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LIA MENDEZ, HUMANISTA
“Nosotros somos la nueva izquierda”

La candidata humanista a presidente habla del “90 por ciento que está cansado de la transa” y asegura que hay “otro modo de hacer política”.

Caudal: “Es gente que cree que tiene cosas para hacer, cosas que dar, tiene propuestas y no ha encontrado canales de participación en los partidos tradicionales”.

Engaño: “La convertibilidad ya se cayó. Suba quien suba va a devaluar. Los partidos mayoritarios no lo dicen porque espanta votos. Como acá no existe una ley de responsabilidad política...”

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Por Nora Veiras

t.gif (862 bytes) “Aspiramos a un millón de votos”, dice sin titubear la candidata a presidente del Partido Humanista. Lía Méndez tiene 48 años, es abogada, especializada en mediación y se considera “la vocera del movimiento”. Es la segunda vez que se presenta a la primera magistratura y la aspiración suena a desmedida, teniendo en cuenta que en las legislativas del ‘97 cosecharon 170 mil sufragios. Eso sí, sólo en siete distritos. Ahora están “orgullosos” de tener presencia en las 24 jurisdicciones, condición que sólo comparten con el peronismo y el radicalismo. Se define como “la nueva izquierda” y defiende la publicación de avisos en los diarios para convocar candidatos porque “la gente está harta de la transa política”.
Esta mujer soltera mira de frente, habla con serenidad y propone “la suspensión del pago de intereses de la deuda externa, reformular la política tributaria, con una escala progresiva que puede llegar al 75 por ciento para aquellas empresas que no reinvierten y, por lo tanto, no generan puestos de trabajo, y disminuir el IVA”. Lía Méndez está convencida de que el Estado sólo tendría que garantizar “igualdad de oportunidades” para que todos los partidos se presentaran en sociedad. De esa forma se llegaría a una verdadera elección y no a una “opción entrampada” en el desconocimiento del bipartidismo.
–¿Qué es el Partido Humanista?
–Es el único fenómeno absolutamente nuevo que ha surgido en política en Argentina en los últimos 16 años. Decimos nuevo porque ni es un desprendimiento de otra corriente política conocida, ni se formó alrededor de un notable con cartera de clientes, ni de ex funcionarios. El partido surge del movimiento humanista que se origina con Silo en la Argentina. Nace como respuesta, como reacción ante un sistema muy violento en el que la vida humana ha perdido valor. El Partido Humanista traduce en sus propuestas ese principio que se complementa con la lucha por toda forma de discriminación, el respeto por la diversidad personal, cultural, de creencias, por la igualdad de oportunidades. Para nosotros la no violencia es la metodología de acción para llevar adelante lo que proponemos.
–Cuando conversan con partidos de izquierda para formar una coalición ¿colocan al humanismo dentro de ese sector?
–Nosotros nos definimos como una nueva izquierda, no marxista.
–¿Cristiana?
–No, no, humanista. Si se justifica la postergación del ser humano por salvar la economía, por salvar los bancos, eso es lo opuesto al humanismo.
–¿Cuáles son las diferencias con la izquierda tradicional?
–Estamos en otra etapa del proceso. Estamos haciendo conocer la existencia y propuesta del partido. Los otros partidos de izquierda son partidos de muchos más años. El nuestro es un partido esencialmente de base, no de cúpula, eso en algún momento ha dificultado armar frentes. Nosotros planteamos que la transformación se va a producir desde la base social y no desde otro lugar. Que cuatro o cinco dirigentes políticos se junten, vean una plataforma y se pongan de acuerdo quién va primero o segundo en una lista no tiene futuro. Una alianza meramente electoralista no tiene posibilidades. La única posibilidad es que la base social se organice y si desde los partidos progresistas se impulsa esa organización con nuestras bases y su inserción en los barrios, lugares de trabajo, de estudio y desde ahi se llevan adelante acciones conjuntas podemos decir que ese frente está en marcha. Eso no ha sido posible.
–Izquierda Unida dijo que no se pudo avanzar porque ustedes plantearon que la candidatura a la presidencia debía ser del humanismo como condición innegociable.
