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Por Washington Uranga A pocos días de las elecciones nacionales, la Comisión Nacional de Justicia y Paz de la Iglesia Católica emitió un documento en el que recuerda a los dirigentes políticos que deben empeñarse a favor de la justicia y el desarrollo integral, guiados por el indispensable imperativo ético en sus decisiones, y a los electores que es un buen deber elegir con racionalidad y prudencia entre quienes, por su ideario político y su conducta, garanticen las aspiraciones del pueblo argentino, desterrando el actuar por sentimientos ciegos, por la inercia de la tradición o el espíritu sectario. La Comisión de Justicia y Paz es un organismo de la Iglesia Católica integrado mayoritariamente por laicos cuya finalidad es seguir los acontecimientos de la vida social y política desde la perspectiva eclesial. El trabajo denominado La democracia y sus exigencias ante el proceso electoral se está enviando a dirigentes políticos de todas las corrientes y se ofrece como insumo para la reflexión de las comunidades cristianas. Se rescatan en ese documento aquellos principios considerados fundamentales para la democracia, entre los que se destacan el reconocimiento y afianzamiento de la persona humana, el respeto a la vida desde la concepción en el seno materno, hasta su muerte natural, condenando explícitamente el aborto, la necesidad de garantizar un alto grado de participación efectiva de todos los ciudadanos y asociaciones intermedias en la construcción del objetivo del bien común y la valoración del trabajo humano y su primacía sobre el capital. En el mismo documento los laicos católicos subrayan que la economía debe ser humana y para el hombre, asegurando un crecimiento de bienes y servicios con justicia social. Todo el documento de Justicia y Paz, que tiene una extensión de cinco carillas, es en realidad una síntesis del pensamiento contemporáneo de la Iglesia Católica universal y del Episcopado argentino sobre la democracia y los temas sociales. En su elaboración se ha cuidado especialmente subrayar los principios, reafirmar las certezas básicas de la Iglesia, pero evitando cualquier frase o afirmación que pueda ser leída como apoyo u oposición a partidos o candidatos que participan de las elecciones del próximo 24 de octubre. En otro párrafo de la misma declaración se pide asegurar el acceso de todos a la educación y los bienes de la cultura, que se trabaje para erradicar el fenómeno ampliamente extendido de la corrupción que ha llegado hasta los ámbitos más impensados y se hace un llamado en el sentido de que el rostro humano de una sociedad se revela en la opción preferencial por los pobres y marginados. La Comisión de Justicia y Paz está presidida por Armando Andruet (hijo) y su secretario es el sindicalista docente Horacio Ghilini. El asesor de dicha comisión es el obispo coadjutor de Quilmes, Gerardo Farrell. Por su parte, el obispo de Lomas de Zamora, Desiderio Collino, también difundió un pronunciamiento a propósito de las elecciones en el que asegura que un católico no puede en conciencia dar su voto a una agrupación o a candidatos que no aseguren (las) mínimas exigencias doctrinales y morales planteadas por la Iglesia que, a su juicio, son una clara posición en contra del aborto, la indisolubilidad de la familia, garantía del aporte estatal para la educación católica y libertad para la enseñanza religiosa y defensa de la ecología. Collino, uno de los obispos que más cerca ha estado del presidente Carlos Menem, emitió un documento que ordenó leer en todas las parroquias prohibiendo a sus sacerdotes hacer declaraciones a los medios de comunicación, fuera de leer el texto.
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