Por Nora Veiras Aspiramos a un millón
de votos, dice sin titubear la candidata a presidente del Partido Humanista. Lía
Méndez tiene 48 años, es abogada, especializada en mediación y se considera la
vocera del movimiento. Es la segunda vez que se presenta a la primera magistratura y
la aspiración suena a desmedida, teniendo en cuenta que en las legislativas del 97
cosecharon 170 mil sufragios. Eso sí, sólo en siete distritos. Ahora están
orgullosos de tener presencia en las 24 jurisdicciones, condición que sólo
comparten con el peronismo y el radicalismo. Se define como la nueva izquierda
y defiende la publicación de avisos en los diarios para convocar candidatos porque
la gente está harta de la transa política.
Esta mujer soltera mira de frente, habla con serenidad y propone la suspensión del
pago de intereses de la deuda externa, reformular la política tributaria, con una escala
progresiva que puede llegar al 75 por ciento para aquellas empresas que no reinvierten y,
por lo tanto, no generan puestos de trabajo, y disminuir el IVA. Lía Méndez está
convencida de que el Estado sólo tendría que garantizar igualdad de
oportunidades para que todos los partidos se presentaran en sociedad. De esa forma
se llegaría a una verdadera elección y no a una opción entrampada en el
desconocimiento del bipartidismo.
¿Qué es el Partido Humanista?
Es el único fenómeno absolutamente nuevo que ha surgido en política en Argentina
en los últimos 16 años. Decimos nuevo porque ni es un desprendimiento de otra corriente
política conocida, ni se formó alrededor de un notable con cartera de clientes, ni de ex
funcionarios. El partido surge del movimiento humanista que se origina con Silo en la
Argentina. Nace como respuesta, como reacción ante un sistema muy violento en el que la
vida humana ha perdido valor. El Partido Humanista traduce en sus propuestas ese principio
que se complementa con la lucha por toda forma de discriminación, el respeto por la
diversidad personal, cultural, de creencias, por la igualdad de oportunidades. Para
nosotros la no violencia es la metodología de acción para llevar adelante lo que
proponemos.
Cuando conversan con partidos de izquierda para formar una coalición ¿colocan al
humanismo dentro de ese sector?
Nosotros nos definimos como una nueva izquierda, no marxista.
¿Cristiana?
No, no, humanista. Si se justifica la postergación del ser humano por salvar la
economía, por salvar los bancos, eso es lo opuesto al humanismo.
¿Cuáles son las diferencias con la izquierda tradicional?
Estamos en otra etapa del proceso. Estamos haciendo conocer la existencia y
propuesta del partido. Los otros partidos de izquierda son partidos de muchos más años.
El nuestro es un partido esencialmente de base, no de cúpula, eso en algún momento ha
dificultado armar frentes. Nosotros planteamos que la transformación se va a producir
desde la base social y no desde otro lugar. Que cuatro o cinco dirigentes políticos se
junten, vean una plataforma y se pongan de acuerdo quién va primero o segundo en una
lista no tiene futuro. Una alianza meramente electoralista no tiene posibilidades. La
única posibilidad es que la base social se organice y si desde los partidos progresistas
se impulsa esa organización con nuestras bases y su inserción en los barrios, lugares de
trabajo, de estudio y desde ahi se llevan adelante acciones conjuntas podemos decir que
ese frente está en marcha. Eso no ha sido posible.
Izquierda Unida dijo que no se pudo avanzar porque ustedes plantearon que la
candidatura a la presidencia debía ser del humanismo como condición innegociable.
Por un lado, nosotros creemos que no pueden hacernos reclamos de unidad los partidos
que no pueden lograr unidad dentro de su propio partido. Nadie habrá escuchado hablar del
Partido Humanista de los Trabajadores o del Humanista Revolucionario. Nosotros somos
internamenteun ejemplo de unidad. Por otro lado, nosotros planteamos a toda la izquierda
como iniciativa nuestra dar una señal de unidad aunque con listas separadas y
compartiendo la fórmula presidencial. Poníamos como condición que todas las fuerzas de
izquierda participaran de este acuerdo, además fijar una clara postura respecto al
ballottage de antemano, que la fórmula la encabezara un candidato nuestro. No fue posible
llegar a ese acuerdo. Así que seguimos nuestro camino.
