El País de Madrid
Por Malen Ruiz de Elvira Un confuso incidente ocurrido
en la planta de enriquecimiento de uranio de Tokaimura, 120 kilómetros al noreste de
Tokio, provocó una reacción nuclear en cadena a las 16 de ayer (cuatro de la madrugada
argentina), un tipo insólito de accidente nuclear llamado de criticidad. Tres
empleados recibieron dosis de radiación excesivas, y dos de ellos se encuentran en estado
grave. El gobierno japonés, que tuvo que aplazar un cambio del gabinete, evacuó a 150
personas de la zona y pidió a varios miles más -todos quienes viven en un radio de 10
kilómetros del lugar del accidente que permanecieran confinadas en sus casas a
causa de la fuga radiactiva.
El país no ha experimentado jamás una situación semejante, declaró el
portavoz del gobierno japonés, Hiromu Nonaka, tras una reunión de emergencia del
gabinete convocada por el primer ministro, Keizo Obuchi. El impacto sobre el medio
ambiente puede resultar importante, añadió Nonaka. El Gobierno ha decidido
emplear todos los recursos públicos para hacer frente a la emergencia, aseguró.
Entre las primeras medidas también se contaron la evacuación de la gente que vive en un
radio de 350 metros de la planta accidentada. Se estima que al menos 19 personas quedaron
expuestas a la radiación.
Los primeros análisis apuntaban a un accidente de criticidad, es decir, una
reacción en cadena incontrolada del mismo tipo de las que ocurren en el interior de los
reactores nucleares. Este tipo de accidente suele tener consecuencias más graves en el
lugar de la instalación que en el medio ambiente circundante. La ciudad de Tokaimura
tiene unos 20.000 habitantes.
La planta pertenece a la firma privada JCO y, según su directivo Makoto Ujihara, la
reacción nuclear ocurrió mientras los empleados trabajaban en el procesamiento del
uranio para transformarlo en un combustible útil para las centrales nucleares. Según la
empresa, mezclaron accidentalmente una cantidad de uranio excesiva 16 kilos, cuando
lo normal es no superar los 2,3 kilos en un solo tanque. Los trabajadores heridos
declararon que habían visto una luz azul y que enseguida empezaron a sentirse enfermos.
Los niveles de radiación en las inmediaciones de la planta alcanzaron en algunos puntos
10.000 veces la cifra normal. A dos kilómetros de ese lugar, los niveles caían hasta 10
veces lo normal. Los niveles fueron cayendo a lo largo del día, pero la Agencia Japonesa
de Ciencia y Tecnología temía que la reacción nuclear no se hubiera extinguido
todavía. Expertos de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIAIEA) opinaron que
no se trataba de un incidente mayor, aunque sí grave. Su
portavoz, David Kyd, predijo que el suceso tendría un 2 o un 3 en la escala de 1 a 7 con
que se evalúa la gravedad de los accidentes nucleares. El nivel 3 en esa escala implica
riesgos para la salud en el lugar del suceso y niveles de radiación superiores a los
límites autorizados pero sin que peligren inmediatamente las vidas en el
exterior de la planta.
Si se confirma que se ha producido un accidente de criticidad sería un accidente
rarísimo, ya que las fábricas de combustible nuclear disponen de todos los medios para
que esto resulte prácticamente imposible, explicó ayer un portavoz de la Empresa
Nacional del Uranio (ENUSA), que fabrica combustible para las centrales españolas. El
riesgo de que se produzca un accidente de este tipo también depende mucho del grado de
enriquecimiento del uranio, o sea, del combustible de que se trate.
DIEZ MUERTOS Y CUARENTA HERIDOS POR UN SISMO
Temblor en el sur de México
México
vivió ayer, cerca del mediodía, dos minutos de pánico como consecuencia de un fuerte
terremoto, de 7,4 grados en la escala de Ritcher. Hasta el momento, el terremoto se cobró
diez víctimas fatales y cuarenta heridos. De acuerdo con la información brindada por el
Servicio Sismológico Nacional, el epicentro del temblor se situó en Punta Maldonado, en
el Estado de Oaxaca. Aproximadamente trescientas casas y edificios quedaron destruidos;
todas las escuelas fueron evacuadas y los transportes públicos quedaron suspendidos.
El sismo, que tuvo su núcleo en Punta Maldonado, entre los surorientales estados de
Oaxaca y Guerrero, se registró en México alrededor de las 11.45. En la ciudad de Oaxaca,
una de las más afectadas, se contabilizaron ocho muertes, en tanto que, en la ciudad de
México, una persona murió al chocar con su auto producto de un ataque de nervios y otra,
en el estado de Veracruz, al caérsele una viga encima.
Segundos después de comenzado el sismo, millones de personas, aterradas, abandonaron
ordenadamente los edificios, en los diferentes sectores urbanos. La situación era
desoladora; la gente lloraba en las calles y los conductores, sumidos en el pánico,
abandonaban sus vehículos. Mientras tanto, los hospitales recibieron a docenas de
personas presas de crisis nerviosa y a los cuarenta heridos, todos de poca gravedad. Horas
más tarde aún se escuchaban las sirenas de las ambulancias y los bomberos continuaron
apagando algunos focos de incendio, producidos por las fugas de gas.
Ante los hechos, el presidente Ernesto Zedillo interrumpió una gira por el estado de
Querétaro y se hizo presente en la capital. Allí declaró que hasta ahora no se
comunicaron daños de gravedad extrema. La violenta sacudida cortó las
comunicaciones y la energía eléctrica en varias poblaciones. La región de la costa
atlántica, donde están los balnearios de Puerto Escondido y Hautulco, así como también
la región mixteca, se encuentran incomunicadas. Este es el terremoto de mayor magnitud
que ha tenido lugar en el país en la última década.
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