Página/12 en Paraguay
Por Fernando Almirón Desde Asunción, Paraguay Félix Carlos Argaña es el
hijo mayor del asesinado vicepresidente del Paraguay, Luis María Argaña. Ahora, por esas
cosas de la vida, es candidato a ocupar el lugar que tenía su padre hasta el 23 de marzo
de este año, cuando fue acribillado en circunstancias que aún no fueron esclarecidas.
Argaña está convencido de que Lino César Oviedo dirigió ese asesinato. Y dice:
Yo me pregunto por qué tanta protección de Menem hacia Oviedo; eso es lo que todo
el tiempo me pregunto.
El dirigente político colorado recibió a Página/12 en su estudio de arquitectura en un
bello barrio de Asunción. Al presidente argentino desde un inicio le dijimos que
Oviedo estaba detrás de la muerte de mi padre, y él evitó que siguiéramos hablando del
tema, se lamentó.
El oviedismo había logrado instalarse en la Presidencia con la asunción del ingeniero
Raúl Cubas Grau, ahora exiliado en Brasil.
Félix Argaña tiene 42 años y dos hijas. En el anular de su mano izquierda lleva dos
anillos de oro. Uno es la sortija de su casamiento. El otro el que su madre colocó en el
dedo su padre la noche de su boda. Félix dice estar casado ahora con la tarea que
su padre inició y que él se propone terminar.
No debe ser sencillo estar candidateado para ocupar el lugar de su padre.
Es un doble compromiso muy grande. Querer ser vicepresidente y además completar el
período de mi padre, realmente esto representa para mi una gran presión.
¿Por qué cree que Menem rechazó el pedido de extradición de Oviedo?
Esa es la gran pregunta que yo también me hago. ¿Por qué tanta protección? ¿Por
qué tanto privilegio? ¿Por qué esa impunidad que me llama tanto la atención? Todo esto
me hace pensar que efectivamente entre ellos hay negocios en común. Vamos a tener que
esperar a que Menem se vaya para insistir con nuestro reclamo, mientras tanto no creo que
se vayan a recomponer las relaciones entre la Argentina y el Paraguay.
Pocos días después de la muerte de su padre, usted tuvo un encuentro con el
presidente Carlos Menem.
Así es. El abogado de Oviedo en Buenos Aires, Federico Pinto Kramer, había dicho
que mi padre estaba muerto antes del atentado, que en realidad Argaña había fallecido de
cáncer y después se había fingido su asesinato. Esta versión nos preocupó mucho, pese
que se trata de una barbaridad. Entonces viajamos hasta Buenos Aires con los resultados de
la autopsia que se le hizo a mi padre, la que estuvo a cargo de médicos forenses de
reconocido prestigio internacional. Esos mismos resultados se los llevamos al presidente
Menem, que nos recibió en la quinta de Olivos. Con él hablamos también de Oviedo y su
responsabilidad.
¿Qué opinó Menem cuando ustedes le dijeron que Oviedo era el posible autor
intelectual del homicidio?
Dijo: Yo no creo de ninguna manera eso. En ningún momento creyó en la
culpabilidad de Oviedo, ni hablo mal de Oviedo. Para nada. Tampoco dijo nada a favor de
él. Ambas cosas nos llamaron mucho la atención.
¿Usted cree que hay negocios entre Oviedo y el presidente Menem?
Hay negocios de contrabando, narcotráfico, armas y otros vinculados con Oviedo,
como dice todo el mundo. No puedo afirmar que Menem participe de ellos junto a Oviedo.
¿Pero para ustedes es un hecho que Oviedo es quien mandó a matar a su padre?
Todas las pistas conducen a Oviedo, incluso los llamados de los celulares que
reconstruimos de las horas previas y posteriores al asesinato ubican a este personaje en
el centro de la telaraña que se montópara matar a mi padre. Sólo contemplando los
llamados que entraron y salieron de su celular. Recibió por ejemplo llamados desde una
ciudad fronteriza de Brasil donde residen los sicarios que utilizan los carteles de la
droga y los hacendados brasileños para atacar a los campesinos que toman sus tierras y a
los indios.
¿Cómo marcha la investigación sobre el asesinato de su padre?
Estamos contentos con el esfuerzo hecho pero no con los resultados. A nosotros nos
gustaría que la investigación estuviera más avanzada, a nuestro entender todavía
faltan detectar muchas piezas del rompecabezas. Y en todo esto nosotros culpamos a
quienes, entre el día en que asesinaron a mi padre y el día en que el oviedismo dejó el
gobierno, hicieron desaparecer todas las pruebas y pistas que habían dejado los asesinos
tras el magnicidio.
¿Qué organismos conducen actualmente la investigación?
El Ministerio del Interior, el Ministerio de Justicia y nosotros, como familiares,
también hemos contratado una estructura de investigación paralela.
¿Usted asegura que todas las pistas señalan a Oviedo como autor intelectual del
magnicidio?
Sí, así es. Conducen a él en todas las investigaciones, aun más en la nuestra y
en la que lleva a adelante la Justicia. En ambas la red termina en Oviedo.
¿Por qué asesinaron a su padre?
