicot contra Cuba. Pero Cuba tiene relaciones con 120 países. El impacto real del boicot es limitado. Si Cuba hubiera diversificado su economía en estos treinta años, si tuviera más capacidad competitiva y eficiencia, el efecto del boicot no sería tanto. Cuba tiene incluso comercio con Israel que es el país más leal a los Estados Unidos en las votaciones de la ONU. Inglaterra, Canadá, China y Brasil tienen asociaciones con empresas y actividades comerciales. Si Cuba, que es el enemigo número uno, puede establecer relaciones con el mundo, por qué los demás países no podrían hacerlo en situaciones parecidas. El poder de Estados Unidos es grande, pero relativo, porque hay competidores. Incluso un boicot de ese tipo se da en situaciones muy especiales, una guerra o una invasión. --Pero es indiscutible que con el desarrollo tecnológico los capitales entran y salen con mucha facilidad y las empresas también... --En cierto sentido. Porque la salida de los capitales es un cuchillo de doble filo. Una vez que te vas, pierdes el mercado. Puedes jugar la carta de que te vas porque no te gusta, pero cuando te vas, la puerta se cierra. Es una apuesta. Y muchos de los capitales que quieren salir deben hacerlo, porque no contribuyen a crear fuerzas productivas, compran empresas ya existentes. Muchas veces son capitales golondrinas, entran y salen sin crear ningún valor real. --De todos modos, en esta época, la izquierda ha perdido la iniciativa en cuanto a proyectos y propuestas... --Habría que diferenciar las generaciones: los izquierdistas de los 60, de mi época, ya pasaron por el poder, por los ministerios y demás. La izquierda de los 80 está ahora en lo que se llama la socialdemocracia. Y en los 90 parece surgir una nueva izquierda que no se expresa siempre en partidos políticos, que tiene una forma más de tipo político-social. Están por ejemplo los zapatistas en México o el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil. Son movimientos que surgen de un conflicto social que va tomando formas políticas. Yo creo que ésa sería la nueva izquierda que, por supuesto, va provocando la apertura de otros sectores.
|