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EXCLUSIVO: REPORTAJE DE “EL PAIS” A CARLOS MENEM
“Corruptos son los de la Alianza, desde siempre”

Menem afirmó que en la Argentina no hay corrupción porque “no hay nadie detenido” y cargó personalmente contra De la Rúa, Alvarez y Fernández Meijide. También defendió a Pinochet y acusó al juez Garzón por “injerencia”.

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El País de Madrid
Por Francesc Relea y Carlos Ares

t.gif (862 bytes) –¿Qué siente usted cuando se identifica al menemismo con corrupción, enriquecimiento fácil, amiguismo?
–Eso son expresiones del lenguaje, que hacen incursión en el mundo de la política y están referidas también a otros políticos. Quienes despiertan en la gente estos sentimientos son casos de corruptos, y eso en el campo de la sociología se llama fenómeno de proyección. Es decir, lo que uno es pretenden que sean los demás, entonces el corrupto le dice corruptos a los demás. Es lo que pasa con la gente de la Alianza, son unos corruptos totales aquí en Argentina y no de ahora sino de siempre, inclusive el candidato a vicepresidente se llevó una banca que no le perteneció y eso es corrupción. Podríamos hablar de muchos casos, como por ejemplo, la actual candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires trabajaba en dos lugares con distintos nombres, Graciela Fernández Meijide en un lado y en el otro lado como Rosa Castañeda y era la misma persona. Eso es corrupción y la cantidad de empleados que han designado sin que presten funciones en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a tal punto que uno de los expedientes está en el juzgado a nombre de De la Rúa, Fernando, por incumplimiento de los deberes de la función pública y creo que también defraudación. Encabeza el listado de los que están siendo investigados el gobernador de la Ciudad de Buenos Aires, el jefe. Eso es corrupción. Yo no tengo un solo proceso abierto, y es lo mismo que me hicieron los militares antes del golpe de 1976, porque éstos tienen mentalidad de militares y por eso golpean la puerta de los cuarteles permanentemente, esta gente de la Alianza.
–¿Cree usted que la corrupción está muy arraigada en la sociedad argentina?
–No conozco por ahora, salvo los que han eludido impuestos, a ningún empresario en la cárcel y menos gente del Gobierno. En cambio, en el país de ustedes se habló mucho de corrupción y fueron a parar a la cárcel varios, porque realmente había corrupción. No nos llevemos de las palabras, vamos a los hechos. El que hace una denuncia por corrupción, o es falsa la denuncia o es cómplice.
–Usted se opone violentamente a los procesos que sigue el juez Baltasar Garzón en Madrid.
–Esta actitud del juez Garzón significa una injerencia directa en la soberanía de Chile. Yo dije en una ocasión que aceptamos y agradecemos a España el proceso de colonización –de 1492 en adelante–, la evangelización –hemos dejado a un lado un montón de cosas que no vale la pena traer a colación–, pero lo que no vamos a tolerar es la colonización judicial. Y la actitud del juez Garzón tiende precisamente a eso. Hemos firmado unos congresos, una cumbres de los países de Iberoamérica, todos, incluidos el rey y el jefe de gobierno de España y todos los mandatarios de los países de Iberoamérica... Las conclusiones de esos congresos, de esas cumbres donde sostenemos de forma terminante el principio de territorialidad. No admitimos la extraterritorialidad de la gente. Me parece que lo que pretende fundamentalmente el juez Garzón es figurar para estar todos los días en la televisión, en los diarios, en los medios y ha cometido un error tremendo. Se tendría que haber impedido a punto tal que ahora el presidente Frei no va a ir a la cumbre de La Habana por esta situación, y la Argentina, haciendo causa común con Chile, tampoco irá. Y estamos haciendo causa común con Chile pese a que la persona que está pasando ahora por estos momentos difíciles es Pinochet. Pese a ello, porque Pinochet estuvo y ayudó a Inglaterra con motivo de la guerra de las Malvinas, pero hay principios que están por encima de las decisiones que toman los hombres.
