El documento preparado por los trabajadores del cine indica no sólo una pronunciada caída de espectadores en el primer semestre, a pesar del rotundo éxito de Manuelita. También destaca la parálisis en que está la producción, a causa de los recortes que afectaron al Instituto de Cine, ante la pasividad de Julio Mahárbiz. |
Además de su severo cuestionamiento a la política oficial en materia de cine (ver aparte), el informe anual preparado por el Departamento de Estudio e Investigación del Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina da cuenta de la situación de la exhibición en el país, con resultados por lo menos paradójicos para la temporada 1998-1999. El documento señala que en 1998 aumentó la concurrencia al cine en el total del país un 26,5 por ciento respecto del año anterior, elevando la frecuencia de 0,8 a 1,0 entrada por habitante, con 32.431.388 espectadores. A su vez, se incrementó en un 28,5 por ciento el estreno comercial de largometrajes, que llegaron a sumar 214. Pero la gran novedad del mercado fue el incremento de la competencia de los nuevos circuitos de exhibición, que derivaron en una mayor variedad de precios de entrada, con tendencia a la baja. La cadena Cinemark abrió 10 salas en San Isidro, 6 en Caballito y 6 en Bahía Blanca, mientras que HGC Hoyts Cinemas inauguró 14 en Unicenter Olivos y 12 en el Shopping Abasto; a su vez, Village Megaplex puso 16 nuevas pantallas en Avellaneda, 12 en Rosario y otras tantas en la zona de Recoleta. Esta expansión de las cadenas internacionales en el mercado local determinaron que decreciera la exclusividad de la Capital Federal respecto del incremento proporcional de otras zonas del país. Es así como según el informe resultó notable el aumento de la concurrencia al cine en el Gran Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Río Negro, Corrientes y Santiago del Estero.Esas cifras alentadoras de la temporada 98, sin embargo, sufrieron un duro revés durante el primer semestre del 99, en el que la actividad cinematográfica parece haber corrido al mismo ritmo decreciente de la recesión general que vive el país. A pesar de que las vacaciones de invierno resultaron ser de las más provechosas de las que se tenga memoria en el negocio del cine de los últimos años, con casi 5 millones de espectadores en apenas tres semanas de exhibición (ver cuadro correspondiente), el resultado global de los primeros seis meses del año en curso arroja un balance negativo del 17,4 por ciento con respecto del año anterior.El éxito arrollador de la producción nacional Manuelita, con más de 2 millones de entradas vendidas, más los estrenos simultáneos del Tarzán de Disney y La guerra de las galaxias del imperio Lucas, configuraron el alza significativa de las boleterías durante el receso invernal, pero ni los dibujos animados de García Ferré, respaldados por María Elena Walsh, ni el enorme despliegue publicitario de las superproducciones norteamericanas consiguieron revertir la tendencia a la baja que comenzó a manifestarse desde los primeros días del 99. Según la investigación del SICA, esta baja también afectó los recursos del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, que durante este primer semestre recaudó un 10 por ciento menos de dinero en concepto de impuestos sobre las entradas de cine y alquileres de videos que el año anterior.No deja de ser significativo que en una economía pauperizada como la que se vive actualmente, de los 14.495.863 espectadores que pagaron una entrada de cine durante el primer semestre del 99 solamente 5 millones correspondan a Capital Federal, mientras que los 9,5 millones restantes hayan salido del Gran Buenos Aires y el interior del país. Esto sin duda es así a causa de la apertura de nuevas salas a cargo de circuitos extranjeros, que vieron en el conurbano bonaerense Haedo, Morón, Quilmes, Avellaneda, Adrogué, además de Pilar y Martínez en la zona norte- un filón inexplorado, lo mismo que en importantes núcleos urbanos del interior, como Rosario y Mendoza.Esta diversificación del circuito no sólo determinó una nítida pérdida proporcional para el monopolio nacional SAC/Coll-Saragusti que hasta hace dos años hegemonizaba la exhibición en Argentina, sino que además abrió insospechados canales de difusión para cines no convencionales. Baste recordar que el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, realizado en abril pasado, tuvo su centro en las pantallas del complejoHoyts del Shopping Abasto, que luego dio espacio a algunas de las mismas películas que pasaron por la muestra, como las argentinas Silvia Prieto e Invierno mala vida. Asimismo, cuando el tradicional en todo sentido circuito SAC/Coll-Saragusti negó sus salas para el reciente estreno de Garage Olimpo (de la misma manera que antes las había negado a otras películas controvertidas como Actos privados o Happy Together), las cadenas extranjeras no tuvieron inconveniente en albergar al film del ítalo-argentino Marco Bechis, que aborda sin tapujos el tema de la desaparición forzada de personas. Les bastó con comprobar que la película tendría un importante respaldo publicitario. Ya se sabe, el dinero tendrá color, pero no ideología.
