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HAY PROGRAMAS QUE SE EXPORTAN, OTROS QUE SE IMPORTAN
Comprar y vender televisión

“CQC” se vendió a Europa; “El precio justo”,“Waku Waku”, “Tal para cual” y “Fort Boyard”son adaptaciones locales de éxitos foráneos.


Por Mariano Blejman
t.gif (862 bytes)  El robo de ideas era bastante normal cuando el mundo no se había convertido en la aldea global prenunciada por Marshall McLuhan. En la actualidad, cuando con un control remoto y un sistema de pago puede verse televisión de docenas de países del mundo, resulta bastante más difícil copiar un programa. Ahora, cuando es imposible copiar sin que se note –y lluevan las demandas–, cada vez es más frecuente lo que se llama “Compra de formatos”. Que es la forma legal de copiar. “Copiá el programa, pero pagá los derechos por ello”, podría ser el slogan de una página de Internet en que se ofreciesen los productos.

“El precio justo”, que conduce todas las tardes Fernando Bravo por Azul, con un ratig promediona27fo01.jpg (10032 bytes) de 5 puntos, es un programa comprado por TyC a la proveedora televisiva Pirson, que tiene más de 300 formatos dando vuelta por el mundo. “Waku Waku”, que lleva adelante Héctor Larrea, también en Azul, y “Tal para cual”, que conduce Jorge Rossi por Telefé, previo pago de derechos a Sony, son otros ejemplos de la compra de formatos y estructuras. “CQC”, en cambio, se exporta: hay versiones en España, en Italia y en Alemania, y está negociándose su venta a los Estados Unidos. Si esto se concreta, sería un caso único en la historia de medio siglo del medio: venderle un programa de tele a Estados Unidos es como venderle un Mercedes a una empresa alemana. La idea de un programa hecho por chicos para gente grande, como “Agrandadytos”, del 13, es “algo que ya se ha visto en España”, sugirió a Página/12 Mex Urtizberea, quien trabaja en el equipo creativo de “P.N.P:”, que también podría ser vendido a Estados Unidos.

Hubo épocas en que el robo era desvergonzado: “Dar en el blanco”, “Dígalo con mímica” y “Odol pregunta”, clásicos de los 70, eran éxitos foráneos traducidos sin mayores prejuicios al gusto argentino. En el caso de los dos primeros, los programas habían sido inventados por el productor estadounidense Mark Goodson, que nunca supo que en el sur lo clonaban sin previo aviso. “Hola Susana”, en los 80, comenzó como un copia fiel de “Pronto Rafaella”, un éxito de Rafaella Carrá en la televisión italiano. El empresario brasileño Silvio Santos, llegó a clonar el original de “Nuevediario” de Romay, hasta en la cortina musical, para un noticiero de la red O Globo, al comenzar los 90. “Verano del 98” pareció al principio una versión libre de una serie juvenil de Sony, a tal punto que daba vergüenza ajena la comparación.

Colocar programas al exterior no es nuevo: hay una larga tradición de venta de productos terminados, sobre todo telenovelas y miniseries, que pareció tener su época fuerte cuando el Zar Romay manejaba el 9 y su hijo Omar colocaba las latas de las novelas que producía en el exterior. Lo nuevo es que ahora se venden –y se compran– las ideas junto al “know how”, el cómo hacerlo. “Antes se afanaba algo y nadie se enteraba. Ahora todo el mundo se da cuenta”, explica con lógica el productor de “El precio justo”, Juan Parodi. Así resume el productor el modo en que se llegó al producto argentino. “Juan Cruz Avila había visto el programa en Francia. TyC compró los derechos del programa a Víctor Tobi representante de Pirson en Argentina. Lo primero que recibimos fue una caja con video con los sesenta y pico de juegos de allá. Después, una carpetas con planos, explicaciones y todo lo necesario sobre cómo hacerlo. Tuvimos la posibilidad de cambiar estéticamente algunas cosas por nuestra idiosincrasia. Se armó rápidamente: en octubre recibimos las cosas, yo viajé a Estados Unidos en noviembre. Después viajé con Fernando Bravo a México, para ver una versión en español y salimos al aire el 12 de abril. El programa se hace en docenas de países, entre ellos Francia, Italia, España, Estados Unidos, Inglaterra, Lituania, Grecia.” Otro caso sintomático de la compra de la idea y la forma es el de “Fort Boyard” –que está por terminar–, que la productora Promofilm consiguió de un canal francés. No es el único ejemplo en la productora de Horacio Levin, ya que “Sorpresa y 1/2”, es un claro hijo de un programa español, denominado “Sorpresa, sorpresa”. La empresa también exporta ideas y formas. “Fuimos los primeros que salimos al exterior organizadamente”, subraya. “Tenemos oficinas en Venezuela, Colombia y en México. En Venezuela llevamos el segundo año de ‘Atrévete a soñar’ (versión local del programa que aquí conduce Julián Weich) y un talk show. En Colombia hacemos un talk show y en México dos programas están en definición. Mandamos productores ejecutivos, que se instalan en estos países y armamos una estructura parecida a la de acá.”

 

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