–¿Confirma, entonces, que no va a ir a La Habana?
–No, no voy si es que no le dan solución a este problema desde España o desde Inglaterra.
–¿Para usted, como demócrata, es más importante la extraterritorialidad de la Justicia o que se juzgue a Pinochet?
–No, no, por favor. A Pinochet lo tienen que juzgar los chilenos.
–¿Cree realmente que lo pueden juzgar?
–Con toda seguridad. Tiene varias querellas abiertas.
–Pero en Chile rige la ley de amnistía.
–Usted no puede entrar a juzgar las leyes que se dictaron en otros países que no son el suyo. Pero igual, con posterioridad a la ley de amnistía hay causas que se han incoado contra Pinochet por hechos posteriores a esa ley. Me parece aberrante que un juez, en este caso de España, tenga injerencia o se meta en la soberanía de un país soberano como Chile.
–¿Le parecería aberrante que fuera juzgado por un tribunal internacional?
–Pero es que no existe. Los hechos deben ser anteriores a las situaciones que se van planteando... Si hubiera un tribunal internacional, la cosa sería distinta, y a Pinochet, por ejemplo, con una legislación como la que yo estoy solicitando, se le hace conocer esta ley y con toda seguridad no habría salido de Chile.
–¿Cree usted en la globalización de la Justicia?
–Para la globalización de la Justicia es fundamental tener una legislación que posibilite ese proceso de globalización, de tal manera que contemos con una jurisdicción a nivel internacional y una competencia que posibilite la detención de los delincuentes y su enjuiciamiento en el lugar de detención. Pero eso yo ya lo propuse en las Naciones Unidas hace tiempo y ahora se está trabajando en los tribunales internacionales, en Roma hubo hace poco un congreso. Es conveniente una legislación que haga referencia a este tema y la creación de los tribunales correspondientes. Pero tal y como están las cosas es muy difícil llegar a la globalización de la Justicia. Se ha globalizado el delito, entonces hay que globalizar la Justicia.
–Su hija, Zulemita, visitó recientemente Cuba. ¿Trató el tema de la Cumbre Iberoamericana con las autoridades de la isla?
–Yo hablé personalmente con Castro y le expuse las causas por las que no concurriría. En alguna medida pienso que a Castro no le desagrada esa posición de la Argentina y Chile, porque mañana o pasado él mismo puede ser víctima de este tipo de maniobras. Entendió la explicación.
–¿Está de acuerdo?
–No dijo nada. Pero si Pinochet vuelve a Chile antes de la cumbre voy a ir a La Habana. ¡Ojo! No se trata de la defensa de Pinochet, ni mi decisión está en contra de España o de Cuba, simplemente es la defensa del derecho de territorialidad.
–Pero, ¿usted considera que Pinochet fue un dictador?
–Por supuesto, pero tantos dictadores andan por el mundo.
–¿Y que fue responsable de crímenes?
–Bueno, creo que eso está totalmente probado. Vuelvo a reiterar, no estoy entrando en ese terreno, sino simplemente en la defensa a partir de la solidaridad con la soberanía chilena, porque lo que le pasa a Chile nos puede pasar a nosotros o a Cuba en cualquier momento. No se dan cuenta del tremendo peligro que se corre.
–¿No cree usted que hay diferencia entre la actitud de los militares argentinos y de los chilenos? El general Martín Balza (jefe del Ejército argentino) ha pedido perdón por las violaciones a los derechos humanos cometidas en su país. Y, claro, un general pidiendo perdón y asumiendo responsabilidad no de él sino de toda la institución es poco frecuente en el mundo y en América latina.
–Esto lo viene sosteniendo el general Balza desde hace bastante tiempo. El general Balza no pronuncia un solo discurso sin que lo lea antes el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, que es este presidente.
–Hasta el último momento usted intentó presentarse a las elecciones del próximo 24 de octubre, a pesar de que la Constitución prohíbe explícitamente tres mandatos consecutivos. ¿Por qué se resistió tanto a dejar el poder?
