REFORMA NORMATIVA EN LA FACULTAD DE DERECHO (UBA)
Para enderezar los cursos

”Profesor, usted se está equivocando.” Desde el año que viene, los 26 mil estudiantes de Abogacía de la UBA podrán reclamarles a sus profesores el cumplimiento de un flamante Reglamento General de Cursos. La reforma académica, que fue aprobada hace pocos días por el consejo directivo de la Facultad de Derecho, unificará los criterios de evaluación y regularidad en todas las materias de la carrera con más alumnos de la unidad académica. “Con este reglamento se va a ordenar la cursada. El primer día de clases los estudiantes se van a enterar de cómo funciona el sistema de promoción y de las fechas de los parciales y los recuperatorios”, explicó Oscar Zoppi (Alianza), recién elegido como el futuro presidente del centro de estudiantes. “Lo importante –agregó– es que los alumnos podrán informarles a las autoridades cuando un docente cometa alguna arbitrariedad.”

“Hoy existen en Abogacía tantos criterios de evaluación y regularidad como profesores dando vueltas por la facultad”, dijo a Página/12 Lucas Bettendorff (Alianza), que asumirá en marzo como consejero por el claustro estudiantil. El flamante reglamento, que regirá desde febrero del 2000, recopila viejas normas referentes a la metodología de cursada de las materias, y las publicita en una sola resolución. Entre otras cosas, fija un límite de dos parciales por materia y establece la obligatoriedad de tomar un examen recuperatorio por cada parcial. También unifica los criterios de calificación. “Desde febrero, con los cursos de verano, los docentes van a tener la obligación de comunicarles a los alumnos cuál va a ser el régimen de regularidad y cuándo se van a tomar los parciales”, adelantó Zoppi.

“El reglamento determina la forma en que se deben desarrollar los cursos en la facultad. Es una recopilación de cuatro o cinco resoluciones que ya existían y que, al estar dispersas, se hacían más difíciles de conocer. Esto va a posibilitar su conocimiento”, explicó a este diario el decano Andrés D’Alessio. “Queremos que sea una herramienta para que los estudiantes sepan cómo comportarse y defender sus derechos”, agregó Alejo Monner Sans, uno de los consejeros estudiantiles de la Alianza que elaboraron el proyecto.

“Ojalá que se cumpla, porque hoy no hay uniformidad de criterio entre los profesores y eso nos perjudica a todos”, se entusiasmó Marcelo, estudiante de Abogacía, mientras caminaba por los pasillos de la facultad. “Hasta ahora, la cantidad de exámenes que se toma en un cuatrimestre varía según la voluntad del profesor. Y también es personal la decisión de tomar o no recuperatorios y cuándo tomarlos”, coincidió Bettendorff. D’Alessio, por su parte, aseguró que “los profesores cumplen las reglamentaciones”, aunque admitió que “puede haber alguno que cometa algunas irregularidades”.

Consultado por Página/12, el decano aseguró que la unificación de criterios no ataca la libertad de cada cátedra: “Si alguna lo cree necesario, puede pedirle al consejo directivo que apruebe un sistema diferente para el caso”.

La resolución se va a aplicar para la carrera de Abogacía, que reúne a 26 mil de los 28 mil alumnos de la facultad (el resto cursa Traductorado público o Calígrafo público). Algunas de las cuestiones reglamentadas son la condición de regularidad (podrá conseguirse con la confección de fichas, guías de lectura, o con la tradicional toma de asistencia); la promoción de las materias (con una nota promedio superior a seis puntos); la obligación de tomar al menos dos parciales con sus respectivos recuperatorios; y un plazo de tres días como mínimo entre la entrega de las notas y la fecha del examen final (para quienes no promocionen). También se estipula que las clases quedarán suspendidas si el profesor no llega en los primeros 20 minutos. Además, los alumnos podrán exigir la revisión de su examen cuando no estén conformes con la nota que obtuvieron. De acuerdo con la resolución, los estudiantes podrán informarle al consejo directivo cuando consideren que un docente está cometiendo una irregularidad. “En caso de comprobarse el incumplimiento, éste va a ser transcripto al legajo del profesor”, explicó Monner Sans. “Suena raro -comentó Karina, alumna de Abogacía–. Nosotros no estamos acostumbrados a denunciar las irregularidades. Tenemos miedo de después no aprobar la materia.”

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