¿Por qué esa condición de encabezar sí o sí esa posible coalición?
En primer lugar nadie ha concedido bajar su candidatura a presidente. Además
consideramos que podíamos ofrecer una imagen que podría aglutinar.
Ustedes convocaron a candidatos a través de los medios. Eso puede leerse como la
búsqueda de gente común que se dedique a la política, pero también como una
desvalorización total de la militancia política...
De la militancia no, de la política tradicional, de los políticos traidores,
mentirosos que hacen de la política un negocio. La indignación que hoy registra el 90
por ciento de la gente, respecto de los políticos tradicionales, nosotros la
registrábamos hace quince años. Nosotros consideramos que hay otra forma de hacer
política.
¿La indignación es suficiente para que alguien sea candidato?
No, hay muchos que están indignados y no están dispuestos a hacer nada. Nosotros
ponemos como condición gente decente que esté indignada con la situación actual: es
gente que cree que tiene cosas para hacer, cosas para dar, tiene propuestas y no ha
encontrado canales de participación en los partidos tradicionales, esa es la gente que se
ha acercado y no necesariamente para ocupar lugares en las listas de candidatos. No es
cierto que la gente sea apática: la gente no quiere saber nada con los políticos
tradicionales que la han traicionado reiteradamente. Hoy la política tradicional es un
negocio. Vengo recorriendo las provincias y es una indecencia la forma en que los
políticos manejan las cosas.
¿Cómo convence a una persona que tiene un crédito hipotecario en dólares que
sale de la convertibilidad y no entra en el caos?
Nosotros decimos que la convertibilidad ya se cayó. Suba quien suba va a devaluar.
El tema es que los partidos mayoritarios no lo dicen porque se mueven en función de la
captación de votos y decirlo espanta votos. Total asumen y, como dijo Menem en su
momento, si hubiera dicho lo que iba a hacer, no me votaban. Como acá no
existe una ley de responsabilidad política dicen una cosa, hacen otra... le echan la
culpa a la globalización y eso tiene que ver con intenciones humanas dirigidas a
favorecer el capital financiero internacional y a perjudicar a los pueblos. Nosotros
planteamos salir de la convertibilidad de modo planificado. Lo que hay que prever es que
los que se endeudaron en dólares puedan cancelar sus créditos a la paridad que tenía el
dólar al momento de contraer la deuda. Esto no va a beneficiar a los capitales que han
venido al circuito especulativo que han ganado tres veces la tasa internacional. Si nos
asustan con que no van a venir más capitales a invertir, a Argentina no vienen capitales
destinados a la producción porque lo que acá se produce no puede competir en ningún
lado por el peso sobrevaluado. Estimamos que hay un desfasaje del 70 por ciento en el
cambio.
¿De dónde se sacarían recursos para generar inversión y nuevas fuentes de
trabajo?
La devaluación pondría en otra situación al aparato productivo. Limitaríamos las
importaciones, lo cual también sumó a la pérdida de empleo.
¿Por qué los partidos tradicionales cosechan las mayores voluntades electorales?
Este sistema alienta el bipartidismo porque es lo que le conviene. En los grandes
medios de difusión sólo hay dos candidatos.
¿A qué atribuye que en las zonas más pobres se consolide un candidato como Luis
Patti?
Tanto maltrato, desconsideración que ha sufrido la gente, cuando aparece alguien
que propone mano dura, es lógico que la gente canalice por ahí. Es la respuesta a un
gobierno anterior corrupto. A poco de andar se darán cuenta que están equivocados.
¿Por qué las opciones de derecha canalizan el descontento?
Hay otras opciones pero la gente no las conoce. Si todos los partidos tuviéramos
igualdad de oportunidades para difundir las propuestas, seguramente la respuesta electoral
sería otra. La gente está entrampada: elegir sin todas las opciones a la vista es una
trampa. Este es un sistema extorsivo, chantajean con lo que va a pasar si no los votan.
Los grandes medios son empresas que están en el negocio y favorecen los grandes intereses
económicos. Está todo muy armado para que esto siga adelante. De todos modos no les va a
resultar fácil.
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