–Creo que fuimos muy exitosos en los años de gobierno. Pensaba que con la continuidad de unos cuatro años más podríamos haber consolidado definitivamente esta transformación que arranca en 1989. Pero las cosas vinieron así. Espero que las futuras autoridades continúen con algunas de nuestras propuestas para que la Argentina pueda seguir creciendo.
–¿Por qué quiere volver?
–Para profundizar todo lo que hicimos en estos diez años. Creo que el hombre político, como he dicho en muchas oportunidades, no muere nunca, y por más que los futuros gobernantes hagan bien las cosas, uno siempre está pensando que las podría hacer mejor. No hay nada mejor que poder volver a conducir un país con el poder que le deviene al gobernante desde el mandato del pueblo. Nada es perfecto, todo es perfectible.
–Su período de gobierno, por su duración, sólo se compara con el general Perón.
–El general Perón totalizó nueve años y unos meses y yo voy a llegar a 10 años y 6 meses. Pero, además, hay que recordar las condiciones en que recibí el país, prácticamente al borde de la disgregación, con un caos generalizado y una corrupción de la que no se tiene memoria en la Argentina y varias partes del mundo. El general Perón, que fue mi maestro, recibió la Argentina con unos recursos impresionantes y a partir de esos recursos pudo rápidamente iniciar una tarea de transformación, una verdadera revolución como ya todo el mundo conoce. No hace falta que yo venga a hacer referencia al tema, fue uno de los más grandes gobernantes que tuvo la Argentina, el líder más grande diría yo, un estadista y además acompañado por una mujer excepcional que fue Eva Perón. En cambio, yo tuve que empezar desde cero.
–La Argentina tiene dos líderes políticos: usted y Raúl Alfonsín, de quienes se dice que su sombra planea sobre sus respectivos partidos.
–No sé y no quiero opinar del doctor Alfonsín, que es mi amigo. Creo que mi sombra no planea sobre mi partido, planea sobre la República Argentina. Y a partir de ahí las responsabilidades para moverme en el mundo de la política a partir del 10 de diciembre van a ser mucho mayores que las de cualquier otro político de la Argentina.
–Como presidente del Partido Justicialista, ¿usted será el jefe de la oposición si la Alianza gana las elecciones?
–No sé. ¿Y si ganamos? Creo que vamos a ganar bien, así que voy a ser un jefe que va a apoyar al gobierno justicialista.
–Pero si no gana, ¿está dispuesto a asumir ese papel?
–No quiero ni pensar que el justicialismo no va a llegar. El argentino no se equivoca y cometería un tremendo error de elegir a un presidente que no pertenezca al movimiento, porque ya hemos vivido esta experiencia.
–Las encuestas vaticinan una clara derrota del peronismo.
–Las encuestas son encuestas. Vamos a los hechos. Aquí hubo 14 elecciones provinciales, de las que 10 las ganó el justicialismo, en provincias importantísimas, las más grandes Santa Fe y Córdoba. Si tenemos en cuenta esto, tenemos una diferencia de más de 600.000 votos a favor del justicialismo.
–¿Hacia adónde va América latina?
–Todo esto es producto de la globalización, que nos afecta a todos. Porque, bueno, que aquí en la Argentina tengamos un 18 por ciento de pobreza, un 5 por ciento de pobreza marginal y un 14 por ciento de pobreza estructural no debería llamarnos mayormente la atención. Quisiéramos eliminar este índice de pobreza, pero en Gran Bretaña el índice de pobreza está en el 24 por ciento, según las últimas encuestas en uno de los países más importantes de la tierra. Esto sí llama un poco la atención y es producto de este proceso de globalización que se vive con una nueva forma de producir y una nueva modalidad en el ámbito del trabajo. Un proceso en el que crecen la desocupación y la pobreza. Además, en Francia la desocupación es del 12 por ciento y yo no sé en España, será del 14 o 16, no del 18 por ciento... la cifra oficial... pero hay otras cifras que hablan de otros índices. En fin, éste es un fenómeno universal de los países como Estados Unidos o Japón, el resto de los países tiene un alto índice de desocupación y como lógica consecuencia ha crecido también el índice de pobreza.

