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Por Fernando Almirón Desde Asunción Mientras en Buenos Aires se decidía el traslado del ex general Lino César Oviedo hacia una estancia en el fin del mundo, el domingo por la noche, en Asunción, una multitud conmemoró en la Plaza ubicada frente al Congreso nacional paraguayo los primeros seis meses trancurridos desde la matanza de siete estudiantes que cayeron bajo las balas de francotiradores de conocida militancia en el oviedismo. Las mismas baldosas ensangrentadas del 26 de marzo esta vez quedaron cubiertas por volantes con la foto del ex militar y el siguiente texto: Lino Oviedo. Asesino - Ladrón - Golpista. Protegido por tu cómplice en Argentina, Carlos Menem. Firma Memoria Viva, que integran los familiares de las víctimas y los estudiantes que le pusieron el pecho a la democracia guaraní. Oviedo es un cobarde que huyó como una rata, aseguró el senador de Encuentro Nacional Luis Alberto Mauro. También desestimó que el ex general vaya a volver a Paraguay por su propia voluntad. Vamos a traerlo nosotros para meterlo preso, aseguró. En los canteros de la plaza se instalaron cruces y fotos de los asesinados el viernes 23 de marzo. Esa noche, el oviedismo se resistía a abandonar el poder, pese a estar en jaque después del magnicidio del vicepresidente Luis María Argaña, cuya autoría intelectual se le adjudica a Oviedo. La destitución del presidente Raúl Cubas Grau, un títere del ex militar, se debatía en el Parlamento paraguayo, el que fue protegido por varios anillos de jóvenes estudiantes universitarios, hasta que los legisladores que aún no podían controlar su pánico levantaron la mano aprobando la defenestración del gobierno oviedista. Fue cuando llegaron las primeras noticias de la masacre; así y todo los oviedistas intentaron infructuosamente abortar la sesión. Ahora, el movimiento Memoria Viva les exige a las actuales autoridades del Congreso nacional que desafueren a los legisladores del oviedismo que, pese a todo, siguen ocupando sus bancas. Las críticas sobre los diputados que responden al gobierno de unidad se multiplican a medida que pasa el tiempo y el oviedismo goza de buena salud en el Poder Legislativo. De ellos dijo Gladys de Díaz, la madre del estudiante muerto Henry Díaz: Hace seis meses estaban con nosotros. Si no fuera por nuestros hijos, ellos (por los diputados oficialistas) estarían hoy en las cárceles o sufriendo persecuciones. Al borde del llanto, la mujer agregó: ¿Y ahora dónde están? Se han acomodado en el poder y nos han abandonado. La indignación de la población atraviesa la frontera sur, que separa al Paraguay de la Argentina. El rechazo al pedido de extradición de Oviedo presentado por Paraguay ante el gobierno de Menem resulta para los paraguayos por lo menos indignante. Y los argumentos esgrimidos por los funcionarios argentinos resultan inaceptables para las autoridades guaraníes. Uno de los más acérrimos defensores de la extradición de Oviedo, el senador Luis Alberto Mauro, respondió ayer a las acusaciones de doble discurso que lanzó sobre el poder político paraguayo el secretario de Seguridad de la Argentina, Miguel Angel Toma: Yo creo que el doble discurso lo tienen Carlos Corach y el propio Toma. Cuando yo denuncié ante Corach que Oviedo estaba enviando armas y dinero para organizar un golpe de Estado en Paraguay, el ministro del Interior me aseguró que investigaría el tema a fondo e incluso envió a un alto funcionario de la Gendarmería para que se entreviste conmigo y obtener más detalles sobre el tema. Pero después Corach olvidó su promesa de investigación. Después de mi última visita a Buenos Aires también me trató de irresponsable, y yo soy un senador de la nación de mi país. Tampoco entiendo las críticas del señor Toma, quien tan severamente atacó a las autoridades legítimas del gobierno de mi país. Se entrometió en los asuntos internos de otra nación al afirmar que el gobierno de Unidad Nacional estaba resquebrajado. El señor se tomó semejante libertad y después quieren que nosotros les pidamos disculpas. Mauro, quien hace menos de un mes reveló a Página/12 la sociedad comercial que uniría al ex general con el presidente Menem, agregó: Yo creo que el gobierno argentino no debe entrometerse en nuestros asuntos internos y sí debería conceder la extradición. Respecto de un posible retorno de Oviedo al Paraguay por voluntad propia, el senador que preside la Comisión Bicameral de Investigaciones de los presuntos asesinatos cometidos por el oviedismo aseguró: El regreso de Oviedo seguramente traerá aparejados unos cuantos conflictos internos, pero sin la suficiente intensidad como para desestabilizar a este gobierno. Pero Oviedo jamás volverá por decisión propia, porque es un cobarde que huyó como una rata.
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