EL SICA CARGA CONTRA LA ADMINISTRACION
MAHARBIZ Por Luciano Monteagudo Pese a las ilusiones ópticas que provocan las aperturas de nuevas salas, el negocio del cine en la Argentina está cada vez más complicado y una muestra del estado de las cosas lo da el hecho de que las recaudaciones del primer semestre de este año son casi el veinte por ciento inferiores a las de la temporada pasada. En un informe en el que responsabiliza, una vez más, a Julio Mahárbiz, director del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), el Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina (SICA) sostiene que la caída de la exhibición afecta de modo crucial la capacidad de producción. Y acusa al funcionario de aceptar en su área recortes de presupuesto que vienen a agravar una situación crítica de por sí.El documento 64 páginas que dan cuenta de la situación, en un momento en que hay una única película argentina en rodaje (Plata quemada, de Marcelo Piñeyro) y decenas de proyectos paralizados se abre con un editorial de Roberto Miller, secretario general del gremio, que afirma que el organismo que debería fomentar la producción y difusión del cine nacional ha hecho precisamente lo contrario. Más allá de la cuota de responsabilidad que le compete al Gobierno por su política de sometimiento al Fondo Monetario Internacional dice el texto, creemos que las autoridades del INCAA son las principales responsables de este estado de las cosas, por su imprevisibilidad y su pasividad ante los avatares que padece el cine nacional, sostiene.Sin mencionar a Mahárbiz por su nombre, el informe del SICA señala que la presencia del director nacional en Cannes y Miami en momentos en que se produce un nuevo despojo de los ingresos genuinos generados por la actividad, en vez de estar recorriendo los despachos del Ministerio de Economía para evitarlo, es una muestra palpable de su inercia. Según el documento, la quita de fondos destinados a préstamos significa la suspensión e interrupción de proyectos de largometrajes y la pérdida de fuentes de trabajo y condiciones laborales cada vez más precarias para nuestros compañeros. Nuestro objetivo, y el de todos, debe ser revertir esta situación.El informe recuerda que hace exactamente un año hacíamos pública nuestra posición respecto de los cambios que entendíamos que debían producirse en el funcionamiento del organismo del Estado que se supone de conducir la cinematografía nacional, el INCAA, y dábamos a conocer nuestra opinión sobre qué política cinematográfica permitiría normalizar la producción de películas de largometraje. Recién en el mes de abril del presente año, la dirección del INCAA convocó a discutir parcialmente el tema, pero no como producto de la necesidad de dar un debate colectivo sino para ver cómo sorteaba el recorte de fondos y poder, y en consecuencia, cumplir con los compromisos contraídos. A la fecha de esa convocatoria el recorte era de $ 27 millones (42 por ciento) sobre un presupuesto estimado de $ 64 millones. Hoy, con esa discusión inconclusa, nos encontramos con un nuevo recorte de $ 6,5 millones afectado a la partida de créditos a la producción, lo cual torna inútil cualquier planteo del INCAA hacia el futuro inmediato.El documento del SICA también se abre hacia otros sectores de la actividad cinematográfica y subraya la necesidad de enfrentar la crisis de manera mancomunada: Sabemos que desde el sector del trabajo solamente no será posible revertir esta situación. Es oportuno recordar el ejemplo que dimos al momento de la sanción de la Ley de Cine cuando la unión nos dotó de la fortaleza y el empuje necesarios para el logro de los objetivos comunes. No es razonable que los productores se encuentren nucleados en 5 o 6 organizaciones que, irremediablemente, no asumen la representatividad del sector. Lo mismo sucede con las dos o tres entidades que agrupan a nuestros directores de cine. El editorial culmina con un llamado a lareflexión y a la unidad de todos los sectores involucrados, ante la gravedad del momento que atravesamos. Asimismo, insta a llevar adelante una propuesta surgida del consenso, que contemple las necesidades del conjunto y que nos permita seguir construyendo los cimientos de una industria que haga de la producción de película de largometraje una actividad estable, con la rentabilidad apropiada y de relevancia en el marco de la industria cultural nacional.
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