|
El País de Madrid Por Juan Jesús Aznárez Desde México La coalición opositora que hubiera podido cambiar la historia de México recibió cristiana sepultura sin haber nacido y, junto a la tumba del difunto, se frota las manos el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) porque desapareció el contrincante que hubiera podido arrebatarle la presidencia de la república en las elecciones generales del 2000. Las posibilidades de triunfo del PRI y, por tanto, de una prórroga de seis años en sus siete decenios de hegemonía nacional, aumentaron considerablemente tras el definitivo desacuerdo entre el Partido de la Revolución Democrática (PRD), centroizquierda, y el Partido Acción Nacional (PRD), conservador, sobre la fórmula para elegir un candidato único entre Cuauhtémoc Cárdenas y Vicente Fox. Los personalismos, ambiciones, diferencias políticas y técnicas, y sobre todo las arraigadas desconfianzas, condujeron al fracaso de la Alianza por México, que hubieran integrado los dos principales partidos de la oposición, PRD y PAN, y seis grupos menores, y cuya formación reclamaba el 63 por ciento de los mexicanos, según el último sondeo de opinión. Empujada fundamentalmente por los partidos pequeños, había acordado ya un programa de gobierno y plataforma electoral mínimos pero quedó trabada a los cuatro meses de haber comenzado sus trabajos, al discreparse sobre la fórmula para designar al candidato único en las presidenciales del 2 de julio del año próximo. Un Consejo Ciudadano, autorizado por los ocho partidos, propuso la combinación de unas primarias abiertas el método preferido por el PRD, con una batería de encuestas, la alternativa del PAN. El partido liderado por Cárdenas aceptó la propuesta de los notables, y los conservadores de Fox la rechazaron argumentando que las decisiones del consejo debieron haberse tomado por consenso de sus catorce miembros, y además no fueron definidos los controles que impedirían una eventual y fraudulenta alteración de los resultados o desarrollo de las primarias. Las encuestas publicadas por la prensa favorecen al temperamental Fox por un 60 por ciento contra el 19 por ciento atribuido al hierático Cárdenas, que confía en la remontada, en la capacidad de movilización y activismo de la izquierda. Descalabrada la alianza, la oposición exhibe más desunión que hace cuatro meses. Sus caudillos continuarán en campaña por separado, descalificándose el uno al otro y el PRI, que sumó un 40 por ciento de los votos de promedio en comicios locales recientes, ve un panorama rosado con la calculadora y la maquinaria en la mano: el PAN y el PRD obtuvieron el 30 por ciento cada uno en esas elecciones. Puede ocurrir, en un escenario muy improbable, que uno de los dos renuncie a favor de otro si en el curso de la campaña el margen de diferencia en la intención de voto se agranda en beneficio del adversario opositor. Diego Fernández de Cevallos, negociador del PAN, no quiere que su partido pase a la historia como responsable del descarrilamiento de la anhelada alianza y acusó a 10 de los notables de imponer su criterio, de no respetar las decisiones por consenso. Fue rotundo en su negativa a la propuesta del Consejo: Jamás nos dijo cuál sería el valor que asignarían a las encuestas y cuál a la consulta. Jamás se nos dijo qué sucedería si en las encuestas resultaba favorecido un candidato y en la consulta (primarias), otro. Tampoco señaló mecanismos de garantía para evitar la contradicción, el caos y el fracaso a los que llevar a su propuesta. La noche del martes, cuando fue publicada la defunción, el ambiente era tenso. No me grites Jaime que estás en casa ajena, espetaba en sus oficinas al notable Jaime González Graff. El Consejo Ciudadano ofreció una elección abierta en 12.000 centros de votación con tinta indeleble, previo registro de un padrón de votantes, y la vigilancia de 40.000 funcionarios electorales voluntarios. Antes de la consulta se llevarían a cabo tres encuestas, y una cuarta al término de las primarias. El tiempo apremiaba y no quedaron bien definidos ni el valor de las primarias ni el de las encuestas, ni quién dirimiría en caso de controversia. El Consejo rechazó las rectificaciones de fondo y forma solicitadas por el PAN, cambios que hubieran demandado un acuerdo político entre los partidos, se declaró disuelto y efectuó declaraciones de disgusto y malos tratos.Sergio Aguayo Quezada, uno de sus miembros, supuestamente proclive a Cárdenas, según el PAN, reflexionaba en sintonía con muchos de sus compatriotas cuando puso en duda la sinceridad de las partes porque, dijo, con los políticos profesionales nunca se sabe donde termina la actuación y donde empieza la convicción. El PAN rechazó el acuerdo elevando 20 interrogantes verbalmente al Consejo. Antes de que llegara la respuesta, Vicente Fox y Diego Fernández de Ceballos se soltaron la lengua y nos agarraron a latigazos verbales.
LA TERCERA VIA PROMETIO CASA PARA TODOS EN EL
2000 En la Tercera Vía, que se ha convertido en el dogma del nuevo laborismo británico, a nadie le faltará un techo en el 2000. Tampoco una cama. Al menos, así lo prometió ayer en Bournemouth, al sur de Inglaterra, el viceprimer ministro, John Prescott. Pronunció su discurso en un congreso partidario que celebra los 100 años del laborismo y que ha sido señalado por su mayor compromiso programático con los ideales de la izquierda. Durante su turno de intervención ante cientos de militantes y simpatizantes laboristas, Prescott que también es responsable de Transporte y Medioambiente afirmó: Vamos a garantizar que a toda persona que normalmente vive en la calle se le ofrezca una cama para dormir y un techo bajo el que guarecerse. Estoy convencido de que nadie en este país debería dormir en las calles, subrayó el viceprimer ministro enérgicamente, y aclaró que no es más que justicia social. En un ambiente de optimismo y expectación ante los nuevos proyectos anunciados por el gobierno, Prescott, que habló un día después que el premier Tony Blair, aprovechó para recordar la pésima situación medioambiental y urbana que se encontraron los laboristas al llegar al gobierno. En un receso, Blair criticó ante las cámaras de la BBC la actitud de los conservadores, que gobernaron el país durante la mayor parte del siglo, destacó el peso que gana la izquierda frente a la derecha y planteó de nuevo el tema de si el Reino Unido debería o no integrarse en el euro. John Prescott, que continuamente se pronuncia a favor del transporte ecológico, fue acusado de hipocresía por la prensa por haber utilizado un automóvil para recorrer sólo 300 metros y llegar al congreso.
|