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EL CONSEJO DE LA MAGISTRATURA ACUSO AL JUEZ FEDERAL DE SANTA FE
El carácter “cuestionable” de Brusa

La Comisión de Acusación del Consejo aceptó los cargos contra el juez acusado de frecuentar centros de detención.

Cargos: Ocho ex detenidos relataron cómo Brusa los obligaba a firmar declaraciones obtenidas bajo tortura. Firmaban o les daba “patadas de karate”.

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La acusación directa contra el juez Víctor Brusa fue por atropellar a un nadador con su lancha.
El funcionario no pudo ser interrogado en la causa que prescribe en noviembre, por sus fueros.


Por Victoria Ginzberg

t.gif (862 bytes) Víctor Hermes Brusa, el juez federal de Santa Fe señalado por haber tomado declaraciones en centros clandestinos y haber obligado a detenidos a firmar testimonios obtenidos en la tortura, fue acusado por unanimidad por el Consejo de la Magistratura. Los miembros de la Comisión de Acusación basaron su imputación en que se sospecha que Brusa fue el conductor de la lancha que atropelló e hirió gravemente a un nadador y en el desprestigio con el que carga el juez, que está procesado en el juicio por genocidio que se sigue en España. El caso será elevado al plenario del cuerpo. Si allí logra ser aprobado por los dos tercios de los consejeros, Brusa será suspendido y el Jurado de Enjuiciamiento deberá iniciar el proceso que podría terminar con la destitución del magistrado.
La participación de Brusa en interrogatorios ilegales durante la última dictadura no fue usada directamente como posible causa de destitución. Tal como se había adelantado, se interpretó que de esa manera se estaría revisando una decisión del Senado. Esto se debe a que los legisladores que nombraron al juez conocían sus antecedentes, que quedaron plasmados en las páginas del Nunca Más. Las violaciones a los derechos humanos fueron evaluadas de forma elíptica. Se las consideró como definitorias “de un perfil cuestionable del magistrado, que sumado a su presunta mala conducta, determinarían para el juez un desprestigio tal que le impediría continuar en la administración pública”.
Ocho ex detenidos habían relatado ante los consejeros cómo el magistrado –cuando era empleado del mismo juzgado del que sería nombrado titular en 1992– los obligaba a que firmaran declaraciones obtenidas durante la tortura. Los centros clandestinos de detención que funcionaron en la Guardia de Infantería Reforzada y en la Comisaría Cuarta de Santa Fe fueron los escenarios donde ocurrieron estos hechos. Anatilde Bugna, que fue secuestrada el 23 de marzo de 1977, narró que cuando le dijo a Brusa cómo habían obtenido su testimonio, él le contestó: “agradecé que lo podés contar”. Y que durante el resto del interrogatorio el juez la hostigó con patadas de karate que terminaban a centímetros de su cara.
Al realizar su descargo ante el Consejo, Brusa negó haber estado en los centros clandestinos y rechazó ser el conductor de la lancha que atropelló al nadador Miguel Pedernera. El juez que tiene actualmente el expediente, Raúl Candioti, pidió el desafuero de Brusa para indagarlo por “lesiones graves culposas”. El 8 de noviembre de 1997 en la laguna de Setúbal, un hombre canoso en una lancha blanca atropelló a Pedernera y huyó. El nadador fue rescatado a dos metros bajo el agua con una fractura de cráneo. Varios testigos identificaron al conductor como el juez federal de Santa Fe. Si se concreta su suspensión, que podría ser ordenada por el plenario que se realizará el 14 de octubre, Brusa deberá comparecer ante Candiotti. La causa prescribe en noviembre.
Los consejeros resaltaron que si el juez fuera culpable de las lesiones contra el nadador, su conducta “antiética” no podría ser tolerada ya que no sólo no le habría prestado auxilio a la víctima sino que habría intentado eludir su responsabilidad y obstaculizar la investigación. “Resulta injustificable el desprecio y el desinterés por la vida humana demostrado por el autor de las lesiones a Pedernera”, se afirma en el pronunciamiento.
Por último, seis consejeros –Melchor Cruchaga, Juan Mario Gersenobitz, Oscar Massei, Miguel Angel Pichetto, Augusto Alasino y María Chaya– desestimaron el tercer hecho mencionado en la denuncia presentada contra Brusa por los diputados Alfredo Bravo y Elsa Combes: la regulación desproporcionada de honorarios a favor de un abogado en varias oportunidades. En este punto el consejero Fermín Angel Garrote se pronunció en disidencia y consideró que este hecho debía ser agregado a la acusación. Garrote también presentó una ampliación de fundamentos relacionados con la actuación del magistrado durante la dictadura. Allí mencionó un expediente judicial en el que Brusa reconoció haber “visitado”la Guardia de Infantería Reforzada durante la dictadura, cosa que negó ante el Consejo.