–Por un lado, nosotros creemos que no pueden hacernos reclamos de unidad los partidos que no pueden lograr unidad dentro de su propio partido. Nadie habrá escuchado hablar del Partido Humanista de los Trabajadores o del Humanista Revolucionario. Nosotros somos internamenteun ejemplo de unidad. Por otro lado, nosotros planteamos a toda la izquierda como iniciativa nuestra dar una señal de unidad aunque con listas separadas y compartiendo la fórmula presidencial. Poníamos como condición que todas las fuerzas de izquierda participaran de este acuerdo, además fijar una clara postura respecto al ballottage de antemano, que la fórmula la encabezara un candidato nuestro. No fue posible llegar a ese acuerdo. Así que seguimos nuestro camino.
–¿Por qué esa condición de encabezar sí o sí esa posible coalición?
–En primer lugar nadie ha concedido bajar su candidatura a presidente. Además consideramos que podíamos ofrecer una imagen que podría aglutinar.
–Ustedes convocaron a candidatos a través de los medios. Eso puede leerse como la búsqueda de gente común que se dedique a la política, pero también como una desvalorización total de la militancia política...
–De la militancia no, de la política tradicional, de los políticos traidores, mentirosos que hacen de la política un negocio. La indignación que hoy registra el 90 por ciento de la gente, respecto de los políticos tradicionales, nosotros la registrábamos hace quince años. Nosotros consideramos que hay otra forma de hacer política.
–¿La indignación es suficiente para que alguien sea candidato?
–No, hay muchos que están indignados y no están dispuestos a hacer nada. Nosotros ponemos como condición gente decente que esté indignada con la situación actual: es gente que cree que tiene cosas para hacer, cosas para dar, tiene propuestas y no ha encontrado canales de participación en los partidos tradicionales, esa es la gente que se ha acercado y no necesariamente para ocupar lugares en las listas de candidatos. No es cierto que la gente sea apática: la gente no quiere saber nada con los políticos tradicionales que la han traicionado reiteradamente. Hoy la política tradicional es un negocio. Vengo recorriendo las provincias y es una indecencia la forma en que los políticos manejan las cosas.
–¿Cómo convence a una persona que tiene un crédito hipotecario en dólares que sale de la convertibilidad y no entra en el caos?
–Nosotros decimos que la convertibilidad ya se cayó. Suba quien suba va a devaluar. El tema es que los partidos mayoritarios no lo dicen porque se mueven en función de la captación de votos y decirlo espanta votos. Total asumen y, como dijo Menem en su momento, ‘si hubiera dicho lo que iba a hacer, no me votaban’. Como acá no existe una ley de responsabilidad política dicen una cosa, hacen otra... le echan la culpa a la globalización y eso tiene que ver con intenciones humanas dirigidas a favorecer el capital financiero internacional y a perjudicar a los pueblos. Nosotros planteamos salir de la convertibilidad de modo planificado. Lo que hay que prever es que los que se endeudaron en dólares puedan cancelar sus créditos a la paridad que tenía el dólar al momento de contraer la deuda. Esto no va a beneficiar a los capitales que han venido al circuito especulativo que han ganado tres veces la tasa internacional. Si nos asustan con que no van a venir más capitales a invertir, a Argentina no vienen capitales destinados a la producción porque lo que acá se produce no puede competir en ningún lado por el peso sobrevaluado. Estimamos que hay un desfasaje del 70 por ciento en el cambio.
–¿De dónde se sacarían recursos para generar inversión y nuevas fuentes de trabajo?
–La devaluación pondría en otra situación al aparato productivo. Limitaríamos las importaciones, lo cual también sumó a la pérdida de empleo.
–¿Por qué los partidos tradicionales cosechan las mayores voluntades electorales?
–Este sistema alienta el bipartidismo porque es lo que le conviene. En los grandes medios de difusión sólo hay dos candidatos.
–¿A qué atribuye que en las zonas más pobres se consolide un candidato como Luis Patti?
–Tanto maltrato, desconsideración que ha sufrido la gente, cuando aparece alguien que propone mano dura, es lógico que la gente canalice por ahí. Es la respuesta a un gobierno anterior corrupto. A poco de andar se darán cuenta que están equivocados.
–¿Por qué las opciones de derecha canalizan el descontento?
–Hay otras opciones pero la gente no las conoce. Si todos los partidos tuviéramos igualdad de oportunidades para difundir las propuestas, seguramente la respuesta electoral sería otra. La gente está entrampada: elegir sin todas las opciones a la vista es una trampa. Este es un sistema extorsivo, chantajean con lo que va a pasar si no los votan. Los grandes medios son empresas que están en el negocio y favorecen los grandes intereses económicos. Está todo muy armado para que esto siga adelante. De todos modos no les va a resultar fácil.

 

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