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UN TESORERO ROBO 800.000 PESOS Y SE ENTREGO, PERO NO HABLA
Historia del misterioso Cavallero

Tras 35 años en el Banco de La Pampa, Selel Cavallero se presentó a la comisaría de General Pico y dijo que era responsable por los 810.000 pesos que faltan. Quedó detenido pero se negó a declarar. Nadie sabe por qué se llevó el dinero ni dónde lo tiene. Las hipótesis.

Selel Cavallero frente a la puerta del banco en el que trabajó los últimos 35 años.
En General Pico nadie puede creer que Cavallero sea un ladrón o un estafador.

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Por Cristian Alarcón

t.gif (862 bytes) Selel Cavallero era hasta el lunes el tesorero del Banco de La Pampa de General Pico y en eso de contar dinero ajeno se le habían ido 35 años de una vida tan recta como el horizonte de sus pagos. Pero la existencia puede cambiar sin preámbulos como le pasó a Mario Fendrich. En este caso el bancario ni siquiera escapó por meses sino que salió de su casa, pasadas las siete, caminó hasta una comisaría y en una cortísima declaración se autoinculpó por un faltante de 810 mil dólares en la bóveda a su cargo, ausencia que ayer comprobó la Justicia. Para mayor sorpresa se negó a explicar el destino de una cifra que podría ocupar, en billetes de a cien, hasta tres maletines llenos. Y no quiso declarar ante el juez Arturo Fresco, al que conoce desde siempre, y quien además le dijo a este diario que no hay pista firme para avalar una hipótesis sobre el destino del dinero. Quizá en pos del éxito la confesión de Cavallero parece una conmemoración. Fue también un 27 de setiembre cuando se descubrieron los millones faltantes en el tesoro que custodiaba el santafesino Fendrich, el hombre que podría salir en un mes más de la cárcel. Teniendo en cuenta su conducta intachable y su autoacusación, Cavallero, preso e imputado por defraudación, podría obtener una excarcelación casi al mismo tiempo.
El lunes, su mujer, con quien tiene dos hijos y vive en una casa de techo bajo y ladrillos a la vista pintados, lejos de cualquier lujo, dice que lo vio salir pensando que iba hacia su oficina, en la da esquina de 15 y 22. Pero Selel partió derecho a la comisaría. “Faltan 810 mil pesos del banco. La responsabilidad es mía, pero no puedo decir dónde están”, le dijo a un atónito oficial. Había comenzado su carrera en los setenta prefiriendo la seguridad de un puesto bancario a las visicitudes de la militancia, que eligió su hermano, Edel, el mismo que fue vicegobernador de la provincia mucho después, durante el mandato del justicialista Néstor Ahuad, entre el ‘87 y el ‘91. La única pasión que siempre se reservó Selel fue la del deporte. Así se hizo conocido en su provincia donde, si se pregunta, las generaciones más veteranas lo recuerdan jugando al fútbol o al básquet, siempre en forma.
Pasado el tiempo de las canchas Cavallero siguió en el área, aferrado a su querencia deportiva, el Pico Fútbol Club. Y esa misma efusión, la que ahora forma parte de una de las hipótesis que investiga el juez de instrucción Arturo “Tito” Fresco. El magistrado, ante quien Cavallero se negó ayer a prestar declaración indagatoria, le dijo a este diario que después de la particular declaración del tesorero ante la policía debió comprobar la autodenuncia. “Hicimos un arqueo de caja con un equipo de tribunales y un contador asesor y existe un faltante importante cuyo monto no vamos a revelar”, sostuvo. Fresco dice que “todavía no hay elementos para inclinarse por ninguna hipótesis”, pero reconoce que se trabaja en tres de ellas. Una es la que incluye al club de su corazón. “Es una posibilidad que se baraja, que en lugar de haber sacado la plata de a poco del banco haya sido derivada para tapar deudas del club”.
–¿Usted no investiga la posibilidad de que se trate de un simple ladrón que reconoce el delito pero podría disfrutar tardíamente del dinero? –le preguntó Página/12 a Fresco.
–También podría ser un hombre extorsionado. El caso es distinto al de Fendrich, porque acá hay un hombre que se autoinculpa pero no dice más nada. Además son diferentes perfiles.
Es cierto. Nadie cree en General Pico que Cavallero sea un estafador profesional, un especulador que tramó durante largo tiempo el golpe de su vida. Pero también es cierto que hasta el momento el tranquilo vecino es también el protagonista del que sería el “mayor ilícito financiero de la provincia”. Eso si no se tiene en cuenta el escándalo que produjo en la provincia un desfalco en el que se vieron involucrados el club rival al Pico Fútbol, Independiente, y la misma sucursal bancaria: hace casi un año cayeron el gerente y el subgerente del BLP por una serie de cheques bajocaución por casi dos millones de pesos, los que nunca fueron cobrados por la entidad debido a la ausencia de fondos de los avales de Independiente.
Hasta ayer los pocos elementos reunidos por el juzgado de Fresco eran las declaraciones de los cajeros y los empleados jeráquicos del banco. De acuerdo a esos testimonios Cavallero tenía “una autonomía importante” en el manejo del tesoro. La bóveda del banco se abre con dos llaves y dos claves que suman el contador y el tesorero. Pero desde temprano, una vez que el contador abre, el tesorero puede entrar y salir libremente del tesoro. A Cavallero los clientes lo recuerdan repartiendo efectivo entre las cajas. Y sus compañeros como un funcionario al que se le tenía una “confianza ciega”. Tanto que, si bien auditores del BLP habían hecho controles hacía una semana, el arqueo del tesoro no era supervisado “hacía varios meses”, según informó una fuente judicial a este diario.
La estrechez de Selel Cavallero con el tesoro donde habría metido la mano es tal que los investigadores que revisan las cintas de seguridad del banco se sorprenden de las costumbres del bancario. “Sacaba y metía plata con la cotidianidad del que saca o pone la yerba en la estantería”, declaró uno de los pesquisas. Parece que era tal su comodidad tras las rejas del tesoro que en los videos, frente a la cámara fija, cultivaba su físico deportivo con ejercicios matinales. Ahora permanece incomunicado. En diez días el juez podría procesarlo por uno de dos delitos. Si se considera al BLP, que es una entidad mixta, como una empresa privada sería defraudación, cuya pena es de entre 1 y 6 años. “La presentación espontánea y la carencia de antecedentes juegan a su favor. Podría otorgársele la excarcelación”, dijo ayer una fuente judicial en el pueblo donde se lo nombra entre la sorpresa y la admiración.