 


 

EL CONSEJO PIDIO LA DESTITUCION DEL JUEZ BUSTOS FIERRO
Un proceso contra el juez de la re-re

Por Irina Hauser

t.gif (862 bytes) Apretó el puño y endureció la cara. Se apoyó, firme, sobre la mesa ovalada de la sala de audiencias del Consejo de la Magistratura y exclamó: “¡Estamos ante un juez que no conoce el derecho!”. Los otros seis consejeros, anonadados, clavaron la mirada sobre Melchor Cruchaga, pero él continuó levantando aún más su tono de voz: “Con Ricardo Bustos Fierro estamos ante la posibilidad de que la Constitución argentina sea papel picado”. El debate fue intenso, el resultado clarísimo: la Comisión de Acusación decidió promover ante el plenario del Consejo la destitución del juez cordobés que habilitó al presidente Carlos Menem para candidatearse en la interna justicialista que podía llevarlo a la re-reelección.
La comisión acusó ayer a Bustos Fierro en base a los dictámenes de Melchor Cruchaga y de Juan Gersenobitz, que sumaron mayoría con los votos de Fermín Garrote y Oscar Massei. En esencia, ambos pronunciamientos, que serán unificados, señalan que el juez incurrió en “mal desempeño” y que demostró falta de independencia en sus actos. Gersenobitz agregó el delito de prevaricato (dictar una resolución contraria a derecho).
El magistrado cordobés dictó en marzo último una medida cautelar que permitía a Menem disputar la interna del PJ con miras a un tercer mandato. “Una de las infracciones –explicó Cruchaga– es que Bustos Fierro desconoció la constitución al dejar en suspenso la cláusula transitoria novena. Dejó al país sin ley suprema. Es absurdo que diga `que no había certeza’ sobre la validez de esa disposición. Es visible para cualquiera que la reforma del ‘94 estableció que Menem podía ser reelegido una sola vez.” No sólo eso. Los consejeros acusadores sostuvieron que el juez empantanó su camino cuando fue a declarar ante el Consejo. “Desde el vamos –señaló Gersenobitz– había dictado una medida contraria a lo que indica el Código Procesal al permitirle al Presidente postularse en una elección interna, posibilidad que le estaba vedada. Pero empeoró sus argumentos cuando dijo que había tomado esa decisión en forma discrecional y porque, ante los plazos electorales, no tenía tiempo de analizar el caso.”
“Las explicaciones de Bustos Fierro fueron más graves que el fallo en sí y revelan su parcialidad”, añadió Gersenobitz. “Cuando hizo su descargo a comienzos de agosto –refrescó– reconoció que había resuelto varios recursos de amparo previos en forma contraria a Menem porque los peticionantes carecían de legitimidad. Pero, dijo, como el Presidente expresó ante los medios su voluntad de ser candidato, entonces le dio vía libre.”
En medio de la reunión de ayer, uno de los consejeros llegó a utilizar por lo bajo el adjetivo de “inepto” al recordar que Bustos Fierro había dicho con total naturalidad que tenía pensado citar a declarar a varios constitucionalistas para que opinaran sobre el tema. Y que en uno de sus escritos había consignado mal el nombre del constitucionalista Jorge Vanossi, a quien bautizó Bagnosi.
Contra la posición de la mayoría, Miguel Angel Pichetto presentó un dictamen de rechazo a la acusación. La ultramenemista Lelia Chaya adhirió. Y Augusto Alasino se fue sin opinar alegando que debía correr al Congreso, donde estaba Guillermo Coppola. El plenario deberá resolver en las próximas semanas si manda a Bustos Fierro a juicio. En principio, parece que los votos no alcanzan para eso “porque –dijo un funcionario del cuerpo– los jueces del consejo ejercen su fuerza corporativa”.

 

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