 

“Voy a recuperar mi intimidad”

–¿Qué va a hacer cuando deje la Casa Rosada?
–Nada. Lo que echo de menos desde 1989 es mi intimidad. Volver a disfrutar plenamente de la vida, dentro de lo ético, lo moral, pero principalmente disfrutando de mi intimidad, que, como hombre público, la pierdo. En cambio, a partir del 10 de diciembre, recuperaré, en alguna medida, la plena libertad.
–¿Lo van a seguir persiguiendo los periodistas?
–No creo que como ahora. Por ahí uno no siendo presidente puede tomarse alguna licencia que no le va a molestar a nadie. Licencia dentro de lo correcto. Siendo presidente, la cosa cambia totalmente.
–¿Cómo solucionó esos temas durante 10 años?
–No los pude solucionar, están pendientes.
–¿Dónde vivirá?
–Yo tengo mi casa en mi pueblo natal, pero también voy a vivir aquí en Buenos Aires. Como decía Borges, me voy a convertir en una especie de ciudadano del mundo. Por supuesto que tengo un lugar en Buenos Aires. Mi hija terminó la casa que había comenzado a construir mi hijo, Carlitos. Problema de vivienda no tengo. Siempre va a haber amigos que me van a recibir.
–¿Va a reconstruir su vida sentimental o vivir de nuevo en pareja?
–Hay que ver qué es lo que se entiende por vida sentimental, porque vivir en pareja no significa reconstruir la vida sentimental.
–¿Le costará renunciar a la vida de presidente?
–Mi vida no fue sólo ésta. Mi vida transcurrió en muchas etapas y en algunas situaciones difíciles. Yo me sentí libre estando en la cárcel y me he sentido preso estando aquí. A veces, a uno lo meten entre rejas y si tiene una gran espiritualidad puede estar gozando de esa libertad a partir de la lectura, la música. Las rejas a los hombres que luchan por la democracia y por la libertad no les hacen demasiado daño.
–¿Cuándo calcula usted que va a estar de nuevo en campaña?
–Concretamente el 11 de diciembre (el día siguiente de la entrega del bastón de mando al nuevo presidente). En el año 2001 ya hay elecciones de nuevo y hay que empezar el día 11 de diciembre.


“En Argentina no somos pobres”

De visita en Estados Unidos, el presidente Carlos Menem celebró en Miami la decisión de Bill Clinton de condonar la totalidad de la deuda externa a los países más pobres. Y aprovechó la ocasión para subrayar que “ojalá tengan en cuenta lo que le debemos nosotros”, aunque se preocupó en aclarar que en Argentina “no somos pobres”. Menem se enteró de la decisión de Clinton mientras asistía a la III Conferencia de las Américas organizada por el diario Miami Herald en el Hotel Biltmore de esa ciudad estadounidense.
“Me parece bien, ojalá tengan en cuenta lo que le debemos nosotros”, contestó Menem al responder a una pregunta sobre la deuda, y de inmediato aclaró que “no somos pobres, pero seremos menos pobres si nos perdonan lo que les debemos”. Consultado sobre las elecciones de octubre, Menem reconoció su incumplido deseo de ser reelecto al señalar que “quisiera ser yo, pero no puedo”. Pero ante la reiteración de la pregunta, evitó dar su pronóstico para recalcar que “lo va a decidir el pueblo argentino”.
Ante una consulta sobre las datos que otorgan las últimas encuestas, Menem dijo no tener explicación sobre los resultados de los sondeos preelectorales que dan claramente adelante a la Alianza “cuando el justicialismo ganó en 11 de 16 contiendas electorales” realizadas anticipadamente en las provincias.
Respecto al futuro económico del país, Menem aseguró que en el ’99, Argentina tendrá “una inflación por debajo de cero”. “Argentina se ubica entre los países de mayor crecimiento de la tierra ya que en los últimos diez años hemos crecido muchísimo, inclusive más que Estados Unidos salvando las distancias”, añadió el jefe de Estado. Para luego aceptar que “en los últimos seis meses hemos dejado de crecer pero no es una catástrofe como muchos quieren pintar, es una cosa cíclica y ya volveremos a crecer otra vez”.

 

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