Porque estaba en marcha el juicio político al entonces presidente oviedista, el
ingeniero Cubas Grau. El vicepresidente era Argaña, quien seguía a Grau en la línea
sucesoria. No había acuerdos ni negociaciones entre el presidente y mi padre, y para
evitar que él se convirtiera en el nuevo presidente deciden eliminarlo.
¿Cómo se comprueba esto?
Le doy un solo dato de la clase de personajes de los que estamos hablando. Mi padre
es asesinado a las 8.45 del 23 de marzo, a las 9,15 minutos de ese mismo día el
presidente del Superior Tribunal de Justicia Electoral convoca a elecciones para elegir al
sucesor de mi padre.
Según usted el plan era sacar a su padre del camino. Y lo llevaron a cabo de manera
bastante burda.
Decir burdo es poco. Tenga en cuenta que el primero en sacar un comunicado
repudiando el asesinato es el propio Lino Oviedo, como si ya lo tuviera preparado de
antemano. El mismo pide una profunda investigación y pretende ser como Al Capone, que
después de eliminar a sus adversarios visita a los deudos en el velatorio. Por supuesto
que nosotros lo impedimos. No dejamos que ni él ni el presidente Cubas estuvieran
presentes en las exequias de Argaña.
¿Y usted cree que el presidente del Tribunal se apresuró a convocar a elecciones a
instancias de Oviedo?
Si es que son grandes amigos. Después de la muerte de mi padre fue a visitar al
presidente del Tribunal electoral, el doctor Carlos Mollos, a quien le llevó armas
antiguas de regalo y ambos posaron sonrientes para la prensa.
¿Cuánta gente integró esa telaraña?
Más de cien personas entre los que cuidaban el área, los que protegían la fuga,
los que dispararon, los que les dieron alojamiento previo, los que les proveyeron las
armas, y por supuesto los que les pagaron y aseguraron impunidad. También hay diputados
involucrados. Los que dispararon fueron entre seis y ocho personas.
¿Qué opina su familia sobre el rechazo del gobierno argentino al pedido de
extradición de Oviedo presentado por las autoridades paraguayas?
Tanto mi familia como yo sentimos un dolor y una desazón muy grandes por esta
determinación del presidente Menem. Creo que en estascircunstancias debe preponderar la
justicia paraguaya por sobre cualquier otra decisión. Lo lamentamos, nos ha
desilusionado.
El senador Luis Alberto Mauro insistió ayer con que Oviedo estaría preparando un
golpe de Estado en Paraguay.
Si se trata de Oviedo todo es posible, es una persona muy facinerosa y es capaz de
hacer cualquier cosa, no tiene ningún escrúpulo.
¿Por qué no se llevó a cabo una investigación sobre los bienes de Oviedo en
Paraguay?
Ocurre que está muy bien cubierto detrás de testaferros. Oviedo es una persona muy
inteligente para la maldad.
Si Oviedo vuelve al Paraguay, ¿usted cree que habrá convulsiones o un intento de
golpe de Estado?
Si él viene irá a la cárcel, pero deberá ser una cárcel de verdad, y no un
cuartel como en el que estuvo detenido en la anterior oportunidad, donde entraba y salía
cualquiera, con servicio de mozo y celular. En cuanto a un golpe de Estado, hoy las
Fuerzas Armadas son muy verticalistas, y es muy difícil saber qué pasa en la interna de
sus cuadros. No hay que dejar de tener en cuenta que Oviedo condujo el Ejército y muchos
de sus hombres aún controlan buena parte de su estructura. Una estructura que también
tiene negocios en común con Oviedo.
¿Usted no tiene miedo de que lo maten, como sucedió con su padre?
Félix Argaña gira su sillón 90 grados y observa la ventana que tiene a sus espaldas, a
la altura de la calle en su estudio de arquitectura. Se queda un momento en silencio y
vuelve a girar 90 grados. Con la boca apretada cuenta:
En este mismo sillón estuvo sentado mi padre quince días antes de que lo
asesinaran, y me preguntó lo mismo que usted me pregunta ahora. El ya era el
vicepresidente, y yo quiero serlo. No sé si con esto respondo su inquietud.
¿Cuál es su posición respecto al traslado de Oviedo a Tierra del Fuego?
Ante el rechazo de su extradición, resulta un alivio que esté lo más lejos
posible de Paraguay. No es lo que reclama nuestra Justicia, pero entre que se quede en
Buenos Aires y haga política desde ahí, y siga recibiendo a sus seguidores en su quinta
de Moreno, es preferible que lo trasladen al sur. Pero insisto, no es lo que nosotros
demandamos.
¿Cómo cree usted que quedaron las relaciones bilaterales después del rechazo al
pedido de extradición?
Yo opino que lamentablemente han quedado afectadas. Si bien nuestra relación con el
pueblo argentino siempre fue buena, lamentamos que el gobierno argentino haya generado
esta diferencia. Con Menem ya no queremos hablar más y esperaremos a que asuman las
nuevas autoridades para recomponer la situación. Nosotros esperábamos otro tipo de
respuesta por parte de Menem, pero algo habrá entre el presidente argentino y el ex
general Oviedo que lo obliga a comportarse de esta manera.
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