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Cierre de “Los viernes música”
El klezmer tuvo su fiesta


Por Pablo Plotkin
t.gif (862 bytes)  Ningún músico ambulante judío de Europa del Este ni ningún bandoneonista de Boedo habrían imaginado, seguramente, que sus músicas se cruzarían alguna noche al final del siglo veinte, en algún lugar de Buenos Aires. Sucedió el viernes pasado, en un pasaje del concierto de Marcelo Moguilevsky y César Lerner, el dúo argentino que desarrolla un género tradicional hoy revalorizado en muchas partes del mundo: el klezmer. El contrabajista Pablo Aslan subió al escenario como invitado y le dio tonos rioplatenses a una melodía del dúo que, de por sí, está bastante lejos del conservadurismo. Porque aunque Lerner –piano, acordeón y percusión– y Moguilevsky –clarinete, flautas y voz– toquen una música tradicional, ligada a sus ancestros, queda claro que su intención no es exhumar el cuerpo del klezmer, disecarlo y exhibirlo en público.

na20fo02.jpg (9643 bytes)Se trata más bien de jugar con el espíritu de un ritmo cuya amplitud sonora permite desplazarse por su territorio, exceder los límites y volver: rescatar la esencia a través de la imprevisibilidad. La última noche de “Los Viernes Música”, el ciclo de recitales gratuitos que organizó Página/12 durante septiembre, convocó a unas 450 personas en la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines. La dupla basó su repertorio en el material de sus dos discos editados pero, fieles a su espíritu, improvisaron buena parte del concierto. El klezmer es un folklore de origen judío, pobre y ambulante que en el último tiempo experimentó una revalorización en Nueva York y ciertas ciudades de la Europa central. Uno de los hombres importantes de lo que podría llamarse la nueva ola de músicos klezmer es el contrabajista Aslan, un argentino radicado en Nueva York desde hace veinte años, que toca con bandas de la primera línea del género. Su participación en el concierto del viernes derivó en lo que Moguilevsky definió como un “klezmer-tango”. Una variante más en la plasticidad de estos artistas que, para graficar su preferencia por la subversión de ciertas costumbres, dicen “cagarse en las estructuras convencionales”.

 

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