 


 

CUMPLIO DOS TERCIOS DE SU CONDENA
Fendrich saldría en un mes

t.gif (862 bytes) El próximo 29 de octubre, el ex subtesorero del Banco Nación de Santa Fe, Mario César Fendrich (55), alias “el Correntino”, acusado y condenado a 8 años de prisión por el robo, en setiembre de 1994, de 3.200.000 pesos nunca recuperados del banco en el que trabajaba, saldría en libertad condicional tras haber cumplido “con excelente conducta” en el penal santafesino de Las Flores, los dos tercios de la condena que le aplicó el Tribunal Oral Federal, en noviembre de 1996. Fendrich, quien se hizo acreedor de un lugar en el Libro Guinness de los Records (por la cifra más alta robada por un hombre sin violencia), podrá, si prospera el pedido de sus abogados defensores, Iván Raimundi y Antonio Ciaurro, asistir en persona al estreno en el país del film “Tesoro Mío” y ver las cualidades actorales de Gabriel Goity para representar su vida.
“Me voy a pescar y vuelvo el domingo”. Con está frase se despidió Fendrich, la cálida tarde del 23 de setiembre de 1994, de su esposa Mirta Saliva y se perdió en dirección a una laguna abordo de su Fiat Duna Weekend roja, en cuyo interior no sólo llevaba cañas sino también más de tres millones de pesos que acababa de sacar del tesoro que se encontraba a su cargo, en la sucursal del Banco Nación en la que trabajaba. “El faltante” fue descubierto recién el martes 27 cuando se pudo abrir la bóveda cuyo cerrojo electrónico fue programado por el bancario devenido pescador.
Los 120 días siguientes de Fendrich se convirtieron en un enigma y su destino, junto al de los 3.200.000, en tema de debate nacional en todas las mesas de café. Como un día desapareció, de la misma manera misteriosa volvió a aparecer. Se entregó el 9 de enero de 1995, sin los tres millones, en compañía de tres abogados y con una particular historia para contar ante la Justicia, que no le creyó.
El Tribunal Oral Federal, el 12 de noviembre de 1996, lo encontró único autor responsable del delito de peculado (art. 261 del Código Penal) y “lo condenó a 8 años de prisión, más la inhabilitación absoluta y perpetua para ocupar cargos o empleos públicos, multas y costas”, informó uno de los abogados defensores del ex subtesorero, el doctor Antonio Ciaurro, quien en diálogo con Página/12 confirmó el cumplimiento de los dos tercios de la condena y recordó que “la decisión final sobre el otorgamiento en octubre de la Libertad Condicional dependerá del Tribunal Oral Federal que lo juzgó.”
Fendrich, quien confesó su robo luego del juicio frente a las cámaras de la televisión santafesina, deberá justificar el origen de todo dinero que se encuentre en su poder, una vez en libertad, según informó su abogado. Mientras, el hombre de los tres millones espera su libertad contenido por su familia a la que visita una vez al mes y por la informática con la que se encuentra extramuros 3 veces por semana. Según Ciaurro “A computación asiste sin custodia por su buena conducta y pensando en su futuro laboral y económico cuyo presente es trágico”, por el daño económico y el juicio civil que le inició su ex empleador, el BNRA, reclamándole lo robado.

 

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